Cada año planifico una escapada al Vall de Boí con un amigo, ya lo hacíamos cuando hacía temporada allí y lo llevamos haciendo desde hace más de 10 años. Mucha gente, que sabe de mi afición desmesurada por el esquí, me pregunta cómo es que no cambiamos y vamos a una estación más grande, con más nombre,... Mi respuesta siempre es la misma: si buscas esquí, tranquilidad y un entorno espectacular, Boí Taüll te gustará, y cuando decide mostrarte su cara más amable, se convierte en un destino de esquí imbatible. Y en la visita que acabamos de hacer es la que nos ha mostrado en su versión superlativa, haciendo que, a pesar de que llevamos un año espectacular, esta haya sido la mejor esquiada de la temporada con diferencia.
Normalmente solemos hacer dos noches, pero esta vez se nos habían complicado las agendas y salíamos el miércoles por la mañana algo tarde pero con la intención de hacer algunas bajadas al llegar.
¿Cuánto se tarda?
Pues el camino desde Barcelona es por autovía hasta el desvío de Balaguer o el de Val d'Aran y después transcurre por una carretera buenísima, a excepción del tramo de túneles del final de todo.
Toma de contacto
Los días previos habían sido muy calurosos. Boi Taüll es una estación muy alta y la nieve suele aguantar bien, pero el tiempo se estaba cebando y no sabíamos muy bien qué nos encontraríamos el primera día.

La primera sorpresa fue ver que, a pesar de que salíamos de Barcelona con 15ºC, la nieve se mantenía dura.

Este era el aspecto de la estación. La zona de la izquierda, orientada más a sur, es la que tenía peor aspecto, pero en el resto había bastante nieve y se podía esquiar bien.



¿Dónde nos alojamos?
Nosotros siempre estamos en el Pla de l'Ermita, la zona habitada más cercana a la estación, a menos de 10' y desde donde salen autocares que suben a pistas. Siempre hemos estado aquí, se está muy bien. En esta ocasión estuvimos en el Aparthotel Augusta, que es el más tranquilo y apartado de todos los hoteles que hay aquí.

Tras una jornada corta de esquí, relax, un poco de descanso, aprovechar para enviar algunos correos, un paseo, y enseguida se hizo la hora de cenar.



La cena del Aparthotel Augusta es muy correcta y disponen de una carta de vinos con referencias de precios para todos los gustos. Estando donde estamos, la DO Somontano es la más cercana. Mientras cenábamos íbamos siguiendo la previsión. Tenía que empezar a nevar en cualquier momento.

Buenos postres y buen vino para acompañar la cena
Y la nieve llegó...
Y por fin empezó a nevar. Cada vez con más intensidad. Se cumplían los pronósticos. ¿Mañana sería un gran día? De momento los ingredientes los teníamos: frío y nieve.
Al día siguiente nos encontrábamos un buen paquete recién caído y el día parecía que iba a abrirse. En cualquier otro sitio, aunque sea entre semana, habría que correr para intentar pillar algo antes de que quede todo trillado, pero ya son muchos años aquí y sabes que no hay suficiente gente esquiando como para dejarte sin tu parte del pastel, y menos aún entre semana. Aquí todos tienen su ración y hasta pueden repetir.

Seguridad
Un detalle muy importante que siempre valoro cuando esquío aquí. Puedes hacer freeride sin límites dentro de los límites controlados de la estación. En la mayoría de estaciones hay que salir de ese dominio para poder encontrar algo sin trillar, por lo que si no eres local, cuesta mucho aventurarse por terrenos que no conoces y no ves. Aquí el menú lo tienes delante, sólo tienes que escoger el plato. Todas, absolutamente todas las bajadas que verás están hechas en pistas abiertas de la estación. No llevábamos ni mochila, ni nada. Un festival para los que nos gusta ir por sitios sin pisar pero con la seguridad que te ofrece el dominio de una estación.
¿Por dónde empezar?
Siempre que esquiamos aquí seguimos una especie de ritual. Intentar aparcar lo más cerca de la entrada a la silla Resort Express y empezar por este remonte para no tener que caminar hacia arriba. Desde allí directo a Vaques, que es la zona con más sol y, por tanto, la primera que se transforma.
Esta vez no fue excepción y pudimos disfrutar de grandes bajadas, siempre abriendo traza. Coincidimos con Salvita, que se está pegando una travesía por casi todas las estaciones del Pirineo. ¡Un buen esquiador! Lástima que fue a ver su compañero de esquiadas y no lo volvimos a ver.
Vaques era una fiesta. Bajada tras bajada encontrabas su sitio para abrir traza. Y de hecho, así siguió hasta el final del día.
Pero no acabó la cosa en Vaques... Parecía increíble pero en todas partes quedaban zonas por explorar. A medida que iban pasando las horas nos dábamos cuenta de que nos pasaríamos el dia entero abriendo traza, como si una jornada de heliesquí se tratara.




Vistas subiendo Roies, una silla que parte de la cota media y llega hasta los 2500 m. En esta zona también quedaban mil rincones por explorar.
Raspes Roies
Si has estado aquí, este nombre te sonará, o quizás el remonte que lleva hasta su cima, Puig Falcó. Si una silla de dos plazas te puede abrir a un universo de esquí inmenso, esta es una de ellas.







Esto es lo que se ve tras hacer los primeros giros.
Y tras numerosas bajadas, y todavia con muchas partes de la montaña por explorar, llega el momento de decir adiós. Nuestra cara a la hora de quitarnos los esquís reflejaba perfectamente cómo había sido el día.


Aspecto increíble de la carretera de bajada al Pla de l'Ermita y con la estación al fondo. Llegar a estas fechas con la estacion así garantiza una Semana Santa en plenas condiciones.
En resumen, una vez más, Boí Taüll nos ofrece una sesión de esquí inolvidable. Volvemos con una sonrisa de oreja a oreja y con las pilas a tope. Objetivo cumplido y con ganas de volver a esta estación y este valle que siempre nos dejan contentos.

¡HASTA LA PRÓXIMA!