Este fin de semana hemos estado en mi segunda casa, un lugar al que siempre me gusta ir. Y teniendo en cuenta que la temporada pasada no pude visitarlo, echaba mucho de menos poder dejarme caer por aquí. En esta ocasión el motivo de la visita eran unas carreras que teníamos el sábado y domingo.
Pues bien, el sábado a primera hora, miras por la ventana y está nevando. Buenoooo, ¿ahora tenemos que hacer una carrera? Subimos a ver qué tal.
Así estaba la carretera de acceso a pistas
Llegas a Boí Taüll, aparcas, sigue nevando y tú con un mono de competi y unos esquís de GS haciendo reconocimiento en el estadi de Vaques. Una parte de tu mente está por la carrera pero otra, quizás más importante se pregunta por qué no habrás subido con unos esquís más juguetones y empezar a bajar como si no hubiera un mañana. Pero has venido a lo que has venido y aquí estás, siguiendo el trazado.
No se ve nada, tampoco es que sea un gran día de esquí. Pero bueno, está nevando bien y eso ya es una alegría, porque hacía mucho tiempo que no veíamos un copo. Demasiado.
El sábado no dio para mucho. Al día siguiente, el aspecto era otro. La estación como un pastel de nata, solazo y un servidor, con unos esquís de SL y, de nuevo, reconociendo un trazado cuando lo que me pedía el cuerpo era ir a esquiar como si fuera el último día de la temporada.
Esta vez no lo pude evitar. Lo recomendable, cuando compites, es quedarse por la zona, hacer alguna bajada para coger ritmo y poco más. Pero una vez acabado el reconocimiento me fui a disfrutar la estación, con una nieve absolutamente espectacular que me hizo pasar uno de los mejores días de la temporada.
Mientras vas esquiando por la estación, con el mono puesto y mirando el reloj para llegar a tiempo a la salida, un pensamiento me viene de manera recurrente.
Entrenar y competir me encanta, pero cuando esta actividad te impide poder disfrutar de un día de esquí enorme, la cosa se empieza a torcer... No sé, el domingo no era un día para hacer una carrera, al menos para mí. Por eso, cuando me preguntan por qué no voy por ahí a hacer carreras de masters, mi respuesta siempre es la misma: si voy a una estación que no es la mía habitual, es para pegarme una buena esquiada. No quiero sentirme como en una jaula, que es un poco la sensación que tuve el domingo.
Por suerte, al acabar, salí de la jaula y me pude quitar el gusanillo en Boí Taüll. Una nieve perfecta y el paisaje impresionante que se puede disfrutar en esta estación. Y pude estrenar el nuevo telesquí que sube a Puig Falcó, un gran acierto.
En resumen, gran fin de semana en una estación a la que siempre hay una excusa para poder ir. Y, además, nos la encontramos con su mejor cara.
Un espectáculo cómo estaba Boí Taüll
Y bueno, siempre puedo pensar que, si no hubiera competido, quizás no habría ido y me habría perdido este gran fin de semana. Ah, y al final salieron un 2º y 3r puesto.
En fin, que ya tengo ganas de volver.