Son muchas las voces que se están sumando últimamente a la plataforma Stop JJOO. La última de las cuales, Kilian Jornet, que por su gran notoriedad, le ha dado mucha visibilidad a los anti Juegos Olímpicos.
Lo primero que hay que decir es que estar en contra de unos Juegos Olímpicos es hasta normal. Puede ser que no te gusten, que creas que se a llenar de gente tu zona, que va a haber recursos mal destinados,... Pero también es normal que se pueda estar a favor. Y por los mismos motivos pero al revés, es decir, porque te gustan, porque crees que va a mejorar las infraestructuras de esos territorios, porque va a traer más riqueza en un futuro, etc.
Me he leído el manifiesto stop JJOO y la verdad es que todo lo que dice tiene mucho sentido.... Tiene sentido si lo que queremos es convertir nuestros valles en páramos, en territorios despoblados, con unos pocos artesanos y ganaderos, como pasa en casi todos los que no han encontrado un sistema económico que permita vivir a las gentes de esos territorios sin tener que irse a otras zonas. Un problema que tenemos nosotros, pero que es igual en Francia, Suiza o cualquier otro país de nuestro entorno.
Si algo lleva pasando de forma continuada en cualquier país occidental, es la despoblación de territorios llamados de montaña. Y eso se debe, fundamentalmente por el tipo de sector económico que se lleva a cabo en dichos territorios, que abarcan principalmente el sector primario, un sector que tiende a disminuir en los países avanzados en favor de los otros sectores secundario y terciario, que se suelen llevar a cabo en otras zonas. Y le podemos sumar que las comunicaciones suelen ser malas y el clima, duro.
El caso de Cataluña
Los territorios llamados de montaña suponen menos de un 3% de la población.
En la siguiente tabla podemos observar la evolución de la población por comarcas desde el 2001 hasta 2019. La mayoría de comarcas de montaña están en la franja de las que proporcionalmente pierden población, ya que ganan menos de lo que lo hace el conjunto de Cataluña: Ripollès, Berguedà, Alt Urgell, Alta Ribagorça, Aran, Pallars Sobirà, Solsonès y Pallars Jussà. Y solo la Cerdanya lo hace un poco por encima de la media.

Mirando más atrás
Una capital de comarca como Puigcerdà, podemos ver que, según el INE, en 1900 tenía 2.500 habitantes, en 1960 4.200, mientras que su población actual es de cerca de 10.000 personas. Otro territorio importante de los Pirineos, como Vielha, ha visto crecer su población residente un 50% desde 2001. Y un poco más occidental, Jaca, ha visto incrementar su población desde los 5.000 en 1900 y los 9.800 en 1960, hasta los más de 13000 de la actualidad.
Otra zona donde se aprecia la evolución de la población es la Vall de Boí. Su población había ido menguando desde los cerca de 1000 habitantes de principios del SXX. En 1986 había 500 habitantes, menos de la mitad de los que hay hoy en día, lo que indica que la presencia del turismo que inició la instalación de una estación de esquí, ha mantenido los niveles de población que tenían hace más de 100 años.
Camprodón aumentó notablemente su población en los años 70 y la ha mantenido desde entonces por encima de los 2000 habitantes.
Benasque también vio descender su población desde 1900 (1364 hab) hasta 1970 (733 habitantes) para, coincidiendo con la inauguración de Cerler, ir aumentando su poblacion hasta los más de 2100 habitantes que hay en la actualidad.
En la parte más occidental de los Pirineos, en el Valle del Roncal, nos encontramos con una situación muy diferente. Desde 1975 ha perdido un 30% de su población. Aquí el turismo de nieve se encuentra al otro lado de la frontera.
Y un caso mucho más cercano, el del municipio de Les Llosses, el de mayor extensión del Ripollès. Una zona que no vive del turismo de nieve y que está vetada al crecimiento, donde no se puede construir nada. Aquí todo está prácticamente como hace 100 años. El resultado, algunos ganaderos, unas pocas casas rurales y una población que en 1900 era de más de 1000 personas y que hoy en día apenas supera las 200. En resumen, poco futuro para su gente.
Si comparamos estos datos, obtenidos del INE, con la población de España durante este tiempo, podemos sacar alguna conclusión.
En España vivían 18 000 000 de personas en 1900. En 1960, 30 000 000, lo que supone un aumento del 66%. En la actualidad, la población de España es de 47 000 000, que supone otro 56% de aumento.
La conclusión es que lo lógico es que la población hubiera crecido, también en las zonas de montaña. Pero vemos, en cambio, que a excepción de las zonas que viven a la sombra del turismo de nieve, todo lo demás tiene serios problemas para frenar una tendencia que parece imparable, y es la desaparición.
El ejemplo del pasado
A mí me gusta mirar siempre atrás, porque del pasado siempre se aprenden cosas. Y en este caso solo tenemos la experiencia de unos Juegos, los de Barcelona. Y creo que no hay prácticamente nadie que pueda afirmar que le haya ido mal a nuestra ciudad, el hecho de albergar unos Juegos Olímpicos. Mejoraron las comunicaciones, se abrió al mar, se puso una ciudad en el mapa que, con el tiempo y el buen uso de todo lo que se construyó en su momento, la convirtió en una generadora de recursos para la población local.
Teníamos la materia prima, solo faltaba darle forma y convertirla en lo que es. Y sí, por supuesto, también tenemos que sufrir los aspectos negativos de la masificación turística. Pero ya querrían muchas ciudades este bendito problema. Pero lo que no podemos pretender es tener algunas de las ferias más importantes del mundo pero no tener turistas. La utopía existe, pero es una pena porque no da de comer.
En el caso del Pirineo pasa algo parecido. La materia prima existe. Solo hace falta viajar un poco y preguntar para los que conocen nuestras montañas hablen maravillas de ellas. Por tanto, es una posibilidad bastante real que con algunas inversiones y mejoras se puedan convertir en algo mucho más atractivo para un público no tan local como el que tenemos ahora.
Y hablando de los Juegos de invierno y también de 1992, tenemos el ejemplo de Albertville. No le debió ir mal al territorio cuando se están planteando seriamente volver a organizar unos Juegos, precisamente en 2030, junto a otros teritorios alpinos franceses.
Hay lugares donde es muy posible que los Juegos Olímpicos no sean atractivos. Fundamentalmente porque son territorios que no necesitan un aliciente extra para ser puestos en el mapa o para crecer más. No es nuestro caso, ya que en nuestras montañas, con la excepción de Andorra, básicamente esquiamos nosotros.
Los puntos del manifiesto
Vayamos por partes. El manfiesto stop JJOO cita una serie de motivos concretos por los que no es viable hacer unos Juegos en los Pirineos.
Se está llevando el proyecto con secretismo y opacidad, sin la participación del territorio e impulsada por lobbies económicos.
De momento el proyecto se está llevando como lo que es, un proyecto. Las cosas aquí no se hacen, nos guste o no, como, por ejemplo, en Suiza. Aquí se redactan leyes y se hacen muy pocas consultas. Si ya cuesta que se pongan de acuerdo los políticos que lo tienen que llevar a buen puerto, no quiero pensar si entramos en consultas para ver cómo tiene que ser. En todo caso, lo que me parecería lógico sería ir hasta el final y cuando se tuviera el proyecto completamente definido, sería el momento, si cabe, de hacer la consulta. Poco lobby veo actuando cuando los que hacen más ruido son los contrarios.
Apostar por unos JJOO en un contexto de cambio climático es una irresponsabilidad.
Los JJOO, guste o no, se celebrarán en algún lugar del mundo. Es una gran oportunidad para demostrar que se puede organizar un evento como este con el máximo sentido de la sostenibilidad posible, convirtiéndonos en un modelo para futuros eventos de todo tipo.
Las estaciones dependen cada vez más de la nieve producida, por lo que no tiene sentido invertir más recursos.
La tecnología está permitiendo que se pueda esquiar cada vez más días al año. Y para hacerlo, se consume infinitamente menos energía que hace unos pocos años.
Con los JJOO se pretende fomentar el turismo y eso conllevará más emisiones de gases invernadero y una dificultad para adaptar el Pirineo al cambio climático.
Muy a nuestro pesar, el cambio climático es una realidad y no lo va a cambiar el turismo de las zonas de montaña. Tengan o no turistas, se tendrán que adaptar a estos cambios. La alternativa será adaptarse al cambio climático y a la despoblación y desaparición de algunas de estas zonas habitadas.
Es básico tener un modelo agrícola-forestal y una gestión sostenible del territorio y los Juegos no van en sentido contrario.
El modelo de gestión forestal no es viable económicamente. Todo el que comercia con madera lo sabe. Hace años lo era, pero no hoy en día. Y con el sector primario en general pasa lo mismo. Podemos hablar de crecimientos de población dedicada a este sector, pero serán unos números ridículos y significa apostar por el modelo que está fracasando en cualquier otra zona de montaña que no viva del turismo o alguna clase de industria alternativa que sea algo intensiva. Una vez más, nos basamos en una utopía muy bonita que no tiene aplicación posible.
El Pirineo sufre las consecuencias de un modelo caduco que los JJOO quieren rescatar y eternizar. El Alt Pirineu y Aran es una zona que depende en exceso del turismo, llegando a cuatriplicar en algunas zonas la media de Cataluña. Mucha precariedad laboral y gente que se tiene que ir y, por tanto, se envejece la población.
Es una manera de ver las cosas curiosa. Lo que se podría ver como una oportunidad para mejorar absolutamente las comunicaciones por tren o carretera -que en muchos casos, en estas zonas de montaña son vergonzosas-, por tener una implantación de sistemas de telecomunicaciones de primer nivel, en definitiva, por que te dejen el territorio con infraestructuras de primera división, se ve como una amenaza. Es precisamente con esas mejoras cuando se pueden llevar a cabo infinidad de proyectos para estas zonas que evitarán todo esto que se comenta y que permite no depender tanto del turismo.
Urge diversificar la economía potenciando la producción agraria y ecológica, que permite salarios más altos y trabajos más estables.
Con la situación actual ya se podrían haber llevado a cabo muchos de estos proyectos. Dependen de que alguno de los muchos habitantes de estas zonas los quieran arrancar. Tenemos un ejemplo muy bueno de ganadería ecológica, precisamente en Les Llosses. Todo esto es perfectamente compatible con tener turismo de nieve. Pero una vez más, volver únicamente al sector primario condenará a todos estos territorios a la marcha de su población y al consiguiente envejecimiento.
Conclusiones
Cuando vives de la gallina de los huevos de oro, que en este caso es el turismo para muchas zonas de montaña, es muy normal tener sentimientos de animadversión hacia aquellos que vienen a tu zona y perturban tu mundo. Pero señores, si eliminas lo que te ha convertido en lo que eres, lo que te ha permitido mantener o incrementar la población residente, volverás a lo que eras. No hay más. Porque han habido muchas décadas para implantar negocios alternativos y no han salido.
Podría entender, aunque pienso que es ridículo, que el movimiento contrario viniera de ciertos sectores y por motivaciones políticas, ya que todos sabemos cómo son estas cosas. Pero que venga de habitantes de las zonas que se deben beneficiar más de todo esto, me parece un sinsentido y un pretender vivir de la utopía que no lleva a ninguna parte.
Por los Juegos Olímpicos. O al menos por intentarlo. Lo hicimos bien una vez. Lo podemos hacer mejor.