Ahora que ha terminado el verano, entramos de lleno en la pre-temporada, en la recta final para empezar a deslizarnos con los esquís o las tablas por las montañas que más nos gustan.
Algunos no van a renovar el material, otros ya lo han hecho y luego están los indecisos que no saben qué hacer o que esperan a que todas las novedades estén en las tiendas.
Seas de unos u otros, seguro que vas a disfrutar igualmente.
En mi caso, soy de los afortunados que he podido renovar los esquís, y no unos esquís cualquiera, sino unos esquís artesanales.
Al final de la temporada anterior, como muchos sabéis, tuve la oportunidad de probar unos esquís de freeride diferentes, unos Blueberry Yari de los cuales publiqué un par de artículos, sino los leísteis os los recomiendo.
Pues bien, quedé tan maravillado que al día siguiente de esquiar con ellos, me puse en contacto con Marcos Castañón, creador de Blueberry Skis, para darle las gracias por dejárselos a Carlos y Danito para que yo los pudiera probar.
Hablando con él por teléfono, enseguida me di cuenta el porqué esos esquís funcionaban tan bien. A lo largo de mi vida como esquiador, ahora mismo casi 37 temporadas, pocas veces he visto a alguien tan apasionado por este deporte (y eso que creo que todos los que estamos por aquí lo somos mucho!!). Si juntas pasión con conocimientos técnicos, ingeniería, artesanía y ganas de investigar, eso da como resultado Blueberry Skis.
Esa llamada, fue la friolera de dos horas al teléfono con alguien a quién no conocía y con quién estuvimos hablando sólo de esquís.
Durante varios días, estuve dando la vara a MSP hablándole de cómo me habían gustado los Yari y cómo había sido mi conversación con Marcos, así que para no escucharme más me dijo:
- Anda, llama a Marcos que te haga un presupuesto para hacerte con unos, así me dejas en paz y tienes el regalo de tu próximo aniversario.
Ya os podéis imaginar mi cara de incredulidad al escuchar esas palabras, me quedé sin habla...
En ese momento me empezaron a surgir todas las preguntas y dudas:
- ¿Qué es lo que quiero exactamente?
- ¿Sabré explicárselo?
- ¿Entenderá bien lo que le quiero transmitir?
Pues nada, me armo de valor y le llamo.
Desde el primer momento, él entendió perfectamente lo que andaba buscando en unos esquís y empezó su serie de preguntas tales cómo:
- ¿Quieres un esquí para sólo polvo?
- ¿Quieres un esquí para fuera-pista?
- ¿Un esquí rápido o más tranquilo?
...
Y así seguimos un buen rato.
Después de ésto, su repuesta fue:
- Déjame pensar unos días y te mando un par de propuestas.
Y así fue, pasada una semanita, recibo un mail con dos versiones distintas.
Ésta primera es la forma de un a Yari similar al que pude probar, un full-rocker.
Ésta segunda es un Charger o Flat, con rocker en espátula y cola pero con un patín plano, sin ningún tipo de camber.
Tras unos intercambios de impresiones, algunos e-mail y llamadas de teléfono, me decidí por la primera opción pero con algún cambio.
Así quedó la geometría de mis futuros esquís.
Ésta es la primera parte a la hora de empezar a fabricar unos esquís artesanales, la parte en el que el intercambio de impresiones y sensaciones, preferencias y gustos dará lugar a unos futuros esquís.
Ahora queda lo más difícil, la hora en la que Marcos y su padre se ponen manos a la obra para dar a luz a su creación.
Ésta parte más artesanal la dejaremos para el siguiente reportaje, en el que podremos ver paso a paso cómo se fabrican.
Aquí tenéis el acceso directo a la segunda parte del reportaje.
Cómo siempre, si queréis saber más...