Después del último artículo, en el que explicaba cómo había sido el día que conocí personalmente a los Blueberry Yari, voy a contar un poco qué me parecieron y qué sensaciones me transmitieron.
Cómo muchos sabéis, Blueberry és una marca española que se dedica a hacer esquís de manera artesanal y a la carta. Lo que quiere decir que ellos van a hacer el esquí que queramos, dependiendo de nuestro peso, estilo, preferencias...
No son esquís que uno pueda ir a comprar a una tienda ni se van a fabricar grandes cantidades, sino que es exclusivo para cada cliente. Con ésto, nos vamos a asegurar que acertaremos en la elección de nuestro próximo par de tablas.
Lo primero que me llamó la atención fue su estética, noble y elegante. Sólo verlos y cogerlos notas que son algo distinto.
Tengo que reconocer que, al principio, por lo que me habían contado de ellos, me daba un poco de reparo el llevarlos. Incluso pensé, los vas a esquiar un par de bajadas y se los devuelves.
Es un modelo hecho de carbono y madera, rígido tanto en flexión cómo en torsión. Sus cotas son de 128-107-118 con un radio de giro de 28m y 186cm de largo. Sólo con estas medidas uno ya se asusta, no por el ancho de patín (estoy acostumbrado a 110), sino por la poca diferencia de cotas y el radio de giro, más propio de un esquí de gigante de copa del mundo, que de un esquí turista (actualmente estamos acostumbrados a mucha diferencia de cotas y radios más reducidos). Y si a esto le sumamos que es full-rocker, pues piensas que va a ser algo difícil de manejar.
Lo primero que tenía en mente era que, al ponérmelos, haría unas curvas tranquilas derrapandolos para tomar sensaciones con ellos, pero nada fue como pensaba, sí que hice 4 o 5 giros despacito, pero al momento sentí que estaba perdiendo el tiempo, me invadió una sensación difícil de explicar, era como si esas tablas fueran parte de mi, un sólo yo, un hombre unido a unos esquís, una sensación que tras 36 años de esquí en mis piernas no había experimentado nunca. Y eso que yo soy de los que me gustan casi todos y a todos les encuentro su punto bueno para disfrutarlos, pero con los Yari era distinto, éramos un solo ente.
Así que pensé, voy a darle caña que para eso hemos venido, jajaja, y cuánta más le daba, más me gustaban. La nieve de ese día también era la adecuada, en algunos trocitos durita, típica de primavera, pero en casi todas las pistas, ya había transformado a una capa de crema rica y en algunos trozos, también de nieve pesada más típica de una pescadería que de una estación de esquí.
Esto de probar esquís en pista está muy bien, pero el terreno de los Yari es fuera de ellas, así que me dirigí rápidamente a los fuera-pistas para ver qué tal se comportaban.
Cómo veis en la foto, la nieve fuera de pistas no era la mejor del mundo. Con 30 centímetros de powder, todos los esquís van bien, pero realmente cuándo salimos de las pistas balizadas, lo más fácil es encontrarse nieve que no será perfecta, así que lo mejor para probar unas tablas de freeride será en nieve más difícil de esquiar. Veremos las cualidades y defectos tanto nuestros cómo de lo que llevamos en los pies.
En éste terreno fue dónde me acabé de enamorar de los Yari, no puedo decir nada más que bondades, se lo tragan todo, pasan por encima de lo que sea sin inmutarse. Me pareció realmente fácil esquiar con ellos por esa nieve, esa mañana pensé, madre mía qué bien esquías!!! Jajajaja
Son esquís que te hacen subir el ego, ya que hacen muy fácil lo complicado. Al ser full-rocker, nos ayudan a pivotar para derrapar en terrenos en los que con otro tipo de esquí, se nos haría difícil esquiar con soltura.
Cómo pude comprobar, y creo que se nota en éste escrito, los Yari me maravillaron. Si en ése tipo de nieve son fáciles de esquiar, no me quiero imaginar cómo lo harán con unos centímetros de nieve recién caída del cielo.
Pero el día no terminaba así sin más, tenía otro reto por delante, y era ver cómo se conducían en pista. Un esquí con 107 de patín y 28m de radio de giro no es lo mejor para esquiar sobre el canto, y si encima le añadimos que es full-rocker, pues la tarea se complica un poco más. Así que ni corto ni perezoso, aprovechando que quedaba poca gente en la estación y en las pistas se podía correr sin peligro de cruzarte con nadie, me lancé para abajo a fondo (para mi), y al coger velocidad, me inclino ejerciendo buena presión sobre el canto y... Sí!!! Se conducen!!! Y cómo lo hacen!!!
Al ser full-rocker, no es un esquí que entre sólo en curva, sino que hay que meterlo, y hay que hacerlo con decisión, pero una vez lo haces, al tener el sidecut igual al rocker y, al ser tan rígido, nos va a permitir que la superfície de canto sea muy grande y por tanto poder carvear sin miedo.
Hay que ser honestos, si queremos un esquí para conducir giros, éste no és el que buscamos, para hacerlo, necesitamos velocidad, necesitamos correr y espacio en pistas. Aunque sí que se puede esquiar en ellas de manera tranquila, ya que es muy fácil derraparlos.
Si tuviera que describirlos en una sola palabra sería "MARAVILLA".
Para terminar, pongo un pequeño vídeo, aunque la calidad de grabación es muy mala, nos haremos una idea de lo nobles y manejables que son.
También quiero agradecer a Carlos, Danito que me los trajeran de Madrid para que los pudiera probar, y en especial a Marcos Castañon, por hacer unos esquís tan buenos.
Si queréis saber o ver alguna cosa más,