Un estudio realizado en el Reino Unido por Atomik Research, que me envía amablemente el Dr. Pablo Gómez, de la Universidad de Granada, señala que, en España, la edad media de iniciación a esquí se sitúa sensiblemente más tarde que en otros países europeos. El dato es importante porque es uno de los indicadores de la madurez del mercado del turismo de la nieve.
Una de las posibles razones que aduce el estudio es la falta de promoción por parte de los poderes públicos. Comparándolos con países como Francia, Suiza o Austria, donde el esquí entre los niños está ampliamente subsidiado vemos que, además, la práctica del esquí de competición está integrada con naturalidad en los planes de estudio de secundaria. En España existen iniciativas para subvencionar la práctica del esquí entre los estudiantes de primaria (como los viajes de los patronatos de deportes y otros programas de ayuda locales), pero no parece haber entre los poderes públicos una voluntad coordinada de fomentar los deportes de nieve.
Fuente: SnowBoots 2017. Atomik Research. Co. UK
Resulta paradójico que, en un país donde casi la totalidad de las estaciones de nieve son de titularidad pública, no se fomente el esquí lo suficientemente desde la Administración. Sería interesante reflexionar sobre de lo que sería capaz, de proponérselo, un país que lleva varios años siendo el líder mundial de competitividad turística. Siempre me pregunto qué consecuencias tendría un esfuerzo coordinado sobre el turismo en general, y el turismo de invierno en particular, en uno de los países más montañosos de Europa, de los mejor equipados en infraestructuras viarias y de comunicaciones y con un atractivo cultural, climático y gastronómico imbatible, para atajar, por ejemplo, fomentando el turismo de invierno junto con el de verano, el problema de la temporalidad del que llevamos oyendo hablar toda nuestra vida.
Los subsidios públicos podrían ser una pequeña ayuda, aunque insuficiente por si sola (desconfío bastante de su eficacia ya que trabajé en ese sector durante seis años, pero nos perderíamos en el tema de abordarlo, jaja), la redacción de leyes destinadas a conciliar los estudios y la práctica de deportes de montaña sí que serían un paso de gigante, que se coordinaría muy eficazmente con el fomento de la investigación en esas áreas. De una estrategia nacional sobre el turismo de invierno no digo nada porque ya lo he insinuado en el párrafo de arriba y, mientras, sin esperar a que el Estado solucione las cosas desde arriba, la iniciativa privada puede hacer mucho fomentando el esquí entre niños y jóvenes, atrayendo a más practicantes y fidelizando a los que debutan. Ya se hace algo, y de ello hemos dado innumerables ejemplos en este blog: decenas de entidades ofrecen mejores precios para la iniciación, clases o pases gratis, zonas destinadas a los principiantes y estaciones organizadas para que los debutantes no se sientan perdidos en un medio hostil al que no desean volver.
En suma, vigilancia e innovación sobre lo que realmente demandan las personas; socialización e interactuación entre los distintos eslabones de la cadena como, de hecho, están haciendo las estaciones que han adquirido más carisma en los últimos años. Como decíamos hace unas temporadas, es necesario entender a esa enorme masa de principiantes a los que, a veces, miramos injustamente con condescendencia, y reconocer que son los que, en realidad, permiten las inversiones fabulosas en remontes y equipos sin las que nuestra industria desaparecería. La parte más importante de ese colectivo son los niños que hoy empiezan, porque en breve serán los adultos que continúen generando afición, trayendo a sus futuras familias y aportando cosas positivas al mundo de la nieve. Fomentar su participación y facilitar al máximo el aprendizaje y la práctica, no puede traer más que beneficios.
¡Buenas huellas!
Carolo, 2018
Rev.: Snow Boots™ 2017 Atomik Research, "A quelle age apprend ton a skier", I Love Ski France, Web 01/02/2018