Hoy traigo un poco de old school para la nieve primavera que se avecina. Se trata de los virajes cortos clásicos que, tal vez, nunca debieron haber desaparecido del repertorio de habilidades que se enseñaba en las escuelas. Destreza que, lamentablemente, con el huracán del carving y el despiste que ello supuso para todos (yo incluido) se dejó en el olvido por ser considerado algo ineficiente.
Muy al contrario, nada más eficaz para esquiar en prácticamente todo tipo de condiciones que este tipo de viraje deslizado, con los pies juntos y el cuerpo orientado hacia la pendiente, especialmente indicado para los baches, el fuera de pista o, por ejemplo, como hoy recomiendo, para la nieve primavera. Veámoslo secuencia a secuencia.
Comencemos por el final de un viraje y su transición al siguiente. Estamos anticipados en busca de la posición neutral, enfrentados a la pendiente y con una buena plataforma entre el esquí exterior y el clavado de bastón. Terminamos el viraje y soltamos la presión.
Al soltar la presión los esquís se dirigen a la máxima pendiente (mejor dicho, hacia donde yo esté orientado). En esta fase debemos ser pacientes, comprobar que estamos centrados y sentir el canto bajo los pies. De este modo dejamos a los esquís espacio y tiempo para que cambien de dirección. Mi mano exterior está baja y con el bastón ya en movimiento, lo que denota que estoy sintiendo desde el principio el nuevo esquí exterior.
Los esquís prosiguen su camino cuesta abajo y, mediante la flexión de tobillos, acentúo la presión sobre ellos. Si observamos, no hay movimiento lateral en los esquís sino hacia adelante, describiendo progresivamente una curva derrapada (o, quizás sea mejor decir, deslizada).
Siento la fricción que aumenta y cómo los esquís se comban bajo mis pies. El bastón, que se ha coordinado con toda la curva, está presto para ser clavado a la máxima pendiente.
Finalmente clavo el bastón y vuelvo a soltar la presión al sentir que he terminado la curva. Mi nuevo bastón exterior ya está empezando a moverse. Los esquís, liberados de presión, se dirigirán fluidamente hacia la máxima pendiente, que es hacia donde estoy enfrentado, iniciando naturalmente el nuevo viraje.
Como norma general, en este tipo de viraje inspiro al inicio de los virajes y suelto el aire al final; si bajo muy rápido quizás coordine esto cada dos o tres virajes. Durante todo el proceso mantengo tensión abdominal, lo que me hace sentir mejor el centro de gravedad viajando hacia abajo pero, también, contrae los establizadores y me ayuda a mantener las dos manos adelante con el torso sólido. Y esto es lo que comparto hoy con todos ustedes; hay que decirlo, en homenaje a mis amigos de la Enterprise, que han seguido, contracorriente, practicando y perfeccionando durante todos estos años este esquí clásico por el puro placer de esquiar con eficacia, pero tamién con su estilo personal y elegante ¡Que disfruten de la primavera!
¡Buenas huellas!
Carolo © 2013
Aquí la secuencia completa en uno de esos "gif" gratis, jaja, perdón por la calidad.

NOTA*: Disculpen, lectores, la calidad de las fotos; están extraídas por mí - cuasi analfabeto cibernético - de manera primitiva, de un excelente vídeo captado por mi colega en Hochkar Patricio Willimas, además, en condiciones que no eran las ideales. En un futuro próximo intentaremos publicar secuencias de una calidad mejor.
Las fotos aquí publicadas no son "demostraciones de escuela" y no tienen la intención de servir como modelo, sino como mero refuerzo gráfico para el texto. Tanto las ideas vertidas como las ilustraciones sólo muestran la visión y el estilo personal del autor. El esquí es un deporte complejo y que puede ser arriesgado; su aprendizaje y perfeccionamiento es un proceso continuo en el que todos, autor incluido, estamos inmersos; el lector debe interpretar estos artículos según su mejor criterio de prudencia.