Cuando incio una curva mediante un "stem", abro la pierna del nuevo esquí exterior y la pongo, digamos "en cuña". Ello sirve para dos cosas: apunto ese esquí cuesta abajo y, a la vez, le transfiero el peso de mi cuerpo.
Noto cómo ese esquí derecho se dirije cuesta abajo y me "transporto" con confianza encima de este esquí domiante.
Como todo el peso de mi cuerpo recae sobre un sólo esquí, el otro, de manera natural, tenderá a reunirse con el esquí dominante, pues mi posición natural es con las piernas paralelas.
Continúo "transportándome" en ese esquí exterior y aplicándole presión para ayudarlo a hacer su trabajo. Compruebo que el esquí interior se alinea con el cuerpo funcionalmente, sin estorbar, hasta ponerse totalmente paralelo.
Como vemos, al mantenernos sobre ese esquí exterior (observemos cómo está más deformado que el interior) la pierna interior permanece paralela y simétrica de forma natural.
Ahora vamos a ver cómo hacer lo mismo pero todo el tiempo en paralelo. Nos ayudará llevar algo más de "inercia" para que el esquí - en el desencadenamiento - se dirija cuesta abajo más fácilmente. Para hacerlo con confianza pensemos que ocurre lo mismo que, por ejemplo, montando en bici: si voy demasiado despacio es más difícil guardar el equilibrio que si voy con cierta velocidad.
Aquí vengo termiando la curva sobre el esquí exterior (izquierdo) y traigo, como iba diciendo, algo más de velocidad
Termino mi curva flexionado, ya que venía haciendo presión todo el tiempo. Esa flexión me dispone en una posición perfecta para llevar a cabo una extensión de las piernas.
Hago una extensión y libero la tensión muscular que traía. Mis pies y mis piernas, relajados y de pie, apuntarán por simple biomecánica adonde esté apuntando mi vista y mi cuerpo. Si estoy mirando cuesta abajo, mis pies y, en consecuencia, mis esquís, sin presión, se dirigirán cuesta abajo, desencadenando el viraje con total naturalidad... Aprovecho el momento de "relax" para inspirar aire.
Soy muy paciente - muy paciente - y dejo que el esquí exterior comience la curva tomando todo el espacio y el tiempo que le sea necesario. Si me apresuro por girarlo, arruinaré el desencadenamiento en paralelo. El esquí, como cualquier vehículo, necesita espacio para describir una curva. Me concentro en que la presión esté en el esquí exterior, ya que sé que es lo que me dará el control de la situación. Continúo inspirando aire, lo que me permite seguir concentrado y relajado mientras los esquís hacen su trabajo.
Ya he desencadenado totalmente la curva y disfruto de la sensación de sumergirme en la máxima pendiente, asegurándome de que estoy transportándome en el esquí exterior.
Como hemos visto en otros artículos, para mantener el control aplico más presión, si fuera necesario, mediante la flexión de las articulaciones y la angulación. Soltar el aire en esta fase me ayudará a ejercer la presión flexionando con fluidez. Me preparo para la siguiente curva regulando la velocidad y disfrutando de la conducción.
Y esto es todo el misterio del inicio de la curva en paralelo. Para desencadenar un viraje en paralelo no necesitamos más que un pelín más de velocidad, una buena actitud mirando adelante y cuesta abajo y paciencia al inicio del viraje, confiando en que los esquís comenzarán y describirán la curva para la que están diseñados, sin necesidad de que los forcemos mediante un stem.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2012
Fotos Jan Vokaty, Mammoth Mountain 2011.
Las fotos aquí publicadas no son "demostraciones de escuela" y no tienen la intención de servir como modelo, sino como mero refuerzo gráfico para el texto. Tanto las ideas vertidas como las ilustraciones sólo muestran la visión y el estilo personal del autor. El esquí es un deporte complejo y que puede ser arriesgado; su aprendizaje y perfeccionamiento es un proceso continuo en el que todos, autor incluído, estamos inmersos; el lector debe interpretar estos artículos según su mejor criterio de prudencia.