Esquiar fuera de pista es fácil, aunque a muchos les resulte rentable mantener lo contrario o, simplemente, no quieran deshacerse de sus ideas fijas. Que sea fácil, eso sí, no quiere decir que esté exento de riesgos. Llevo un par de décadas intentando convencer de ello y creo que muchas personas estarán de acuerdo tras haberlo comprobado. Para disfrutarla basta con aceptar que, en nieves sin tratar, el esquí recibe grados distintos de fricción. Así, regulando la presión que ejercemos, adaptamos el radio de la curva a ese entorno concreto por el que descendemos.
Ni pies juntos, ni posición retrasada ni técnicas exóticas de ningún tipo: atención, paciencia para iniciar la curva y progresividad para terminarla. Y práctica, claro, que por muy fácil que sea algo, a nadie le suele salir perfectamente a la primera. Los consejos anteriores pueden servir, sin duda, pero mucho más importante es esto que señalamos. Como hice hace unas semanas con la técnica en general, y siguiendo las indicaciones de algunos lectores, hoy voy a recordar algunos artículos que hemos escrito sobre el esquí fuera de pista; que es lo que ahora llaman frirrai, pero sin necesidad de ir tan bien vestíos, juas.
Cronológicamente, de más a menos reciente, ha sido más o menos así:
Cambios de nieve: ¿Cómo adaptarnos?
Las tres "Pes" del Fuera de Pista
El truco definitivo para el fuera de pista
Curvas medias para el fuera de pista
Algunos mitos sobre el fuera de pista
Fuera de pista III. Consejos útiles
Fuera de pista ¿Es realmente tan difícil?
En fin, ahora que viene un poco de nieve, espero que estos consejillos, que intentan no usar palabrejas raras ni trucos exóticos, puedan seguir resultando útiles.
Feliz entrada del año y ¡Buenas huellas!
Carolo, enero de 2022