Y un profesor con recursos, no debería esperar a ser preguntado, ni mucho menos intentará evitar la pregunta, sino que continuará de manera directa aclarando esa conclusión al alumno. Seguidamente, el pupilo se marcará como propósito conseguir ese objetivo que, en caso de no haberle especificado el por qué esa acción era incorrecta, ni siquiera hubiera intentado.
Por lo tanto, al instruir al alumno, su formador deberá mencionar la finalidad, pero también el por qué se busca ese propósito, la manera en que se va a desarrollar la acción para conseguir ese objetivo, y la razón por la cual se quiere llegar hasta allí.

"Técnica y Pedagogía del Esquí Alpino - Manual del Profesor",
de Robert Puente.
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