Font-Romeu es hoy una de las grandes estaciones de esquí del Pirineo, y así lo avalan las cifras cada año, ya sea por el número de visitantes como por las cifras de negocio. Y no solamente lo es por los motivos mencionados, sino que también es un referente por su potente red de innivación que les permite tener la estación innivada en un 90% del dominio. Pero esto tampoco sería un dato excepcional, sino fuera que, además, lo consiguen hacer en una ladera sur a 1.950 m y con una media de 3.000 horas de sol por año. ¿Y cómo es posible que en esta ubicación naciera una estación de esquí? ¿Por qué y cuándo nació como centro de deportes de invierno?
Llega el tren
Fue en 1903, cuando al actual núcleo urbanizado de Font-Romeu se construyen los primeros chalets con el nombre de "Les Chalets de Odeillo", a iniciativa del alcalde de Odelló. Diez años más tarde, en 1913, se inaugura el Grand Hotel y un año más tarde, en 1914, llega el tren. Son dos inversiones clave que vienen impulsadas por la sociedad de los Chemins de Fer du midi et des Hoteles de montagne.
Estas dos infraestructuras hacen de Font-Romeu un destino emergente para los "primeros turistas-no esquiadores" que buscaban lujo y un destino para ejercer una vida saludable. Y alguna que otra fiesta, sin excesos. El núcleo urbano se convierte muy pronto, con el Grand Hotel y el tren, en un centro de vacaciones muy modero y de referencia en su época moderna. Todo ello incentiva el crecimiento urbano de la zona en torno a las dos infraestructuras.
En esos primeros años de explotación del hotel empiezan a pernoctar y tener estancias muchos clientes españoles y franceses que provienen de la alta sociedad: príncipes, condesas, banqueros, políticos, escritores, artistas, empresarios y adinerados forman el grueso de los clientes.
Crecimiento rápido a partir de 1920
La época de oro del Grand Hotel empieza a partir de 1920, cuando se toma conciencia de que hay que convertir el emergente núcleo urbano en un destino turístico de moda todo el año. Coincide en esta fecha en que el invierno de 1920 la Cerdaña francesa recibe una nevada generosa que lo deja todo cubierto de nieve y hielo. Un detonante de las posibilidades de la zona. Font-Romeu se proyecta, a partir de aquel invierno, como un espacio ideal para la práctica de los deportes de invierno.
Progresivamente, y en los años siguientes, se ubican en la zona más infraestructuras, como una escuela, un complejo deportivo con pista de hielo, una pista de tenis, comercios y más chalets. Definitivamente, da un paso adelante como destino glamuroso y, si de día las actividades deportes como el esquí de fondo, el esquí alpino, el hockey hielo o el descenso en trineo empiezan a popularizarse, de noche nadie quiere perderse ser un protagonista o un observador privilegiado de las fiestas que se organizan en el Grand Hotel. Seguramente las noches de este hotel sean el referente más genuino y auténtico del primer fenómeno del après-ski, y no únicamente en el Pirineo francés, sino posiblemente de toda Francia. Y un dato muy curioso por tratarse de principios de siglo: a finales de la década de los 20 la clientela del Grand Hotel era de un 60% de procedencia española, en un 30% francesa y en un 10% inglesa, según datos facilitados por la oficina de turismo de Font Romeu.
Font Romeu nace como estación de esquí
Una vez Font-Romeu ya se había consolidado durante 10 años como espacio adecuado para la práctica de deportes de invierno, ya solo era cuestión de tiempo que llegara la instalación del primer remonte. Y este llega en 1937, cuando se instalan las dos primeras instalaciones, aunque rudimentarias. A partir de este momento, Font-Romeu ya es un destino turístico y de interés para una vida sana de referencia en el ámbito mundial, pero pasa a serlo también como incipiente estación de esquí.
El conflicto de la segunda Guerra Mundial, entre 1939 y 1945, hace que toda la década de los 40 y 50 se vivan con una ralentización de la actividad en la población y en la estación, pero será un paréntesis temporal. A partir de los años 60 vuelve la actividad frenética y el crecimiento como estación de deportes de nieve y montaña.
En 1963, un año preolímpico, todos los deportistas y atletas franceses pasan por las instalaciones deportivas de Font-Romeu para prepararse, en altura, para a los juegos olímpicos. En 1965, el ministro de deporte de Francia, el alpinista Maurice Herzog, decide que la población se convierta en la sede definitiva del Liceo Deportivo, máxima institución en formación deportiva y residencial del país galo. La decisión se toma por una coyuntura clave: los juegos olímpicos de 1968 se celebran en Ciudad de México, ubicada a 2.000 m. de altura s.n.m y Font-Romeu, a 1.750 m, con un clima seco y soleado, se convierte en una plataforma ideal para preparar los deportistas franceses. Y la decisión da sus buenos resultados: en 1968 los deportistas que pasan por Font-Romeu obtienen grandes resultados y medallas en los juegos olímpicos. Y la fama y renombre continúa creciendo y creciendo, como municipio y como estación de esquí de referencia en el sur de Francia.
En 1968 se funda la estación de Pyrénées 2000, pegada a la de Font-Romeu. En esta estación se comienza en el año 1976 a experimentar con una red de nieve producida en una pista de 60 metros.
Adiós al Grand Hotel
A mediados de los años 70, a pesar de que Font-Romeu ya se ha erigido como una de las grandes estaciones de esquí de los Pirineos, llega una circunstancia en la que, en cierto modo, su glamour y reclamo se verá afectado: el Grand Hotel se reconvierte en un gran edificio de apartamentos. Ahora bien, esta circunstancia no priva que todo el edificio sea declarado monumento histórico en 1988, y es que la majestuosidad de la edificación y su peso histórico e incidencia en el desarrollo económico de la zona son elementos que justifican la decisión.
Son años en los que el negocio de la nieve también se hace más difícil. Ya no basta con las nevadas naturales. Los esquiadores se vuelven más exigentes: piden esquiar todo el invierno, y no solo cuando ha nevado. Y Font-Romeu se percibe que hay que dar un paso adelante para mantenerse como un destino de deportes de invierno ofreciendo un producto con garantías. Perdido el reclamo del Gran Hotel, la nieve es la clave para que todo siga funcionando. Hay que buscar soluciones. Es la primera señal que evidencia que Font-Romeu, tal vez, no era la mejor ubicación para una estación de esquí.
Los 80 y 90, la apuesta por la producción de nieve
En los años 80 comienza la carrera de los cañones de nieve. En la vecina Pyrénées 2000 se empieza, en la temporada 1979-80 con la experimentación a lo grande de los cañones de nieve. Font-Romeu es, por primera vez, en Francia, donde se implanta un sitema en red de la tecnología de los cañones de nieve. Y el invento, que ya se instala de forma más general en la temporada 83-84 no podía llegar en mejor momento: las nevadas en los años 80 son cada vez más irregulares y pierden volumen. Y todo eso ocurre en una estación de esquí con un pie de pistas principal claramente en orientación sur y con un modelo de negocio en el que hay que garantizar la nieve de diciembre a marzo.
En la década de los 90 la tecnología de la producción de nieve continúa mejorando y los cañones cada vez son más eficientes. Se consigue salvar las temporadas de los 90 con buenos resultados, aunque con alguna excepción.
La década de los 2000, el calentamiento global llama a la puerta
En el año 2000 se fusionan Font-Romeu y Pirineus 2000 a través del Col del Pam.
Son años en los que Font-Romeu, ahora ya unida definitivamente en lo físico y en la explotación a Pyrénées 2000, continúa siendo competitiva. Muy competitiva. La historia juega a su favor y sigue siendo una estación muy popular en Francia y entre los esquiadores catalanes.
Pero el cambio climático llama a la puerta como nunca antes lo había hecho. Las horas en que las temperaturas se sitúan claramente por debajo de los 0 grados van disminuyendo cada invierno, con especial incidencia las temporadas 2006-07 y 2007-08. Y la temporada 2011-12 resulta especialmente difícil. Todo queda "en manos" de la producción de nieve.
Pero Font-Romeu sigue invirtiendo en nieve producida hasta el punto que a finales de la primera decada del 2000 se hace popular el eslogan: "Neige la nuit, soleil le jour. 500 canons à neige, 300 jours de soleil", que traducido sería "Nieve de noche, sol de día, 500 cañones, 300 días de sol".
Y ya acercándose al cuarto del siglo 21, la historia de los acontecimientos sigue proyectando a Font-Romeu Pyrénées 2000 como una gran estación casi todos los ámbitos posibles: llega el momento de posicionarse en el mundo de la competición.
Martín Fourcade, formado deportivamente en Font-Romeu, consigue medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 y otras tres en Pyeongchang 2018.
En 2015, con la iluminación para el esquí nocturno en la pista Gentianes en Pyrénées 2000, pronto llegará el Ladies Night Tour, un eslàlom en paralelo de gran prestigio en Francia.
A partir de 2017, el snowpark de La Calme alberga las pruebas de Copa del Mundo de Slopestyle (hasta 2022-23).
Y finalmente, en este 2023-24 se inaugurará una nueva pista verde y se renueva la telecabina Airelles Express. Dos primeras inversiones que anticipan la renovación de varios remontes y que permitirán, a la vez que complementar la renovación de la red de nieve producida, reorganizar el funcionamiento interno y área esquiable del dominio.
El objetivo final: garantizar que en los próximos 30 años seguirá siendo un destino competitivo para sobrevivir en un mundo de la nieve cada año más complejo, más difícil y parece que climáticamente a contracorriente. Un gran reto, pero repasada la historia también a contracorriente de este destino turístico, tiene experiencia para salir exitosa de la aventura.
Pero de momento y hasta hoy, ya tiene ganada una gran historia para una gran estación.