
Igual que sucedió coetáneamente en otros valles de los Pirineos, fue en la década de los 60 cuando se proyectaron las estaciones de Formigal y Panticosa. La sociedad para explotar la estación de esquí de Formigal se abrió al público en 1965. En el caso de Panticosa, la fundación y arranque se realizó cinco años más tarde.

En ambos casos las estaciones las impulsaron vecinos del mismo valle, asiduos o segundos residentes de los mismos, especialmente en el caso de Panticosa. Todos ellos vieron en el esquí la oportunidad de mejorar su economía y el futuro de un valle que, hasta entonces, vivía de una agricultura y una ganadería condicionada por un clima de montaña.

La evolución de Panticosa
Panticosa se abrió al público en el año 1970 con tres remontes y una cafetería. Años más tarde llegaría un restaurante y un nuevo telesquí. Los inicios fueron duros y la meteorología y la nieve no siempre acompañó, lo que llevo a la estación a dificultades económicas y a un cambio de propietarios a finales de los setenta. Su vecina Formigal S.A. se hizo cargo de la estación hasta inicios de los 90.

Con la entrada a los años noventa vuelven los problemas de gestión y, en 1992, pasa a ser gestionada por el Gobierno de Aragón y la entidad financiera Ibercaja. Durante esa misma década Panticosa renace y el dominio esquiable crece por el Valle de Sabocos con nuevos remontes y pistas.
En 1999 se instaló la Telecabina Panticosa y con ella nuevos servicios en la cota 1.900. En el año 2002 la estación se integra en el Grupo ARAMÓN y en 2015 se pone en servicio la pista Estrimal, que permite hacer de Panticosa una estación con un desnivel superior a los 1.000 metros.

Pero... ¿Qué la hace tan seductora y atractiva?
Y hasta aquí la síntesis de la historia un tanto agitada de Panticosa, la cual, sin embargo, contrasta y mucho con la imagen de estación bella y tranquila que los esquiadores encontramos en ella una vez nos deslizamos por sus pistas.
Y es que en tiempos en lo que todo parece ir a lo grande, al que es pequeño, le resulta difícil destacar cuando al lado tienes a un gigante. Y eso es precisamente lo que le pasa a la estación de esquí de Panticosa. Pequeña si la comparamos con su vecina y hermana mayor, Formigal, pero bella y seductora cuando la conoces por primera vez. Así me resultó mi: un amor a primera vista.

A día de hoy, el pueblo de Panticosa y su estación son un caso único en la vertiente sur de los Pirineos. Es el único pueblo en España que tiene un remonte y una pista que llegan a prácticamente el mismo núcleo urbano, a 1.185 metros s.n.m. Aunque la actual telecabina con terminal de salida en el pueblo fue instalada en 1999, en realidad sigue casi el mismo trazado, pero ampliado y prolongado, que el pionero telesilla de Santa Cruz.
Con la Estrimal, nueva proyección e identidad
Así pues, lo que más recientemente le ha dado una proyección renovada a Panticosa, convirtiéndola en una estación atractiva para los esquiadores que buscan desnivel, es la construcción de la pista Estrimal, de dificultad roja, inaugurada en 2015 y que llega hasta casi el mismo pueblo. Una pista prácticamente urbana. Previo a esta pista, los esquiadores estaban obligados a bajar hasta el pie de pistas en remonte.

La ficha técnica nos dice que, aparte de los 1.100 metros de desnivel, es una estación de tamaño medio. Un total de 15 remontes que dan acceso a 40 km de pistas, con trazados verdes, azules, rojos y negras. Todas ellas sin cruzar ningún bosque, excepto la singular Estrimal. Y por si las nevadas naturales no llegan, 82 innivadores.

Petrosos y Sabocos, los dos grandes sectores
La zona central o núcleo de pistas y remontes más importante es la de Petrosos, que es la zona digámosle histórica. Es la que alberga los servicios y el área para debutantes. A la vez, la que se convierte en una atalaya del valle de Tena, especialmente desde lo alto de la pista negra que precisamente lleva este nombre.
Y la otra zona es la del valle de Sabocos, un sector que empezó a desarrollarse a partir de 1996, posiblemente el más umbrío y frío y precisamente por ello con la mejor nieve del dominio esquiable. Es esa nueva zona, que en parte parece escondida, la que le confiere una identidad de estación especialmente deportiva, juvenil y divertida.
Por qué también es en Sabocos, donde vemos a tiro de piedra los lagos de alta montaña de origen glaciar mientras nos vigilan altivos los picos agrestes y verticales que rodean y cierran el perímetro esquiable (Peña Sabocos 2.755 m, Peña Roya 2.571 m), la zona que identifica a Panticosa como un rincón salvaje y especialmente bello.
Y es esa combinación de los dos sectores lo que hace Panticosa especialmente bella. Muy contrastada en su entorno y paisajes. Única. Y en comparación a su vecina Formigal, Panticosa es silenciosa y tranquila, discreta pero enormemente divertida. Seductora.

Otras cuestiones que hacen de Panticosa una estación con un atractivo especial es el cercano balneario. Se llega a él por una bonita carretera que impresiona, por desnivel y por belleza. La llegada al balneario construido junto a un lago, y los circuitos de esquí de fondo que se preparan en invierno, también hacen de este rincón un aliciente más para afirmar que Panticosa lo tiene todo: alpino, fondo, raquetas, alpinismo, senderos, baños, relax, gastronomía, belleza y montaña pura. Alojarse en algunos de los románticos, pero funcionales “grand hotel” del balneario es una buena opción para quienes buscan combinar esquí y gastronomía con tranquilidad y tratamientos con unas aguas termales que ya se usaban en la época romana. Un lujo.
Y hasta aquí esta descripción de los atractivos que le confieren a Panticosa, desde mi punto de vista, esa imagen de bella, seductora y divertida. El destino perfecto para quienes buscan estaciones de tamaño medio con una identidad amable, atenta, personalizada, especial, singular...
Y un apunte final: si Panticosa no tuviera a su lado a una vecina gigante como Formigal, que según el contexto de los últimos 50 años parece protegerla, pero en otras hace sombra a sus atractivos, seguiría siendo bella y seductora, pero además podría ser el mejor ejemplo y referente por practicidad de lo que, entiendo como esquiador inquieto, debería ser una estación de esquí en los Pirineos.

Imprescindibles en Panticosa
Pistas o rincones especiales que hay que visitar:
1 • La pista negra Valle de Tena queda reservada a esquiadores expertos, pero resulta la pista ideal para tomar buenas capturas con un fondo espectacular. Imprescindible para los coleccionistas de “negras” visitadas.
2 • Ibón es una pista roja que debe su nombre a las vistas sobre el lago Sabocos. Trazado exigente, buena nieve por situación sombría, orientación y encima en un entorno idílico. Se accede a ella desde el telesilla Corona de Aragón, y desde su retorno las panorámicas nos parecieron preciosas.
3 • Pista Estrimal. Quizás no sea una pista espectacular, no obstante nos parece una pista imprescindible de visitar por dos motivos. El primero, por su cota baja que finaliza a tan solo 1.245 metros. Lo segundo: porque hace de Panticosa un pie de pista excepcional y muy cómodo.
Gastronomía y après-ski
La gastronomía es otro de los alicientes que ofrece Panticosa. En los últimos años, la oferta ha ido en aumento tanto en calidad como en opciones. Merecen reseña los restaurantes La Cabaña, Casa Belio y Mesón Sanpietro. Y por supuesto, siempre está la opción del balneario de Panticosa, un tres en uno gracias a su restaurante, alojamiento y sus baños termales. Una buena apuesta para quienes buscan algo exclusivo y diferente.
Alojamientos
En Panticosa las opciones también son numerosas, destacando los hoteles Continental y Garn Hotel, en el balneario, y los Hoteles Sabocos, Casa Morlans y Hotel Navarro en la misma población.
!Hasta pronto Panticosa!

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