La expedición estaba compuesta por cuatro esquiadores, Axel, un poco noruego, medio finlandés y medio español, (@axeljtukieneres), Jorma Kivela, finlandés del todo (@jormakivela), Kjell americano pero un poco noruego también (@kjellellefson) y yo, que finalmente solo hago el viaje en barco, pues me es imposible ponerme las botas… Demasiada montaña los tres días antes, pero no hay dolor… aprovecho el viaje y les acompaño a su destino, lo que me permite a la vez hacer fotos preciosas, de una intensidad abrumadora…. Estas montañas que nacen a cuchillo desde el mar imponen mucho respeto.
Es muy curioso ver como en el barco entran solamente esquiadores de montaña, telemarkers y un snowboarder. Unos treinta en total… Todos con el mismo objetivo, ser los primeros en esquiar la cima del Eliasen de 917 metros, saliendo del mismo mar. Solo uno va a ser el primero, pero todos se llevarán el mérito. Jorma quiere probar una ruta alternativa de bajada, pues quiere tener “una primera” bajo sus esquís y durante el viaje en el barco intenta convencer a Ktjell, quien no lo ve muy claro, no sé bien si es por los tres días de boda que pasó en Londres y aun lo nota, o por el enorme respeto que le infunden estas montañas…. Creo que por ambas cosas… Axel, el benjamín del grupo, está conforme con todo, pero creo que en su fuero interno desearía esa primera con Jorma…
El viaje en el pequeño barco es muy tranquilo y pronto llegamos al pie de la isla…. Súper bien organizado, el material y la gente es transportado a tierra por dos chalupas de goma… Durante el viaje he podido hablar tranquilamente con Aina @ainahind y Siril @sirilph, dos telemarkers Noruegas quienes me explican las bondades del esquí con sol de medianoche… las fotos en el insta de ambas son brutales y dan ganas de esperar a junio para poder hacer una de esas cimas…. A las doce de la noche es totalmente de día…
Cuando se ha completado todo el “transfer” de esquiadores a la orilla, le pregunto a Havard, el capitán del barco, si espera a verlos partir… la respuesta es amble pero contundente…
-No, no voy a esperar, pues tengo otro viaje. Pero si quieres venir con nosotros, eres bienvenido- ¡claro que sí! No tengo nada menor que hacer en las siguientes ocho horas, por lo que acepto de buen grado la invitación que se convirtió en un viaje inesperado.
Llegamos a puerto y tengo tiempo de ir al supermercado, avituallarme un poco, dar una vuelta por este precioso pueblecito pesquero y volver tranquilamente al barco, donde ya tengo el laptop esperándome para ir escribiendo un poco.
Salimos puntuales los tres de nuevo al mar, con diferente rumbo…. Este mar rodeado de docenas de montañas entre los 600 y los 1200 metros es abrumador… con sol parece tod´o muy fácil y bonito, pero no me quiero ni imaginar cómo debió ser la tormenta con viento de norte, récord de este invierno con una velocidad del viento de 53 m/s que dejó a todo el pueblo de 700 habitantes en casa durante tres días.
Nuestro destino es la mina de Nefelina, uno de los compuestos básicos en la fabricación de cerámica y cristal, en la que desde los años setenta se está extrayendo la piedra. Lo que me impresiona no es la minería precisamente, ni su carretea interna en espiral por dentro de la montaña de siete kilómetros hasta la cima o la concesión hasta el 2098, si no la protección del complejo, que tiene una pared anti aludes de dimensiones increíbles, en forma de media V, de unos seis metros de alto y doscientos metros de longitud, para evitar que la nieve caiga desde 700 metros arriba sobre el complejo… El último alud que llegó abajo arrastró una bobina de cable de siete toneladas dentro del mar…. Así de fácil lo cuentan ellos. Y gracias a las explicaciones de Havard me entero de una técnica que no conocía para tirar las avalanchas… me dejan hacer un poco el ridículo mientras me estrujo buscando una alternativa al pobre artificiero que sube penosamente en la nieve y planta los petardos, al cañón de sonido, al cañón de petardos, al helicóptero lanza cargas, al sistema de corta-con-la-soga-la-cornisa…. Cuando ya no me quedan ideas, me suelta… Suben en verano con el “heli”, se plantan las cargas en los lugares estratégicos de la montaña y a medida que va pasando el invierno, se van explotando según se necesita… ¡jajajajaja! ¡Visto así, que fácil es! Ojala se pudiera hacer esto en las montañas de nuestro entorno….
A la vuelta de la mina, vemos unos delfines delante… no me da tiempo de coger la cámara, pero de repente, una conversación en un tenso noruego entre Havard y Lasse, una rápida virada a estribor y Lasse con los binoculares pegados a sus ojos mirando atentamente el mar, me pone los pelos de punta….
-Avalanch!!!
Observo atentamente la montaña que ambos están mirando fijamente. Miro a través del teleobjetivo de mi cámara hacia la cima y no logro ver una sola traza ni tampoco huellas de avalancha… No entiendo muy bien su nerviosismo pero no quiero interrumpir para nada su tensa charla… Tras unos tensos segundos, me pasan los bonoculares y me dicen, mira allí….
¡¡¡¡¡¡¡¡Ostia!!!!!!! No miro a cima ni a media montaña, si no al mar donde la pendiente cae a cuchillo y allí veo a través de los prismáticos unos bloques inmensos de nieve flotado en el mar… deben ser grandes como casas unifamiliares y no hay tres o cuatro, hay casi una docena de ellos… es masivo, es brutal. Dejo rápidamente los prismáticos y le dedico unas fotos al mar lleno de bloques de nieve…. Cuando Lasse está más tranquilo me pide llamar arriba por teléfono, para ver que todo esté bien…. Llamo a Jorma, sin contestación… ahora sí que me pongo a observar la montaña fijamente cerca de cima en busca de trazas… tengo una necesidad imperiosa de saber por dónde andan… pero los dos noruegos me tranquilizan… no hay cuidado, alguien del grupo hubiera llamado… esto me tranquiliza un poco pero no puedo apartar mi vista de los grandes bloques que van despareciendo en el mar a dos grados solamente… cualquier persona ahí dentro aguanta de dos a cuatro minutos… más no.
Seguimos el viaje a puerto y arribamos sin más incidencia y de nuevo me toca esperar al nuevo viaje a recoger a los esquiadores… me dejan quedar en el barco tranquilamente hasta la nueva partida y en esas recibo la llamada de Jorma.
-we’re at the top! Still some peolple comming up but everything Ok.-
Buff…. Mejor así. Le comento lo de la avalancha y dice que sí, que la cara sur está bastante inquieta, pero ellos van al revés… bueno, me quedo más tranquilo, pero aún falta la bajada… A ver que me cuentan luego los chicos.
A las siete más o menos estamos de vuelta en la isla y podemos ver al grupo de esquiadores reunidos en el punto donde los dejamos. Hay algunos que aún están caminando por la orilla hacia el punto de encuentro. Cuando avistan el barco, se echan las chalupas al mar y empiezan los viajes de vuelta. Con tres personas por bote por dos botes y la experiencia de la ida, es todo mucho más fluido. Ya en cubierta, nos saludamos y se empiezan a contar las anécdotas….
Jorma comenta con una sonrisa que no hay primeras, pues la isla ya había sido esquiada antes… Se ha enterado a media ascensión, pero esto no le ha echado para atrás para intentar algo diferente… Kjell Axel y él se han descolgado del grupo y han buscado un “coluoir” más directo, más expuesto. La definición de Axel sobre la bajada es bastante explicita… “una bajada de hielo… pero con unas vistas brutales…”
Una vez todo el mundo de vuelta en el barco, en cubierta un enjambre de esquiadores se arremolina alrededor de Kjell y Axel para echar un vistazo a la foto del día, del día y probablemente de este mes de mayo que Kjell ha tirado del “backflip” de Axel…. Es espectacular y vale la pena echarle un vistazo.
El viaje de vuelta es placentero y el interés del mismo se centra en ver por donde ha bajado el alud… uno de los tres grupos lo ha oído desde la cima y cuando ven las fotos de los bloques en el agua alucinan, pues ellos estaban a unos metros al otro lado, justo en la misma cima desde donde se han descolgado estas toneladas de nieve. Jorma nos sorprende a todos.. “I saw it form the top…” Es como el hombre tranquilo.
Observando las montañas que nos rodean y acompañan a lo largo de la travesía, los chicos comentan la cantidad de nuevas líneas que podrían hacer como Primeras. Jorma y Axel le explican a Kjell donde pueden ir filmar la próxima vez y desde el barco estudian detenidamente las entradas y posibles itinerarios para una expedición más larga, de algunos días, para sacarse esa pequeña espina, y no es para menos, pues por algo será que Axel Lunn Svindal escogió la montaña delante del puerto del pueblo para uno de sus mejores “edits”.
Os dejo con má fotos.
Si has llegado hasta aquí abajo, comprenderás porque en mi opinión, las Lofoten están absolutamente sobrevaloradas.