El sitio elegido fue Fuente Dé, en Cantabria, que, con su teleférico, es la puerta de entrada perfecta para encontrar nieve continua sin mucho pateo.
Desde la estación superior del teleférico se tienen unas muy buenas vistas del paisaje circundante, incluso con el agua en estado gaseoso pululando por los alrededores
El agua en estado sólido en forma de nieve tenía buena pinta, aunque era la precipitación líquida la que más nos preocupaba. Así y todo, emprendimos la marcha junto con dos asturianos que iban con un plan similar al nuestro y entre grupos de senderistas que nos miraban extrañados de que fuésemos a esquiar en estas fechas tardías.
Cuando la nieve tuvo continuidad, nos calzamos los esquís y comenzamos la ruta hacia el refugio Cabaña Verónica. Como se puede observar en las fotos, había nieve en cantidad para esta época del año y una leve llovizna nos acompañó toda la subida.
La nube se empezó a meter cada vez mas y nuestro plan de seguir la ruta de los asturianos a Torre Blanca y luego bajar por un sitio diferente al de subida lo cambiamos por quitar pieles en el mismo refugio. La llovizna era ya decididamente lluvia.
Con una bajada aceptable dadas las condiciones y luego poniendo pieles para remontar el collado antes de la pala final, dimos la ruta por buena, aunque nos quede de tarea el volver en mejores condiciones.
El premio al esfuerzo fue un plato de carne a la brasa en Espinama. Dejo a juicio del lector interpretar el volumen cárnico del menú, solo diré que ni a Pierre Nodoyuna ni a mí nos asustan los desafíos gastronómicos y aún así nos requirió esfuerzo acabarlo