La idea de Noruega siempre había estado allí. Alpes de Lyngen o Lofoten quizás sea lo más conocido o de lo que más referencias se pueden encontrar. Sin embargo, Jon me había hablado de un video de Salomon en los “Alpes de Sunnmore”. ¿Y cómo se llega allí? La puerta de entrada es la bonita ciudad art nouveaude Alesund.
Miramos vuelos y los precios resultaron ser desoladores saliendo desde Madrid. Un año más no se puede volar en Semana Santa a un precio contenido. Da igual la antelación con que busques. Conexión con escala (Oslo) y mucho tiempo perdido en el tránsito. Es en este punto cuando hablando con Álvaro Robledano me dice que él se va a Senja con su padre saliendo desde… Alicante, y … directo!
Muy fresquito. Vuelos a 154€ i/v de sábado a sábado (+70€ de material deportivo). Perfecto. Teníamos la forma de plantarnos en los fiordos.
Y con todo el calor azotando y la gente con la sombrilla, la sillita y el tuper corriendo para el Levante allí que nos fuimos unos pocos frikis con los esquís en el techo para plantarnos en el aeropuerto de Alicante de esta guisa:
Ahora la segunda parte. Mucha montaña peeeero pocas estaciones de esquí. A Noruega se va a hacer esquí de travesía. Ok, a buscarse equipo de travesía.
Llevaba ya varias temporadas barruntando el tener uno, pero no encontraba el momento de hacer el desembolso, o como me Jon la “inversión”.En cualquier caso, después de dar vueltas, acabé con el siguiente equipo:
Esquís BlueberryCustomKodachi + MarkerKingpin 10
Botas Salomon MTN Lab
Bastones Black CrowsDuosFreebird
La aproximación a Alesund en el avión nos dio buena idea de los paisajes que veríamos por allí:
En el siguiente mapa podéis ver la zona sobre la que nos íbamos a mover toda la semana. Principalmente delimitada por el Hjorundfjord, Stranda, Geirangerfjord y Hundeidvik (localidad dónde teníamos la casa). Os marco también el la situación del aeropuerto y los picos que hicimos.
En relación a la casa, pues la verdad es que fue una pasada. Grande y muy confortable para los 6 que estuvimos. Tenía una capacidad para 8 personas y tocamos a unos 27€ persona/noche. Sábanas/toallas y limpieza final no incluidas.
La ubicación también fue un acierto, ya que minimizábamos la necesidad de coger ferries para los desplazamientos. Solía haber uno cada hora, con lo que estás bastante a expensas de los horarios. Además que no es algo precisamente barato (20€ por coche y trayecto). Pero esto no es un mal del servicio, sino que estamos visitando el segundo país más rico del mundo.
Desde el sofá de casa teníamos una buena panorámica del fiordo e impresionantes vistas:
Los ferries que “funcionan” como extensiones de las carreteras y a los que entras directo con el coche:
Primer día: Ytstevasshornet (1330m)
Menos mal que apunté los nombres, como para acordarse. Je je.
Gracias a Iñigo, que está viviendo en Stavanger y tenía un contacto de la zona y ayudándonos de una guía de esquí de montaña en Sunnmore elegimos este objetivo que no quedaba muy lejos.
El día se levantó medio lloviendo y con una luz plana. A media que ascendíamos fue empeorando hasta el punto que la subida con el viento se hacía insoportable.
Track del GPS
Porteo corto para bordear el lago y a poner pieles
Y venga para arriba abriéndonos paso primero entre el bosque
Para llegar a un tubo que ponía a prueba nuestra maña con las “zetas”
Aunque a algunos se les hicieron bola
El viento como decía antes hacía la ascensión difícil y muy desagradable. Así que nos dimos la vuelta y bajamos. Ya vendrían días mejores.
Svartevatnet aún helado
La cota durante la tarde fue bajando y llegó la nieve hasta el nivel del mar. La cosa prometía para el día siguiente y ya desde casa merendando con algunas cervezas, cual chiquillos salimos a celebrarlo
Segundo día: Strandafjelletskisenter
Como la previsión era que siguiera nevando todo el día. Decidimos que buscar el resguardo de un remonte sería la mejor opción. Así fuimos a la estación más grande de las dos que hay en la zona. Si había paquete de nieve y encima un telecabina donde no acabar empapados habríamos apostado por el caballo ganador.
Las referencias que habíamos leído previamente era que tenía muy buen “sidecountry” y con unas vistas al fiordo excelentes.Perfecto, justo lo que buscábamos.
Pues nada de eso, en la primera subida nos cerraron el telecabina y seguidamente las sillas dejando únicamente un teleski abierto. Poco pudimos hacer, seguía nevando y soplando muy fuerte en cotas altas.
No tengo fotos del día. Os dejo el mapa de pistas para que os hagáis una idea de las dimensiones. Son un total de 7 remontes, 17 pistas y 800m de desnivel.
Tercer día:Auskjeret (1203m)
Una de las cumbres más populares de la zona. Éste prometía ser el día. El viento se había calmado después de la nevada. Y todo tenía otro color
Caras de optimismo desde que nos bajamos del coche
Iñigo nos abría huella
Buenas vistas en todo momento sobre el lago Nysaetervatnet
A media altura ya empezamos a ver en la lejanía los fiordos
En unos mesecitos este fiordo de “Geiranger” estará lleno de cruceros:
Y llegamos a la cumbre. A reponer fuerzas
Y a disfrutar de la bajada que bien que nos la hemos ganado:
Apurando al máximo hasta el último metro ganado. 1230m positivos hay que cobrárselos y con intereses. Una bajada la de este “Auskjeret” espectacular. Larga, con una pala inicial con bastante pendiente hasta un tramo final llegando a la carretera muy divertido lleno de elementos que esquivar, piedras, árboles… pero suficientemente espaciados como para llevar un ritmo alegre.
Cuarto día:Lafjellet (1161m)
Muy cerquita y en la misma zona del día anterior se encuentra este pico. Mucho menos transitado que el anterior.
El lago lo vemos desde otra perspectiva
Y allá que vamos
La niebla se metió y nos estropeó la bajada. No podíamos casi ni ver nuestras huellas
Como terminamos con tiempo y aún había mucha tarde por delante y luz, nos acercamos al fiordo de Geiranger. Uno de los de parada obligatoria junto al “Fiordo de los Sueños” en Noruega.
Ni rastro de cruceristas por el momento. Todo tranquilidad en Geiranger
Quinto día:Kvitegga (1717m)
Uno de los grandes picos de los Alpes de Sunnmore. Y otro de esos días de echar más de mil metros de desnivel a las piernas. Además la ruta atraviesa zona glaciar. La cosa se ponía seria.
Si os fijáis en el track, las últimas zetas son en una pala de 40º según la referencia del libro que llevábamos con un patio bastante imponente. Salvada ésta, el resto de camino a la cima era un agradable paseo.
De camino la cosa prometía. El día iba abriendo, algo que se cotiza caro por allí.
Arrancamos desde la misma carretera y como en otras ocasiones, lo más complicado es abrirse paso entre el bosque.
Se nos une al grupo un polaco que vive por la zona y que va solo. Entre él e Iñigo se turnan para abrir huella.
La cima del Kvitegga asoma
Y los trozos de hielo que nos recuerdan el terreno que pisamos
Es en este punto cuando nos adelanta el grupo de franceses que nos pisaban los talones y la pala que comentaba al principio comienza antes del falso llano a la cima.
Un “patio” considerable hacia el valle
Y la cima que se sube bordeando por el hombro:
Iñigo no se fía ni un pelo de los franceses y lo delicado del lugar y decide darse la vuelta y esperar en el collado con el resto del grupo. Yo tiro para arriba siguiendo las zetas de los “frenchies”. Arriba de la pala veo que todos están quitando pieles y se van a dar la vuelta, el único que decide ir a por la cumbre es el polaco. Yo hago lo propio, bloqueo el talón, quito pieles y bajo por la zona menos expuesta. Firmamos en el libro de visitas
Y sí, efectivamente, la bajada me supo a gloria pero en la parte del glaciar resultó haber escondida una costra insufrible y muy, muy difícil de esquiar. Aún así una excursión espectacular la del Kvitegga.
Apuramos al máximo hasta que los últimos metros fue inevitable quitarse los esquís, por lo cerrado del bosque.
Sexto día:Skarasalen (1542m)
Último día; el cansancio se nota y ponemos en el punto de mira otro de los clásicos de la zona. Una montaña muy popular a juzgar por la cantidad de gente que nos encontramos haciéndola. Aparentemente, íbamos a tener unas buenas vistas al “Hjorundfjorden”.
Esta vez tenemos que coger el ferry que sale prácticamente desde la puerta de casa. Las vistas de este fiordo son impresionantes. Mide 35km de largo y tiene una anchura considerable. Montañas gigantes que nacen desde la misma orilla.
La carretera sigue todo el camino pegada al fiordo hasta entrar en el valle como se puede apreciar en el track de más arriba.
Nos salimos de la carretera para entrar por una pista forestal.
Curiosamente, hay una caseta donde debes apuntar la matricula del coche y dejar una cantidad de dinero según tu vehículo. No está controlada ni hay ningún tipo de barrera, pero procedímos como corresponde:
La pista tiene muchos baches y nieve, así que el coche se queda apartado a medio camino y vamos subiendo con los esquís
El “Skarasalen” es el pico del medio
Es impresionante la sensación de ver las montañas gigantes que te rodean, tan escarpadas, sabiendo que estas al lado del mar
La verdad es que tienen un marcado carácter alpino
Incluso formas que recuerdan a las famosas “espinas” de Alaska
Y bingo, después de unas horas subiendo llegamos a un collado y aparece el mar
Y el fiordo claro
Postales allá donde mires y fotos de catalogo que se nos quedan grabadas en la retina. Desconociéndolo, lo que ves subiendo es lo que realmente imaginas que sería el lugar antes de venir. Expectativas cumplidas!
Y cumbre en el Skarasalen. Estamos en Semana Santa, una procesión de gente es lo que nos encontramos arriba. Nos hacemos hueco y foto de grupo. Gente agradable que pregunta si eres… Italiano, jaja. Y se sorprenden lógicamente cuando contestas. ¿Pero qué haces aquí?
Después de otros casi 1200m de desnivel positivo enganchamos una pala larguísima en la que a pesar de haber pasado un batallón, aún abrimos huella. Y gozamos como chiquillos. Va a ser verdad que esto de “ganarse los giros” hace que disfrutes aún más de la bajada y la recompensa sea el doble de gratificante.
Llegamos al coche y esa noche fue la única que clareo “algo”. Echábamos un vistazo de vez en cuando en el pronóstico de auroras. Parecía que habría una débil esa noche y así fue.
Con ayuda del modo “bulb” de la cámara pudimos apreciarla. Realmente son complicadas de ver a simple vista y dependen de muchos factores. Pero allí apareció y eso que Abril es la fecha límite para poderlas ver.
En fin, nuestro primer viaje “travesero” había cumplido con las expectativas. Es duro, pero vale la pena. El país es impresionante. Naturaleza salvaje a cada rincón y montañas que es lo que nos gusta. Como decía al principio del report, puede que sea uno de los países más ricos del mundo y el bolsillo se resienta algo, sí. Pero tampoco es algo desorbitado. Alojamiento contenido en precio, transporte también (la gasolina no es mucho más cara) y como estás perdido en mitad del monte/fiordo tampoco hay oportunidad de despistarse en bares y restaurantes, que es lo que podría resultar un sumidero. Ah! FF al cambio 40 y pico euros.
Sinceramente, Norwegian y Alicante nos han abierto la veda. Queda mucha montaña en Sunnmore, pero es que más al norte tenemos Lyngen, Lofoten… Senja. Seguro que en el futuro volveremos en más de una ocasión.
Hasta otra Norge!