Estapa 8: “Bonus track”: Cerler y Boí Taüll
De mañanita nos dirigimos hasta la estación, corto camino de unos seis kilómetros, bajo un cielo plomizo que pronostica un día frio y desapacible.
Pero quizá nieve. La estación, escasa en partes bajas, está casi completamente abierta, aunque hay zonas como Basabé en las que también ralea la nieve, mucha hierba a la vista. Mucho frio, en un momento dado encontramos nuestro sitio en la estación para poder disfrutar del día es este.
En cota 2000, la cosa esta blanco hielo.
Completamos un tour de los puntos mas significados del dominio esquiable, con una nieve bastante helada que no se hace agradable de esquiar, pero se deja, y con mucho frío.
Gallinero, peleando con la nube.
La bajada desde Rincón del cielo, de lo mejor en nieve, y divertida y bonita. Como siempre.
Visto lo visto, y que tenemos que desandar parte de lo andado para llegar a Boí, nos retiramos pronto.
Hemos tenido una visión general de Cerler, estación que a mi personalmente me gusta mucho, incluso así, y que Salva, sin haberla podido disfrutar, define como “con gran potencial el día que la pille con buena nieve”.
Y arrancamos camino de nuestra siguiente cita con las invitaciones, que van disminuyendo rápidamente. De nuevo puertos de Fadas y Espina, la N-260, definida como “Eje Pirenaico” y que de “eje” tiene poco, mas bien “espiral” o “serpentina”, y que nos deja de nuevo en la bajada de Vielha y el acceso a La Val de Boí. Por ella encaminamos nuestras ruedas, hasta llegar a la estación, en la que encontramos la ya acostumbrada señalización que prohíbe permanecer en el parquing a autocaravanas entre las 19:00 y las 08:00. Decidimos pues regresar a Plá de la Ermita, y en una de sus calles nos aparcamos e instalamos. Un rato robando WiFi en el bar (hay mas, pero cerrados) y una compra rapida de suministros agotados, y nos vamos retirando. Y empieza a nevar. Despacito, poc a poc, la cosa va aumentando en intensidad y tamaño y paralelamente lo hace nuestra ilusión en la vuelta del invierno.
Empieza a nevar por la noche, Salva no se puede aguantar y pasa lo que pasa.
El amanecer materializa estas ilusiones. Recibimos el nuevo día cubiertos y rodeados de nieve por todas partes menos por una en la que pasó el quitanieves.
Miel sobre hojuelas.
Sin problemas en la carretera, nos presentamos de nuevo en lo que viene siendo “donde se esquía”.
Y vaya si se esquía. Poco público asistente, entre veinte y treinta centímetros de nieve fresquita y suelta. No encuentro palabras para describir las expresiones orales y faciales de Salva sin ofender al buen gusto y la corrección debida en un escrito público. Así que cada uno rellene los imaginarios espacios en blanco que he dejado en la linea anterior con lo que crea mas descriptivo.
Y empezamos la jornada de esquí mas divertida de todo el viaje, a falta de ver lo que pueda venir en Masella y alrededores. Vamos estrenando nieve bajada tras bajada, yo torpemente y mi colega de venturas y desventuras tratando de enseñarme algo al tiempo que disfruta como Maguila Gorila con un racimo de plátanos (los menos mayores puede que no en tiendan muy bien esto, pedid auxilio a alguien con cierta experiencia en la vida, o sea, mas viejo) Y consigue enseñarme algo, porque me voy divirtiendo cada vez mas.
El esfuerzo causa mella en mis escasa fuerzas físicas, pero cuando nos disponemos a descansar un fortuito encuentro con el forero y bloguero Jaros me deja solo con mi parada técnica, y Salva sigue y sigue con el y otro amigo. Hay algo mas de gente, grupos de colegios, pero sigue siendo posible hacer bajadas sin huellas anteriores.
Finalizado el descanso, todavía nos da para hacer una bajada desde lo mas alto volviendo a estrenar nieve en algunos tramos, y luego algunas mas para practicar y disfrutar hasta el final.
No apuramos el día, ya que tenemos por delante el tramo de enlace mas largo del viaje, y no es de los fáciles. Hasta Masella tenemos por medio el Coll de Creu de Perves, de trazado y carretera complicada, luego el Coll de Cantó, mejor carretera pero largo y revirado, y el último tramo desde la Seu que tras lo pasado no parece nada, pero también lleva mas de un ratito. Parada técnica en Prullans, cenita con un colega de Salva (los chicos de las setas) y arribada a Masella en torno a las once de la noche sin novedades reseñables. Me he ganado una cervecita y ahí está el Skibar para recibirme como me merezco.
Sueño. Cansancio. Cama. Perdida total de conocimiento, esto no es dormir. Mañana, la penultima etapa.