A partir de este punto la pendiente se suaviza, y se cruza el enorme plató glacial que nos separaba de la cima. Aquí la altura ya se notaba bastante, pues a pesar de la escasa pendiente me constaba mucho avanzar, pero ya estaba todo hecho… La cima del Elbrus se podía ya acariciar…
Y en un día espectacular, con poco frío y lo más importante en esta montaña, poco viento (unos 10 km/h) llegamos a la cima del Elbrus tras 7 horas y 30 minutos de escalada, en la que ascendimos 1.900 metros de desnivel. Sabiendo que la noche anterior los guías en el campo Barrels nos dijeron que tardaríamos entre 9 y 10 horas, estábamos contentos con el tiempo. Además, estuvimos solos mucho tiempo en cumbre hasta que llegó el grupo alemán con el que compartimos buenos momentos en la cima. Recuerdo que estuvimos casi 40 minutos allí, en los que pudimos quitarnos los guantes gordos y manoplas y con los guantes finos hacer todas las fotos que quisimos… Sinceramente en Elbrus, todo un lujo…
Las nubes ya se habían metido en los valles, surgiendo por encima de estas los picos más altos de la cordillera. En la foto, el Elbrus Oriental en primer plano y los otros 4 cincomiles del Cáucaso al fondo…
El Usba… En primer plano, unas banderas de oración budístas, típicas de las grandes montañas del Himalaya
Hacia el norte quedan los valles que, suavemente, se dirigen hacia la enrome estepa rusa, cubierta de nubes…
Una bonita cima, sin duda, asemejada a un pequeño olimpo con el enorme plató glacial en primer plano y un mar de nubes al fondo del que emergían, imponentes, las grandes montañas de los Cáucasos…
Una foto de grupo, en la cima
Pero había que pensar en marcharse, pues a media mañana sabíamos que las nubes empezarían a subir y traerían la nieve, como todos los días… En la foto, el grupo alemán antes de empezar el vertiginoso descenso hacia al collado y mi grupo por detrás (la foto la hice desde la cima. Creo que me resistía a irme…)