La oferta tiene sin embargo un presupuesto modesto de unos 700 millones de euros en comparación con los otros dos contendientes Sochi 2014 y PyeongChang 2014, especialmente si se compara con la propuesta rusa, que prevé un enorme paquete de inversiones. "Nosotros ya contamos en gran parte con las infraestructuras para estos juegos olímpicos. Además, no necesitamos a cientos de expertos que ayuden a organizar la candidatura. Los tenemos aquí. Y ésa es la gran diferencia: presentamos unos Juegos que tiene la máxima calidad, pero son más baratos de organizar", remarcó Höller.En Austria, los deportes de invierno dan trabajo a casi 200.000 personas y tienen un volumen de negocio de 12.000 millones de euros, según cifras oficiales. Además, la posición geográfica de Salzburgo es una gran ventaja para los juegos. En el norte de Italia, Alemania Suiza y Austria existe una afición tremenda por la nieve. Eso garantiza llenos y un ambiente festivo que transmitirá a los deportistas las mejores sensaciones. "Austria se sitúa en un lugar central en todo el espacio europeo: accesible de forma rápida para entre 160 y 165 millones de personas. También nos interesa mucho el público juvenil, atraerles a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos", aseguró.
Aunque Salzburgo 2014 obtuvo una brillante evaluación del Comité Olímpico Internacional (COI), puede no ser suficientes para albergar los juegos, según advierten algunos expertos austríacos. Simplemente no es el momento porque después de Turín 2006 y Vancouver 2010 le toca el turno a un candidato asiático. "No existen reglas sobre esto y sólo se puede especular", replica fulminante Höller, que advierte que si se ven los Juegos Olímpicos en su conjunto, y no se centra la vista exclusivamente en los de invierno, "todo está muy abierto".El lastre negativo que más pesa en un proyecto que no tiene ostensibles puntos débiles es el escándalo de dopaje que ensombreció la participación del equipo austríaco en Turín 2006. El COI suspendió recientemente de por vida a seis atletas austríacos por evidencias de dopaje en Turín. Más tarde también le impuso una multa al Comité Olímpico de Austríaco (COA) de un millón de dólares. El COA decidió también adoptar medidas y suspendió de por vida a 14 entrenadores de esquí por su supuesta relación con el dopaje de varios deportistas en Turín 2006 y el presidente de la Federación de Esquí Austríaco, Peter Schroecksnade, dejó la vicepresidencia del COA.
"Sin lugar a dudas fue un daño a la imagen del deporte austríaco" y "la candidatura sufrió en 2006", pero el responsable de Salzburgo 2014 remarca que se han adoptado medidas rápidas y de raíz. Höller destaca, además, que el Parlamento de Viena adoptó por unanimidad una de las leyes más duras del mundo contra el dopaje. "Demostramos que podemos manejar situaciones de crisis. Y esto también cuenta como algo positivo, porque en los Juegos también podría ser necesario demostrar una capacidad así", advierte.La candidatura cuenta con un amplio apoyo popular de más del 92 por ciento de los austríacos, según las últimas encuestas. Pero en el documento de evaluación se recordó como aspecto negativo el rechazo en referéndum en la ciudad de Salzburgo a los Juegos. En 2005 el 60 por ciento de los vecinos de la ciudad votó en contra y, aunque la participación fue muy baja, sólo del 21 por ciento, la falta de entusiasmo popular es un dato negativo que puede empañar el proyecto.
Otro de los puntos negativos a los que hace frente Salzburgo es, paradójicamente, su propia devoción blanca. Austria es un mercado maduro para el deporte de invierno y algunos expertos insisten en que el COI pretende "conquistar" el enorme mercado asiático. "Es una cuestión de filosofía. Apostamos por el desarrollo de los deportes de invierno aumentando la calidad o buscamos nuevos mercados", responde Höller cuando se le pregunta si hasta cierto punto no es una desventaja el amor por la nieve de los austríacos. "Con el entusiasmo de los espectadores se logra una atmósfera idónea para los atletas, pero también para los anunciantes, para retransmitir el evento por televisión", insiste.
La ecología es una de las estrellas de la oferta austríaca, como no podía ser menos en un país con una enorme conciencia "verde". Todos los proyectos cuentan con una evaluación medioambiental que reduce al máximo el impacto en el entorno alpino. Además, se calcula que el 75 por ciento de los visitantes utilizara el transporte público. Y los autobuses irán dotados de motores que no emitirán Co2 a la atmósfera. La eficiencia energética para no derrochar de forma innecesaria está también estudiada al máximo.