La oferta de esquí alpino en Bélgica es poco más que testimonial. En un país caracterizado por grandes planicies, las pocas pistas que tienen se sitúan en la región de las Árdenas, ya pegada a la frontera de Alemania. Allí está la Signal de Botrange, que con tan sólo 694 metros de altitud es el 'techo nacional'.
Pero los invierno son fríos y húmedos, lo que les deja frecuentes nevadas. Pero con tan poca altura, lo que abunda son las estaciones de esquí de fondo. Aún así, se han construido algunas pistas de alpino aquí y allá. Principalmente para esquiadores debutantes o algún local que quiere ir estirando las piernas y prepararlas para sus vacaciones en los Alpes.
Estaciones como Ovifat, Baraque de Fraiture, o Val de Wanne, aprovechan alguna colina para extender un par de pistas, a veces incluso cuatro, con un area esquiable máxima de entre 1 y 2 kilómetros. El negocio está casi asegurado. Su cliente viene principalmente a recibir clases, alquilar material, y por supuesto paga un forfait.
La temporada suele comenzar para la semana de Navidad y se extiende hasta el fin de las vacaciones escolares a mediados del mes de marzo.
Pero este año han comenzado mucho antes. Este primer fin de semana de diciembre ya han abierto casi todas. Las intensas nevadas que están cayendo en casi toda la Europa continental, desde el norte de Francia a los paises escandinavos, ha permitido no solo habilitar el total de los circuitos de esquí de fondo en Bélgica, sino también las pistas de alpino.
No obstante las condiciones siempre son muy irregulares. Aunque es frecuente que nieve, los espesores no son muy grandes, y en cuanto sube algo la temperatura, tiende a deshacerse la nieve hasta la siguiente nevada. Aunque no suele tardar mucho en llegar otra borrasca, algunas estaciones se han hecho con algunos cañones para garantizar las condiciones lo máximo posible, especialmente en las pistas para debutantes, que es donde está el negocio de estas pequeñas instalaciones.