Es recurrente y hasta tradicional, que cuando hay una sequía a nivel europeo, aparecen estudios asegurando que las estaciones de esquí van a desaparecer en unos años. Así ocurrió durante el ciclo 2006-2008, y ahora vuelve a ocurrir con la actual crisis hídrica. Aún así, es indudable que las temperaturas han subido en estos últimos años y que parte de ese control esté en manos de los gobiernos de los principales países.
Y es que aunque hace ya 8 años, en 2015, se firmó el acuerdo climático de París, la realidad es que poco se ha avanzado. Por eso es importante siempre estar atentos a los estudios que van apareciendo regularmente.
El último está liderado por la Universidad Grenoble Alpes (Francia) quién ha analizado la friolera de 2.234 estaciones de esquí de 28 países de Europa. Es decir, todo aquel que tiene un complejo invernal.
Los que salen peor paradas son las estaciones de esquí y snowboard más al sur de Europa y situadas a poca altura. Es decir, las españolas que no están en los Pirineos, así como las del centro a sur de Italia, las de Grecia e incluso muchas de las de Turquía.
Según el estudio, dependerán de la nieve producida para mantener su actividad. Realmente no es nada que nos sorprenda ahora, ya que hace años que en España las estaciones se han 'armado hasta los dientes' con cañones y dependen de ellos para mantener la temporada lo más amplia posible.
De todas maneras por lo general se ponen en marcha durante unas horas al día en ciertos momentos de la temporada. La mayoría de ellos no sumaría ni una semana de trabajo al año y su consumo ha bajado considerablemente con los cañones de nueva generación.
Según el estudio, publicado en la revista Nature Climate Change, hasta ahora, la temperatura ha aumentado alrededor de 1,2 grados desde 1850, pero el cambio climático se ha acelerado en las últimas décadas y ahora supera los 0,25 grados por década, sin visos de desaceleración.
Si el calentamiento global se estanca en dos grados, el 27% de las estaciones de esquí actualmente existentes en Europa dejarán de ser viables, incluso con cañones de nieve. Si el calentamiento llega a cuatro grados, el 71% dejarán de ser viables.
Si los esfuerzos globales para luchar contra el cambio climático logran limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados (el objetivo establecido en el acuerdo climático de París), entonces sólo el 32% de las estaciones de esquí correrían un alto riesgo de escasez de nieve, según el estudio.
Esa proporción podría limitarse a entre el 14% y el 26% mediante la fabricación de nieve artificial. Según las previsiones del estudio, los Alpes se verían especialmente afectados, tanto en Francia como en Austria y Suiza. En cambio las que mejor resistirán según la investigación, serán las de Islandia y Escandinavia.
En el otro extremo, las que más difícilmente van a poder mantener su actividad son las de la península Ibérica (sin contar los Pirineos) y las de los Apeninos en Italia, ya que no se darán las condiciones para producir nieve con cañones si el calentamiento alcanza 1,5 grados (el objetivo fijado por el Acuerdo de París, que no va camino de cumplirse).
En los Pirineos, los investigadores estiman que el riesgo de falta recurrente de nieve será entre moderado y alto con un aumento de temperatura global de dos grados. Para cualquier aumento superior a tres grados, el riesgo de no poder disponer de nieve en las estaciones, ni tan solo producida con cañones, se considera muy alto.
Los investigadores hacen también especial hincapié en la reducción de huella de carbono que tienen que hacer las propias estaciones de esquí y centros de turismo,
Algunos investigadores como Ruth Mottram, científica climática del Instituto Meteorológico Danés, aseguran que la reducción de la huella de carbono mediante por ejemplo el uso de energía renovable hace que sea considerablemente más factible adaptarse a la situación continuando con la fabricación de nieve, aunque faltaría el transporte a pistas.
No obstante el turismo de nieve en nuestro país es mínimo comparado con el que se registra a nivel general. Se calcula que en España algo menos de dos millones de esquiadores y snowboarders son los que generan los casi 5 millones de días de esquí. Una cifra 'irrisoria' con los 80 millones de turistas que se mueven por la península durante todo un año, muchos de ellos llegan en avión, otros en cruceros y la gran mayoría en coche.