En este aspecto destacan las estaciones que gestiona Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), que ha reducido en ellas, así como en diferentes equipamientos turísticos a su cargo, hasta un 20% de las emisiones directas de gases con efecto invernadero en comparación con el ejercicio de 2018.
El dato aparece en un informe FGC Turisme, que recoge los datos de las estaciones de La Molina, Vall de Núria, Espot, y Port Ainé, además del Cremallera de Núria, funicular de Montserrat y Tren del Ciment.
En ese periodo de cuatro años que permite la comparativa entre 2018 y 2022, la empresa ha incorporado tres nuevos equipamientos, como son Boi Taüll, Vallter y el Parque Astronómico del Montsec.
Si se tiene en cuenta este aumento, las emisiones se han reducido en el global de FGC Turismo un 7,44% respecto a 2018, al tener en cuenta el total de la huella de carbono, que contempla tanto las emisiones directas de gases de efecto invernadero como las indirectas de electricidad importada, junto a otras derivadas de bienes, servicios y transportes.
El último año, sólo el 12,32% de emisiones fueron directas, generadas por las actividades propias, y el 87,68% fueron indirectas derivadas de bienes, servicios y transportes.
Desde FGC recuerdan que toda esta mejora en la huella de carbono tiene que ver con la Agenda de Acción Climática 2030, que ha supuesto la instalación de paneles solares o el proyecto Gasóleo Cero, que está parcialmente implantado en Vall de Núria y que paulatinamente se extenderá al resto de explotaciones.
El objetivo de este proyecto es erradicar emisiones de dióxido de carbono procedentes de motores y otros aparatos y apostar por fuentes alternativas como la energía geotérmica.
Las estaciones de FGC trabajan ahora, en el marco de una tendencia global, con una visión desestacionalizada que abandona el concepto puramente invernal y abraza el más sostenible de instalación de montaña para todo el año.
Pirineu365 es una marca que refleja esta apuesta, que vuelca también los esfuerzos en la temporada estival, inaugurada el pasado junio y que se prolongará hasta bien entrado septiembre.
Ciclismo o senderismo en parques naturales son actividades destacadas, aunque también se tiene en cuenta el patrimonio cultural en lugares como Boí Taüll.
Andorra trabaja igualmente en esta línea de racionalizar las estaciones de esquí como instalaciones de montaña para todo el año con Grandvalira como abanderada. Allí, el trabajo en materia de sostenibilidad que ha permitido a FGC recudir en Cataluña un 20% sus emisiones ha servido para que el sector de Ordino Arcalís haya recibido este verano el sello de Empresa Comprometida con la Reserva de Biosfera.
Este reconocimiento de la Unesco distingue a esta estación por su compromiso para reducir la huella de carbono en base a la producción de energía solar e hidráulica. Además, reducirá los más de 80.000 litros de gasóleo que utiliza para calefacción con el empleo también de energías alternativas, como la geotermia.
Ordino Arcalís es una estación de esquí autosuficiente en cuanto a electricidad desde 2016 cuando se inauguró una minicentral hidráulica que provee a las instalaciones todo el año e, incluso inyecta excedente a la red.
En todo el complejo de Grandvalira, las apuestas de verano arrancaron a finales de junio y son principalmente el ciclismo, con hasta 94 kilómetros de rutas señalizadas de bicicleta eléctrica como novedad, junto a otras opciones como actividades de aventura que incluyen una tirolina de más de medio kilómetro.
La apuesta por la ecología y la desestacionalización la completa Francia con ejemplos como el de Font-Romeu Pyrénées 2000, donde senderismo, ciclismo y actividades de aventura se combinan con compromisos medioambientales como replantaciones, campañas de recogida de desechos o uso razonable de los remontadores en época estival.
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Ordino Arcalís es una estación autosuficiente en energía eléctrica y operativa también en verano
