Como buen esquiador, seguramente ya sabrás la razón de que los cohocolates de Toblerone tengan forma de triángulo: el Matterhorn- Cervino. O al menos eso dice la leyenda, porque los familiares de los primos Theodor Tobler y Emil Baumann, fundadores de la marca en 1908, aseguran que forman una pirámide humana o que tiene orígenes francmasónicos.
En cualquier caso, durante casi 115 años la marca de chocolates ha podido usar el Cervino en su logo, donde además aparece un oso blanco. Pero en 1970 Toblerone fue comprada por Suchard y tras un nuevo cambio de dueño, en 1990 fue la norteamericana Kraft Foods quien tomó el control total de los famosos triángulos, para volver a venderlos a la también estadounidense Mondelez International en 2012.
El año pasado, 10 años después de la compra, Mondelez anunció que trasladaban la producción de Toblerone a Bratislava (Eslovaquia) donde los costes son muy inferiores a los de los altos salarios de Suiza.
En 2017, la Ley Suiza aprobó que para que un alimento pueda colocar en su etiqueta "fabricados en Suiza", así como símbolos e iconos nacionales, debe tener al menos el 80% de materias primas "Made In Suiza". Y si tienen leche y otros lácteos, estos tienen que ser de producción nacional al 100%.
Sin embargo, con productos como el cacao (de origen sudamericano e introducido en Europa por los españoles), la norma establece algunas excepciones. En cuanto a la mano de obra, la mayor cantidad debe estar ubicada en la nación.
Llevándose la producción fuera de Suiza, Toblerone deja de ser suizo a ojos de Swissness, la entidad que vela por que se siga esta Ley. Así que Mondelez ha anunciado que está en proceso de cambiar su logo, así como su lema. Según un portavoz de la empresa cohocolatera,
No obstante Mondelez ha asegurado que mantendrá la fábrica de Berna, en la que ha realizado importantes inversiones en los últimos cinco años y prevé otras adicionales para aumentar la capacidad de producción de masa de chocolate y turrón, aunque ya no saldrán triángulos de Toblerone.
La historia de este delicioso dulce se remonta a 1899, cuando el chocolatero Jean Tobler, regente de una exitosa confitería en Berna, la capital suiza, decide fundar su propia fábrica de chocolate: Tobler & Cie.
Posteriormente, este dejó el negocio en manos de su hijo Theodor Tobler, quien, junto a su primo, tuvo la idea definitiva en 1908: darles a sus chocolates esa característica forma de barra con triángulos y añadir a la receta trozos de nougat, es decir, el dulce a base de clara de huevo, miel y almendra muy parecido al turrón.
Ante este genial producto, que se ha convertido en todo un clásico entre los más dulceros, los creadores no tardaron ni un segundo en registrar el nombre, una mezcla entre el apellido Tobler y la palabra italiana para turrón, torrone.
Algunos años después, se le añadió al embalaje el icónico logo que ha llegado hasta nuestro día, el del Matterhorn- Cervino. Y los más observadores tal vez se hayan dado cuenta de un pequeño secreto en ese dibujo, y es que la ladera izquierda de la montaña, se puede apreciar la silueta de un oso, por ser símbolo del escudo de Berna.