La distancia entre el aeropuerto internacional Bozeman Yellowstone y las pistas de esquí de Yellowstone Club, donde los multimillonarios esquían y juegan al golf en algo más de 6.000 hectáreas de acceso exclusivo (para poder acceder necesitas pagar una millonaria subscripción anual), es de unos 80 km. Para la mayoría de la gente, eso es una hora en coche a través de una retorcida carretera que serpentea el cañón de Montana. Pero si eres socio de esta exclusiva estación de esquí como lo son Bill Gates, Warren Buffett y Mark Zuckerberg puede ser una excursión mucho más rápida.
Adamo Vullo, antiguo empleado del Yellowstone Club reconvertido en gerente de Outpost, una empresa de gestión de propiedades de lujo de Jackson, Wyoming, explica al The Washington Post que
"En lugar de llegar a Bozeman en un vuelo comercial y coger un Uber en el aeropuerto, llegan en avión y se suben a un helicóptero para que el trayecto hasta el club sea sólo de 10 minutos. ¿Opulento? Sí. ¿Fuera de lo común? No tanto. Es habitual que estos viajeros lleguen al Yellowstone Club de esa guisa, o desembolsen miles de dólares para ir a comer en helicóptero."
Así es la vida de los ultra ricos que frecuentan los destinos de esquí de lujo, y no sólo los clubes privados. Es más, te puedes encontrar también este tipo de viajeros que parecen sacados de la serie White Lotus (HBO) en montañas que técnicamente son accesibles a todo el mundo, como Aspen, Jackson Hole o los Alpes.
Los helicópteros del aeropuerto son sólo la punta del iceberg. The Washington Post entrevistó a conocedores del sector, como hoteleros, instructores de esquí, gestores inmobiliarios y planificadores de viajes, para entender las montañas que mueven para los ricos.
1.- Vuelos privados para toda la familia
Una reunión familiar tiene otro sentido cuando el dinero no es problema. El año pasado, la compañía de aviación privada VistaJet coordinó una reunión con varios destinos que empezó esquiando en Aspen y terminó en las Bahamas.
A pesar del precio de los forfaits, el material de esquí y el alojamiento de lujo del grupo, "el mayor coste de este tipo de viajes es volar", afirma Leona Qi, Presidenta de VistaJet en Estados Unidos.
La tarifa por hora de la compañía oscila entre 12.000 y 25.000 dólares, y puede llevar 100 horas poner en marcha varios aviones para recoger a los miembros de la familia en distintos lugares, y luego llevarlos a cada lugar y de vuelta a casa, una partida que supera el millón de dólares.
2.- Un mayordomo para tus esquís
Cuanta más gente del sector del esquí se entrevista, más se oye hablar de familias adineradas que llegan a las estaciones de esquí, se gastan decenas de miles de dólares en ropa y equipos nuevos y lo dejan todo atrás cuando terminan.
Esto es algo que se dice, pasaba en Andorra. Muchas camareras de pisos se encontraban trajes Bogner recién comprados por algún millonario ruso o británico para su amante. Su uso era exclusivamente para sus vacaciones esquiando. Así que luego se dejaba en la habitación.
En Estados Unidos lo que es muy común es la figura del mayordomo del esquí. Tanto es así que hay empresas especializadas. Una de ellas es Ski Butlers, a la que el The Wshington Post lógicamente también preguntó
"La mayoría de nuestros clientes no traen su material. Así qeu lo alquilan por así decir, pero no los encontrarás en la tienda local. Ahí es donde entran en juego nuestros servicios de alquiler a la carta, eso si, con material totalmente nuevo.
Vamos a su alojamiento, ya sea un alquiler vacacional o un hotel, y le montamos el muestrario en la comodidad de su salón junto al fuego".
Cuando un cliente termina de esquiar o de hacer snowboard por un día o simplemente quiere cambiar sus esquís por otro par, un empleado de Ski Butlers va a su encuentro, tanto si está al pie de un telesilla como en medio de una fiesta aprés-ski. Algunos de estos clientes llegan a pedir cambiar de atuendo más de 15 veces durante sus cinco días de vacaciones,
"Es parte del servicio. Algunas personas son muy exigentes y quieren probar todo lo que tenemos, y nosotros se lo facilitamos".
Más allá de las peticiones de material, Ski Butlers también se encarga de recados puntuales para los clientes, como cuando una mujer de Park City Mountain Resort (Utah) estaba preocupada porque los forfaits de su grupo aún no habían llegado. En lugar de esperar a ver si sus pases de temporada Epic Pass llegaban a tiempo para la mañana de esquí, un empleado de Ski Butlers fue a la estación y pagó casi 10.000 dólares por 13 pases duplicados.
3.- Reserva los remontes para tí solo
De todos los lujos de los que disfrutan los ultra ricos, esquiar en nieve virgen es lo más envidiable. Pagan por ser los primeros en llegar a pistas o por poder empezar antes que el resto en una estación de esquí. Es una experiencia habitual pero cara que "vale cada céntimo", aseguran en Ski Buttlers.
El servicio primeras pistas es algo que se ofrece en muchas estaciones. En nuestro país lo tiene por ejemplo Cerler o Grandvalira, pero para estos clientes megarricos de los Estados Unidos no es suficiente. Hay estaciones de esquí en aquella parte del planeta que donde el personal cierra algunos remontes al público para que estos clientes puedan esquiar en privado. También se les puede abrir por la noche fuera de horario habitual para que caminen por la nieve o hagan raquetas.
4.- Heliski, of course
Algunas estaciones tienen un helipuerto a menos de 300 metros de la zona de hoteles con helicópteros preparados para salir en cuanto a algún megarrico se le antoje que es mejor irse lejos de las pistas a esquiar.
En Aspen la empresa especializada en alojamientos de lujo premium, organiza vuelos de este tipo para grupos de uno a cuatro personas por entre 19.000 y 27.000 dólares. Siempre con un profesional acompañando a los clientes en todo momento.
Manabu Ainai, director de Hoshino Resorts en la isla de Hokkaido (Japón), asegura que han llevado a clientes a esquiar a lugares que no aparecen ni en Google Maps.
5.- Hazte acompañar de esquiadores olímpicos
Para ese 1% de clientes ultra ricos, un instructor de esquí no es más que alguien a quien se ve una vez por temporada para un curso intensivo por la tarde. Algunos instructores cobran más de 1.000 dólares al día por trabajar con un solo cliente durante semanas. James P. Ruddy, un antiguo instructor de esquí de élite que trabajó en el Yellowstone Club durante 16 años, o en otros como el lujoso Deer Valley, asegura que
"Puedo estar 40 días a solas con una persona. Te conviertes en parte de su familia. Eres parte integrante de las vacaciones de alguien."
Una gran tendencia en el sector es organizar sesiones privadas con esquiadores olímpicos. Algo así cuesta unos 2.800 dólares diarios por persona, ó 1.700 dólares por media jornada.
Con todo, lo mas extravagante es contratan a profesores solo para no tener que hacer colas en los remontes. Llegan a pagar 1.300 dólares al día más propinas solo para aprovecharse de los privilegios especiales que las estaciones de esquí conceden a estos profesionales.
Saltarse la cola puede parecer valioso en una enorme estación de esquí donde los remontes pueden tener esperas de 30 minutos, pero en estaciones como Deer Valley no tiene mucho sentido ya que aquí se suele limitar el número de esquiadores que pueden acceder cada día. Uno de los instructores encuestados asegura que en toda su vida no ha esperado más de 10 minutos para subir a un telesilla.
6.- Contrata equipos de rodaje para grabar las vacaciones familiares
Puede ser un fastidio interrumpir los preciados recuerdos de un viaje haciéndote una foto, y más cuando estás intentando bajar esquiando una montaña. Pero los más adinerados tienen una solución. Naomi Mano, presidenta y consejera delegada de la empresa de viajes de lujo Luxurique Inc, con sede en Tokio asegura que
"A mucha gente le gusta que le acompañe un fotógrafo y un cámara profesional para captar el momento. No quieren ser ellos los que sostengan un palo selfie; quieren que alguien fotografíe cada momento de su experiencia.
Es para esas personas que no dudarán en invertir veinte o treinta mil dólares más en su viaje".
Mano afirma que estos profesionales de rodaje están ocupando el puesto que antes quedaba en manos de los mayordomos, niñeras y otros ayudantes. Muchos encargan a Luxurique la contratación de personas que documenten todo su viaje, lo que puede costar más de 1.000 dólares al día por fotógrafo. Después de las vacaciones, costará otro par de miles confeccionar un álbum de fotos.
7.- Peticiones de nieve rosa, un elefante vivo...
Para que sus viajes de esquí sean lo más románticos posible, las parejas más adineradas no reparan en gastos.
Patrick Davila, director general del Hotel Jerome de Aspen, recuerda a una pareja que pidió que un miembro del personal les siguiera en una moto de nieve para llevarles el champán. Alexandra Vesin, directora general de Aman Le Mélézin, en Courchevel (Francia), cuenta que el establecimiento ha organizado una propuesta de matrimonio en un globo aerostático sobre los Alpes.
La petición más memorable de Tolman fue la de un cliente habitual del Stein Eriksen Lodge que quería que Deer Valley esparciera nieve rosa con las máquinas quitanieves mientras él y su mujer daban un paseo nocturno en telesilla para cenar en la cima de la montaña y esquiar en privado por la noche. Evidentemente no se pudo llevar a cabo.
No es una moda que los ricos mimen a sus amantes en las alturas. Marijana Jakic, directora de marca de la emblemática estación de esquí suiza de St. Moritz, cuenta que hace décadas un huésped del hotel Badrutt's Palace (donde Alfred Hitchcock pasó su luna de miel) hizo que el personal trajera un elefante vivo como regalo de cumpleaños para su mujer.
8.- ¿No te gusta la habitación? redecórala
Brian Pentek, propietario de LuxeLife Travel, afirma que hay una enorme diferencia entre las muestras de riqueza en Estados Unidos y Europa. Aunque hay mucho dinero en Aspen, no se compara con lo que él coordina en los Alpes. Asegura que "es fácil ver facturas de comida que superan los 200.000 euros".
En una ocasión, una clienta de alto poder adquisitivo se alojó durante unas semanas en una estación de esquí europea. Le encantó el hotel, pero no su habitación,
"así que pidió a su diseñador que la redecorara para que se pareciera un poco más a su casa. Calculo que el coste de la reforma superó los 100.000 dólares."
En 2004, todavía se podía encontrar a famosos y miembros de la realeza en lugares como el Four Seasons Resort de Jackson Hole, que abrió sus puertas ese mismo año. Esa temporada de apertura, Matt Wolfe, ahora asesor inmobiliario de Engel & Volkers Salt Lake City, cuenta que trabajaba en la tienda de esquí del complejo de Wyoming cuando le pidieron que encerara unos esquís personalizados para el multimillonario saudí príncipe Alwaleed bin Talal Al Saud.
9.- Noches en una mansión chalet con todo el personal
Para los esquiadores más ricos, las preferencias varían en cuanto al alojamiento. Algunos quieren mansiones de montaña con todo el personal, como el chalet de 30.000 dólares por noche que la empresa de viajes de lujo Remote Lands reserva para sus clientes en Niseko, la estación de esquí más internacional de Japón.
"Es enorme y tiene todo lo que uno pueda imaginar", explica Catherine Heald, Directora Ejecutiva de Remote Lands.
Otros prefieren reservar una estación entera. Nadine Paulo, de Travel Edge, vende todo el Sheldon Chalet, en la remota Alaska, a clientes dispuestos a pagar 75.000 dólares por un máximo de cuatro personas y una estancia mínima de tres noches.
Por supuesto, hay quien prefiere reservar una propiedad (o una habitación) en un complejo turístico durante todo el año. Es el caso del muy exclusivo Stein Eriksen en Deer Valley, donde aseguran que
"Todas las habitaciones tienen un propietario particular. Entre ellos varias son de multimillonarios. Algunos de ellos las tienen cerradas y las abren solo para cuando van a esquiar. Pero los hay que sí las alquilan alguna parte del tiempo.
De todas maneras reconoce que hay cierta especulación con estas habitaciones. Sabe de un propietario como mínimo, que pagó 5 millones por ella, encargó la remodelación y nunca ha estado en el Lodge. "Probablemente tuvo que 'aparcar' 5 millones de dólares en algún sitio", dice.
10.- Paga lo que sea para dormir cerca de los remontes
En el Yellowstone Club (donde algunas propiedades se venden por más de dos millones la hectárea) afirman que los socios están dispuestos a gastar cantidades exorbitantes por casas adosadas y condominios con fácil acceso a los servicios del complejo y a las pistas de esquí, en lugar de casas más grandes e independientes en ranchos.
Ponen el ejemplo de dos hermanos que compraron un par de apartamentos contiguos de tres dormitorios a pesar de que tienen afición a invitar a mucha gente. La situación recuerda a lo que pasa en las grandes ciudades europeas, entre ellas españolas donde la gente prefiere pagar por un zulo en el centro que irse a vivir a cuatro paradas de metro más lejos pero más amplios,
Nos visitan muchos artistas de música country [de Steamboat Springs, Colorado] y les encanta alojarse en apartamentos. Están cerca del remonte y pueden ir andando. Simplemente no quieren casas grandes".
Algo equilibrado.
