Oberlech es un pintoresco pueblo austriaco situado a 1.750 metros de altura, donde durante el invierno a gran parte solo se puede llegar en remonte, o esquiando. Y es aquí donde encontramos una curiosa máquina pisapistas adaptada para el uso exclusivo de los bomberos.
La idea partió de Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Innsbruck 1976, que un año antes pidieron a la empresa alemana Kassböhrer que les adaptase una de sus máquinas pisapistas para ponerla al servicio del cuerpo de bomberos, con todo el material que necesitan estos profesionales para apagar fuegos, la cual se bautizó como Pisten Bully KLF
Y es que una de las preocupaciones era precisamente, como llegar a esas zona del pueblo donde un camión de bomberos no llega al estar cerrado por la nieve, o haber convertido las calles directamente en pistas de esquí.
Pasados los Juegos Olímpicos el Ayuntamiento de Oberlech decidió mantenerla e incorporarla al parque de vehículos municipal, con el objetivo de dar servicio también a la estación de esquí de Lech. Aquella Kassböhrer de 145 Cv se mantuvo en servicio hasta 1987.
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Así era la antigua Pisten Bully KLF para apagar fuegos en Oberlech y Lech
Nueva Pisten Bully KLF-W
Pero en 2006 el Cuerpo de Bomberos de Oberlech llegó a la conclusión de que la manera con mejores garantías para poder apagar un fuego o alcanzar una emergencia en las zonas de la estación de esquí o el pueblo, era con una máquina de estas.
Así que se compró una vieja Pisten Bully 300 de 1998, y una empresa especializada en la conversión de vehículos para bomberos, se encargó de la adaptación.
La primera máquina de 1976 no tenia depósito de agua. Contaba con un dispositivo para conectarse a los hidrantes del sistema de nieve artificial, donde el agua sale a 40 bar y ese aparato reduce la presión a 1o bar. La nueva versión tiene capacidad para 1.800 litros de agua y se pidió con más elementos, como reflectores, aparatos de respiración con botellas de repuesto, más mangueras, escaleras de gancho con cinturones y un TS 8 Rosenbauer (motobomba portátil).
Por si el depósito de agua no es suficiente, también cuanta con el dispositivo que se adapta a los hidrantes del sistema de nieve y que reduce la presión de 40 bar a 10 bar, que es lo que necesitan los bomberos para apagar un incendio.
En el interior hay cinco armarios, uno para cada bombero
Esta segunda máquina de nieve para incendios con capacidad para tres bomberos, es más pequeña y se ha bautizado con las siglas KLF-W, que significa "Kleinlöschfahrzeug mit Wasser" (pequeño camión de bomberos con agua).
Pues bien, uno de los servicios a los que tuvo que acudir l KLF-W fue el de apagar las llamas de una máquina pisapistas el pasado sábado 22 de enero a las 09.40h. Al parecer, un empleado del restaurante estaba realizando viajes de avituallamiento, cuando probablemente por un defecto técnico, en una de las bajadas la máquina se recalentó y empezó a salir humo. El conductor saltó del vehículo y avisó a sus colegas, quienes a su vez llamaron a los bomberos de Oberlech, quienes aparecieron con la KLF-W.
Un vehículo así hubiera ido bien a Astún, donde a principios del mes de noviembre se quemó la cafetería Henri Abele Lounge. Al parecer las llamas comenzaron de madrugada, por lo que cuando alguien se percató del humo ya por la mañana, ya era demasiado tarde. Aún así, un retén de bomberos acudió a asegurarse de apagar las brasas. Tuvieron que subir en el telesilla ya que la nieve ya impedía subir de otra manera.
La estación aragonesa no necesita tener un KLF-W, aunque otras más grandes con muchos edificios de restauración en sus montañas como Grandvalira, no seria de extrañar que algún dia acabase con una máquina de estas.

Y esta es la `pequeña' KLF-W.
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Esta máquina pisa nieves está al servicio exclusivo de los bomberos de Lech