La empresa francesa Dianege se encargó del estudio de modernización y ampliación de la estación de esquí de El Morredero. Un total de 17,2 kilómetros esquiables en 23 pistas con capacidad para acoger al mismo tiempo a 3.800 personas. Se pretendía instalar un telesilla pinza fija y cuatro plazas, además de dos telesquís y un par de cintas para debutantes. Todo en un area esquiable de 57 hectáreas divididos en cuatro sectores: Morredero, Central por una parte, y La Hosna, hacia el Este; y La Yegüa, hacia el Oeste. En total, 33,5 millones de inversión. Una barbaridad para un Ayuntamiento como el de Ponferrada. Pero eran los últimos meses del pelotazo urbanístico antes de que cayera Lehman Brothers, y todo podía pasar.
Finalmente explotó la burbuja inmobiliaria y la crisis se cebó con España. De todo aquel proyecto se llegó a licitar una cinta de embarque en 2014 que la empresa Casli de Madrid llegó a entregar en destino, aunque se la tuvo que llevar rápidamente al no haber una garantía de pago.
Después de aquello, la estación se sumió en un largo y profundo letargo solo interrumpido por los días en que hay más nieve y algunos aficionados se suben a dar saltos en el snowpark que alguien montaba algunos inviernos. Hoy ni eso, El Morredero espera para ver que hacen con él.
La Plataforma del Morredero pedía hace unos meses que simplemente se sacara a concurso la cafetería y se pusieran en funcionamiento de nuevo los refugios además de poner en marcha uno de los tres telesquís. Estimaban que hacer eso costaría entre 20.000 a 50.000 euros, y que a cambio permitiría tener un pequeño enclave para disfrutar de los deportes de invierno.
La realidad es que no se ha hecho nada. Y como nadie se encarga de aquello, la basura que se acumula por la gente que acude a veces, nadie la recoge. También se han hecho destrozos, por lo que cada vez más la zona se convierte en una zona peligrosa. El concejal de Medio Ambiente del Ayutamiento de Ponferrada, opta por desmantelar todo y dejar olvidado para siempre el proyecto de crear un punto para poder esquiar. Pedro Fernández asegura que