Rossignol centrará su producción de esquí en su fábrica de Artés (Barcelona)
A todo esto se suma este año, una pandemia global que ha hecho caer la venta de esquís en en un -25% a nivel general. Y además con la incertidumbre de qué pasará esta próxima temporada. Con todo esto, a la empresa francesa no le ha quedado más remedio que ponerse a hacer números y restructuraciones.
Además, la competencia entre marcas se intensifica cada vez más a medida que los mercados se reducen y la competitividad se convierte en un criterio determinante. El Groupe Rossignol destaca que si bien la mayoría ha optado por producir este material en países de menor coste para seguir siendo competitivos, ellos han preferido seguir invirtiendo en sus fábricas de Francia, España e Italia.
Así, contra todo pronóstico, y pese a que los franceses en casos así suelen replegarse hacia sus propios países, Rossignol apuesta por su fábrica en España. Un movimiento lógico si se tiene en cuenta que de sus plantas de producción, es la más grande y con la mayor capacidad de incrementar volumen. Así, según ha anunciado la propia compañía, la planta de Artés pasa a ser el eje principal de su material duro.
No obstante la marca advierte que Francia es el mercado histórico de Rossignol y allí está el corazón del sistema industrial del Grupo. En esa zona invierte una media de 5 millones de euros, en particular en la planta de fabricación de esquís de las marcas Rossignol y Dynastar ubicada en Sallanches (Haute -Saboya), en el corazón de los Alpes. Allí se trabaja principalmente los esquís de Dynastar y los esquís Junior. También pequeñas series así como el desarrollo de otras actividades.
Lanzado en una estrategia de transformación de sus actividades para tener un papel de referencia en la montaña y consolidar su posición como un gran actor global en esquís con sus marcas Rossignol y Dynastar, el Grupo también ha desarrollado una actividad de confección con la marca Rossignol, que está experimentando un fuerte crecimiento y permite un mejor equilibrio de las ventas entre material duro y téxtil. También apuesta por sus actividades ciclistas y nuevas actividades de servicios para resorts y comunidades (Outdoor Experiences) para satisfacer las expectativas de los amantes de la montaña durante todo el año.
Al mismo tiempo, la dirección presentó a los representantes del personal un importante programa para reducir gastos y costos fijos (viajes y desplazamientos, muestras, exposiciones, etc.), que representa la mayor parte del plan de ahorro previsto. Rossignol también pretende optimizar los costes operativos de determinadas funciones en la sede del Grupo en Saint-Jean-de-Moirans (Isère) y en su establecimiento de Saint-Etienne-de-Saint-Geoirs.
La parte negativa son los 92 puestos de trabajo que se pierden en sus sedes de Francia: 61 para la planta de fabricación de Sallanches; 24 en la sede de Saint-Jean-de-Moirans y 7 en Saint-Etienne-de-Saint -Geoirs. Aunque por otra parte se crean otros 15 empleos para otros proyectos de servicios.
El Grupo Rossignol, que emplea a 1.500 personas en todo el mundo, de ellas 750 en Francia, genera el 80% de su facturación a partir de las exportaciones. Además de Rossignol, es propietaria de las marcas Dynastar, Lange, Look y Kerma. Este pasado mes de agosto se desprendió de Raidlight y Vertical. Marcas que compró en 2016 a Benoît Laval. Y a quien se los acaba de vender. Desde 2013, Rossignol es propiedad mayoritaria del fondo de inversión escandinavo Altor.
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