La voluntad es añadir una nueva propuesta de diversión al sector de Canillo, que tenga “mucha rotación y capacidad de absorción de visitantes”, tal como destaca David Hidalgo, director general de Grandvalira-ENSISA. Y no solo pensando en el invierno como alternativa al esquí, puesto que la atracción se podrá disfrutar también durante la temporada de verano. De hecho, es cuando se prevé que recibirá el principal grosor de visitantes.
El Magic Gliss es apto a partir de los 3 años de edad, a pesar de que hasta los 8 años los niños tienen que ir a las vagonetas acompañados por un adulto. A partir de esta edad o del metro y treinta centímetros, se puede bajar por el tobogán sin acompañante.
El objetivo marcado por Grandvalira es superar los 25.000 pasajes anuales. De momento, el estreno de la atracción ha tenido una acogida superior a la esperada y en una hora pueden llegar a absorber entre 180 y 200 personas, asegura Hidalgo.
El acceso al tobogán se puede hacer por pista o a pie, después de subir por el telecabina de Canillo.
Hace ya cerca de 20 años que estaba sobre la mesa la posibilidad de incorporar una atracción de estas características a la oferta de Grandvalira-ENSISA, explica el jefe de desarrollo de negocio del sector, Jordi Pujol. Finalmente se ha podido plasmar en una zona donde se concentra mucho público familiar.
En cuanto a la subida, cuenta con un sistema de auto retención magnética de la vagoneta porque ésta quede bien fija, así como grabados antideslizantes en las vías.
Los precios de los viajes oscilan entre los 5 euros un pasaje (7 euros si bajan dos personas) y los 15 euros cinco pasajes (20 euros si son dos personas).




