Según las hipótesis que se han barajado respecto a las causas del accidente, parece ser que el peso del hielo fue el que provocó que acabara cediendo. Se encontró hasta 70 centímetros de escarcha durante más de 3 kilómetros y medio del cable portador, que tiene un grosor de 30 milímetros. Los técnicos afirman que eso de por sí es un peso enorme y que se acrecentó por el viento. No obstante aseguran que esto es algo muy poco habitual, y que apenas recuerdan algún caso más en el que el grueso del hielo es mayor que el del propio cable.
Durante esos días Europa estaba sufriendo los estragos de la tormenta Eleanor y soplaban vientos de más de 250 km/h en algunas cimas de las montañas, lo que sin duda ayudó a que se acabara cortando el cable del famoso Paniramic-Montblanc.
Las cabinas siguen en el lugar por la dificultad para sacarlas ahora de entre la nieve y el hielo, y se han puesto advertencias a los esquiadores de la presencia del cable y algunas estructuras. No obstante, se han estado haciendo operaciones para sacar todo el material, algo que se espera que se acabe esta semana.
El cable se colcocó en 1957. Ahora se sustituirá entero, pero como parte de la operación se hace en zona glaciar, es difícil hacerlo en pleno invierno, por lo que se tendrá que esperar como mínimo hasta la primavera para comenzar los trabajo. Por eso los responsables del remonte creen que será complicado que esté listo para todo el verano, ya que luego se han de pasar las homologaciones y pruebas de carga.
Este remonte de 5 km de longitud conecta la Aiguille du Midi (3.842 metros) con Pointe Helbronner (3.462 metros), a veces a más de 400 metros de altura, con vistas a la Vallée Blanche y al glaciar Géant, rutas muy populares de alta montaña.