Vonn, de 33 años, se está preparando para el acto final de una larga e ilustre carrera. Además de buscar su segunda medalla de oro olímpica en los próximos Juegos de Corea del Sur, está tratando de romper el récord histórico de 86 victorias en Copa Mundial que ostenta Ingemar Stenmark desde 1989.
Per lejos de las pistas, Vonn también parece dispuesta a hablar sobre la política estadounidense,
"Me tomo los Juegos Olímpicos muy en serio y lo que significan y lo que representan, lo que significa caminar bajo nuestra bandera en la ceremonia de apertura (...) Quiero representar bien a nuestro país. No creo que haya mucha gente en nuestro gobierno que lo haga".
Este año, Trump se ha visto envuelto en una controversia con la NFL y algunos jugadores de la NBA, una disputa con trasfondos raciales y culturales significativos, después de criticar a atletas prominentes por arrodillarse durante el himno nacional y negarse a ir a la Casa Blanca. Vonn no aceptaría una invitación a la Casa Blanca si gana oro en PyeongChang, asegura. "Absolutamente no. No, pero tengo que ganar para ser invitada. En realidad creo que todos los miembros del equipo de EU están invitados, así que no, no iré”.
Lesiones graves
PyeongChang serán los primeros Juegos de Lindsey Vonn desde Vancouver 2010, donde su triunfo la convirtió en una estrella mundial y una de las atletas de invierno mejor pagadas del mundo con un valor neto, según Forbes, de alrededor de 3 millones de dólares.Desde entonces la corredora norteamericana ha tenido que enfrentarse a una serie de lesiones graves, entre ellas una lesión en la rodilla en 2013 que la mantuvo fuera de los Juegos Olímpicos de Sochi 2014. El año pasado, se rompió el brazo y sufrió daños en los nervios durante un accidente en la pretemporada en EU, lo que retrasó el inicio de su temporada hasta enero, encadenando de esta manera casi dos temporadas sin poder competir.
Vonn sufrió un comienzo decepcionante inicio de temporada, al estrellarse durante el descenso de la semana pasada en Lake Louise.