"queríamos mostrar a nuestro país de una manera diferente. Queríamos mostrar que Afganistán no es la guerra"
Husaini se ha pasado los últimos trece años en un campo de refugiados de Irán, adonde huyó con su familia cuando los talibanes empezaron a controlar el país.Farhang, un año mayor, tomó contacto por primera vez con el esquí en 2011 y se ha propuesto tambien "dar una imagen positiva de Afganistán".
Cuando eran niños, Husaini y Farhang huyeron a Irán con sus familias para escapar de la violencia en Afganistán. Cuando regresaron en 2011, ya cumplidos los 20 años, se acababa de fundar el Bamiyan Ski Club. Cargando sobre sus hombros con esquís prestados, trepaban por las montañas de Bamiyan y así aprendieron a esquiar. Después de ganar tres campeonatos nacionales en Afganistán, la pareja se entrenó durante tres inviernos en Suiza especializándose en el Gigante, disciplina con la que compitieron hace unos meses en los Mundiales de St. Moritz 2017. El entrenados suizo Andreas Hanni ha sido el mentor, impulsor y técnicos de los dos chicos.
"Su progreso fue increíblemente bueno. Cuando comenzaron no podían esquiar en paralelo, pero dos años después ya estaban compitiendo. Husaini pensaba que esquiar en Suiza sería tan fácil como esquiar en las laderar de nieve en polvo de su país. Cuando llegaron ni siquiera podían controlar su equilibrio en las pistas de esquí de nieve pisada y compacta de St. Moritz. Además entrenaban con esquís más cortos que los de competición, que son los que usan los turistas para su tiempo de ocio"
Antes de poder participar en el Gigante de los Mundiales, los dos tuvieron que pasar cuatro rondas clasificatorias en largas tandas en las que se enfrentaban a corredores de más de 70 países.Los dos pertenecen a los hazara, una minoría chií de habla persa que durante mucho tiempo han sido perseguidos en Afganistán, con miles muertos por los talibanes y por Al Qaeda desde la década de los '90.
Irónicamente en Afganistán ahora hay dos Federaciones de esquí, pero la competencia entre ambas y la enorme corrupción que impera en el país, apenas permite que llegue dinero a los chicos. Así que sin ningun tipo de apoyo llegarán a PyeongChang, tan solo con la ayuda del entrenador suizo. Husaini afirma que
"Como todo, desafortunadamente el deporte también se ha politizado en Afganistán. Vinimos aquí para representar a nuestra nación, pero no nos ha llamado ningún funcionario de Afganistán o representante de alguna de las dos Federaciones, ni siquiera para darnos un minuto de aliento".