Estas pasan por poner en contacto a los empleados con inmobiliarias, así como con propietarios de apartamentos y residencias. De esta manera se consigue que los temporeros encuentren un lugar donde vivir, aunque sigue siendo difícil. Garcia apunta que hasta ahora se ha podido gestionar pero las dificultades se pueden dar cuando llegue el grueso de personal extranjero. Aparte de ofrecer ayuda para buscar un piso, Pal-Arinsal ha apostado por potenciar los contratos de residentes y transfronterizos. Garcia puso de relieve que "hay inquietud" por parte de las estaciones y de los trabajadores y que los problemas con la vivienda afectan a las contrataciones, ya que estas se realizan "poco a poco". Además declaró que aunque ahora los temporeros no se plantean dejar de venir a Andorra son conscientes de que verán rebajadas las condiciones de vida respecto de las temporadas anteriores. Por este motivo se mostró a la espera de la evolución que pueda tener a la larga. Pal-Arinsal prevé contratar unos 500 temporeros los cuales un 45% (unas 280 personas) son del país. El porcentaje de repetición de estos empleados se sitúa entre el 65% y el 95%.
Desde Vallnord-Ordino Arcalís también se constata que los temporeros tienen dificultades para encontrar vivienda. Por ello, desde la estación se ha contactado inmobiliarias, propietarios e incluso bancos que disponen de edificios vacíos. Con todo, se expuso que las inmobiliarias no tienen pisos ni tampoco los particulares, ya que prefieren alquilarlos durante todo el año. Teniendo en cuenta que hay poca oferta, el precio se encarece, añaden. Ferrer explicó que ha habido casos de personas a quienes la estación ya había confirmado que se les contrataba un año más pero se encontraron sin alojamiento. Otras temporeros vienen antes del invierno y empiezan a pagar alquiler meses antes del inicio de la temporada. También hay que comparten piso. Desde Ordino-Arcalís se aseguró de que el personal que ya hay contratado ya dispone de vivienda. La estación también está pendiente de encontrar un edificio para destinarlo a alojar los empleados. La previsión es contratar unos 220 temporeros. De estos, la mitad son personas extranjeras. En este caso también se indicó que entre un 65% y un 95% son repetidores.
Desde Grandvalira también se constató que cada año está costando más encontrar alojamiento para la temporada. Por eso desde recursos humanos se hace orientación y acompañamiento para los que no conocen Andorra ya que las estaciones no tienen apartamentos propios. Con todo, el cónsul mayor de Encamp, Jordi Torres, explicó que desde Saetde se está analizando la posibilidad de alquilar hoteles que tienen un uso bajo o que están en desuso. Torres remarcó que el problema es la ley de arrendamientos, ya que el contrato previsto es por cinco años. Grandvalira proyecta contratar 1.490 trabajadores de los cuales 1.218 son temporeros (539 por Saetde, 653 por Ensisa y 26 por Nevasa). Hoy por hoy no está notando dificultades para contratar empleados.
Espot, que recordó que algunas medidas como la de facilitar el acceso a las ayudas a la vivienda de alquiler "ya están implementadas", explicó que se continúa el trabajo con FEDA y los comunes para "afinar más las datos sobre el número de pisos vacíos", a la vez que se trabaja también en cambios legislativos. En este aspecto, el titular de Asuntos Sociales, Justicia e Interior, incidió en una posible modificación de la normativa de construcción para facilitar que se construya más vivienda nueva destinado al alquiler, y también en posibles cambios en la Ley de arrendamiento de fincas urbanas. Precisamente, respecto a esta última, Espot no descartó que se pudiera volver a una duración mínima de tres años de los contratos de alquiler en lugar de los cinco actuales, aunque advirtió que es una medida que "hay que analizar muy bien" ya que por un lado podría facilitar la entrada de más pisos en el mercado pero por otro podría "desproteger los inquilinos". Por su parte, Cinca explicó que las entidades bancarias ya les han hecho llegar los primeros datos con relación a los pisos de los que disponen y podrían ser susceptibles de entrar en el mercado de alquiler, aunque advirtió que "son muy pocos" y que "no parece de entrada una vía muy factible".
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