Si eres un esquiador con un nivel intermedio o incluso debutante, y quieres irte a los Alpes, Arosa es sin duda una de tus grandes opciones. Es una estación pequeña en comparación con lo que se ve por aquella zona y no tiene muchas pistas de dificultad. Con 70 kilómetros esquiables, a menudo es bautizada como el 'jardín de nieve', no solo por lo limitado de su terreno, sino porque la nieve suele ser de gran calidad gracias a sus 1740 metros de cota mínima, y de calidad polvo, lo que da mucho juego al esquiador de más nivel que se deja caer por allí.
Esta ha sido quizás una de las razones por las que su edad promedio se ha ido envejeciendo a lo largo de los años. Su club de ski local fue fundado en 1903, y parece que su clientela es tan madura como esta entidad. Para evitar esto la estación ha estado programando festivales de humor, de Jazz y hasta la famosa Gay Ski Week, pero aunque ha logrado reducir su edad promedio, lo que han logrado es atraer sobretodo, es gente que estaba interesada precisamente en el humor, el jazz, y pasárselo bien en una semana gay. Y este no era el objetivo.
Para atraer nueva clientela había que crecer. Ser más grande. Pero crear mas sectores esquiables conlleva años entre estudios, permisos, protestas, etc... Así que se fijaron en su vecina Lenzerheide. Allí estaba la juventud. Hace cinco años comenzaron un Plan Director con el objetivo de bajar la edad promedio de su clientela y organizaron, como no, un referéndum en las dos localidades (Arosa y Lenzerheide) para ver si sus ciudadanos aprobaban gastar el dineral que costaría unir ambos complejos invernales mediante un remonte. Y salió que sí. Con el doble de pistas y de mucha más dificultad, lograrían un espacio de 225 kilómetros de pistas.
Pero mientras todo esto ocurría, el primero en dar el paso, y más rápido al no tener que hacer consultas no aprobar presupuestos, fue el hotel de 5 estrellas, Tschuggen Grand *****. Hace cinco años sus propietarios decidieron que se tenía que hacer algo muy diferente y crear algo único para poner a Arosa en el mapa.
Finalmente se hicieron dos cosas. En primer lugar construir un enorme y espectacular Spa con una arquitectura que no dejara indiferente a nadie y fuera portada de revistas de medio mundo. El resultado que hoy podemos ver es el Spa Tschuggen Bergoase, una 'catedral' de más de 5.000 metros cuadrados construidas en lo que antes era una colina adyacente al edificio hotelero, y unidas mediante un puente de cristal. Es uno de los mejores y más grandes centros termales de Europa (para ponernos en situación, Caldea en Andorra ocupa tan solo 1.000 m2 más).
Para ponerla en el mapa y en las portadas, contrataron al arquitecto italiano Carlo Rampazzi, quien diseñó unas columnas en forma de vela que dejan pasar la luz natural por el día hasta el spa semi-subterráneo, y por la noche se iluminan de diferentes colores, dando paso a una arquitectura espectacular, que merece la pena visitarla por sí misma. De hecho es lugar de peregrinaje nocturno para todo esquiador que se aloje en cualquier lugar de Arosa.
No contentos con esto, quisieron hacer algo todavía más espectacular. Para darle el caché que se merece un hotel de cinco estrellas en una estación de esquí, se tenía que conectar directamente a pistas. Pero no con un 'vulgar' telesilla o un soso telecabina, no. Aquí las cosas se hacen a lo grande. Así que se optó por la instalación de un funicular privado de lujo de dos vagones: el Tschuggen Express. Asientos de piel, calefactados y reclinables.
Este remonte es de uso exclusivo para los clientes que estén alojados en el Tschuggen Grand Hotel y que recojan su forfait en ese mismo establecimiento hotelero. Para subirse a él solo hay que salir por la puerta de la tienda de alquiler de material del hotel, y pulsar un botón. Entonces llega con sus dos cabinas de seis pasajeros, te montas en el funicular, y suavemente por su vía de 1,2 kilómetros de longitud te lleva a 4m/s y en tan solo 2 minutos y medio hasta pie de pistas. Antes habrá salvado un desnivel de hasta 150 metros que llega al 56%, pero que sus pasajeros no lo habrán notado puesto que sus asientos basculan a medida que el vehículo toma la pendiente. Una experiencia solo para los clientes del hotel, que podrán usar este remonte y el del resto de la estación Arosa-Lenzerheide, algo que no podrá hacer el esquiador que compre su pase en taquillas.
Este nuevo remonte se inauguró en enero después de muchos años de planificación, construcción y un referéndum. Cuenta con dos cabinas gigantes con capacidad para 151 pasajeros cada una. Al igual que el Tschuggen Express, es muy rápido y cómodo, cruzando de un lado a otro en tan solo 3 minutos y 12 segundos.
Así que podríamos decir que puedes salir calentito del Tschuggen Grand Hotel con las botas puestas, tomar el funicular privado, dejarte car esquiando hasta el nuevo telecabina y luego tomar el nuevo teleférico, llegando a Lenzerheide tan solo 15 minutos después de haber dejado el tazón de Cola-Cao sobre la mesa del desayuno.
De todas maneras no hay que tener prisa por tomar el nuevo teleférico. Desde Hörnli las vistas de Arosa son espectaculares y su gastronomía se ha ganado una buena reputación. Por regla general, este complejo invernal es el escogido por las familias y los esquiadores de nivel medio y debutante que quieren hacerse una escapada a los Alpes.
Lenzerheide ya es otra historia. Tiene el doble de kilómetros de pistas que Arosa y un area esquiable mas enfocada al esquiador avanzado. Hay por ejemplo 19 kilómetros en diez pistas negras, entre ellas el famoso Descenso Weisshorn de 6,5 kilómetros. En cualquier caso, el esquiador que llega hasta allí, ya lo hace con el forfait conjunto: 225 kilómetros de pistas que dan para toda una buena semana de esquí sin descanso.