«Hoy en día imaginarse una estación sin cañones de nieve es inviable», manifestó el director técnico de Grandvalira-Ensisa, Enric Barbier. Y inviable habría sido también poder abrir las pistas de Vallnord para la Purísima sin producir nieve, expuso Juan Clotet, jefe de explotación de EMAP, «los cañones han sido clave, dependemos al 100% de la nieve producida». Las causas de todo esto se mezclan. Por un lado está la constatada caída de precipitaciones consecuencia del cambio climático, y por otro, un cliente que se ha vuelto muy exigente. Según Clotet, «cada vez nos piden abrir más pronto, antes el objetivo era tener las pistas abiertas en Navidad».
En el caso de la falta de nevadas, las tres estaciones coinciden en afirmar que este ha sido un invierno horroroso, afectado por el hecho que cada vez que cae un poco de nieve, llega una intensa ventisca. «Hemos tenido hasta 20 días de fuerte viento, esto es una situación excepcional», apuntó el directivo de Vallnord. Y más que la temperatura, más que la sequía, el viento es el gran enemigo de la producción de nieve de cultivo.
Por este motivo, en la que han bajado un poco las temperaturas, como es el caso de esta semana, se han tenido abiertos los cañones a pleno rendimiento. Y han traspasado límites. «Este año estamos haciendo récords y superaremos con creces las previsiones», aseguró Clotet. En Grandvalira ya se han superado las 700 horas. Y se sigue produciendo, al menos hasta este fin de semana pasado. El objetivo fijado es llegar a Semana Santa, y todo apunta a que las largas horas produciendo nieve de cultivo permitirán conseguirlo.
En cualquier caso, Masegosa reconoció que a pesar de tener cañones, este año tampoco habrían podido abrir sus pistas. Ha nevado poco y ha hecho mucho calor, y los cañones que quiere poner Naturlàndia serían únicamente de refuerzo una vez nevara.
En Grandvalira el porcentaje del 63% ya es suficiente, considera Barbier. Por este motivo, más que poner más cañones (prácticamente llegan a los 950), lo que se hará es poner otros nuevos si se sigue con la política de ampliar los kilómetros esquiables para mantener la proporción actual. Eso sí, Barbier adelantó un proyecto para innivar artificialmente una pista emblemática, el Avet.
En definitiva, los cañones son el presente y serán el futuro, a pesar de su coste. Porque son rentables. «Una estación cerrada, por la pérdida de ingresos y por la imagen, es más caro que la innivación», concluyó Barbier.
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