Los técnicos de la Comisión han conocido por escrito y por recientes contactos personales todos los cambios administrativos y legales que se están desarrollando actualmente en las Cortes de Castilla y León para acelerar la ejecución de un proyecto de cien millones de euros, en el que participará directamente la Junta. Sin embargo, la Comisión Europea inició el control sobre este conflictivo expediente hace tiempo, cuando llegó a sus manos el primer recurso legal contra la construcción de las dos vías de acceso a la futura estación, un proyecto que fue presentado parcialmente y que pretendía consolidar una entrada por Boca de Huérgano y otra por el municipio palentino de Velilla del Río Carrión hacia una estación de esquí inexistente.
A la espera del proyecto
La tarea de vigilancia de la Dirección General de Medio Ambiente para exigir que se cumpla la normativa comunitaria se mantendrá en las fases que se acercan, sobre todo cuando la Junta y la sociedad promotora presenten el proyecto. Es en ese momento cuando las autoridades europeas tendrán capacidad de actuación para vetar o no la faraónica infraestructura. De partida, una nueva estación de esquí en los valles de Lechada y Naranco (Boca de Huérgano) y Guadañas (Velilla) infringiría al menos tres parámetros ambientales irrenunciables para la Comisión: no se cumplirían los objetivos de la Directiva de Hábitats, se saltaría por primera vez el procedimiento establecido para aprobar proyectos que afectan negativamente al medio ambiente y, sobre todo, no se han estudiado ni valorado otras alternativas de desarrollo para una zona en la que Europa lleva años inyectando millones de euros para recuperar y conservar especies prioritarias como el oso pardo cantábrico.
Precisamente, el proyecto de construcción es hoy una incógnita. La sociedad Tres Provincias sorprendía hace escasos días en Diario de León con una nueva, pero lógica, exigencia a la Junta: no habrá proyecto hasta que las autoridades europeas estén convencidas de que es viable. De momento, el Legislativo autonómico ha hecho todo lo que está en su mano: ha aprobado por ley una modificación de la Ley de Ordenación del Territorio para posibilitar un cambio en otra ley que admite el esquí alpino donde otra ley de rango mayor lo prohíbe. Esta maraña administrativa que obligará a las Cortes a cambiar o aprobar hasta cuatro leyes distintas ha imposibilitado, sólo hasta ahora, la actuación de la autoridad judicial puesto que la vía elegida para tramitar todos estos cambios sólo permite en su contra un recurso de inconstitucionalidad.
El segundo pilar, después de los escollos legales, es para Europa dar prioridad a la conservación de las poblaciones de oso pardo, una política en la que lleva trabajando dos decenios. Se da la circunstancia de que el valle de Lechada, donde se pretende instalar una red de remontes e infraestructuras, y la sierra de Orpiñas son una zona crítica para la especie, puesto que es el territorio utilizado por las osas reproductoras de Palencia y Cantabria —León no tiene— para pasar a los oseznos hasta la vertiente leonesa, donde los crían. Todo esto ha posibilitado que se recupere el núcleo de Riaño con nuevos ejemplares, que a su vez están colonizando valles más occidentales. Éste ha sido un objetivo marcado desde hace años por Europa, por lo que a los cuatro grupos conservacionistas que lideran la lucha legal contra el pretendido macroproyecto invernal les resulta difícil pensar que las autoridades europeas rectifiquen esta política.
Doce informes científicos desaconsejan la estación de esquí
1.- No es compatible.
Francisco Purroy, Raquel Alonso y Marta García, de la facultad de Ciencias Ambientales de León, aseguran que la captación de agua afectaría a dos hábitats protegidos por la UE. La estación de esquí destruiría los valores geomorfológicos del Espigüete, las Agujas de Cardaño y la vertiente sur del Curavacas. El cambio supondría una previsible degradación irreversible de la biodiversidad, incompatible con los objetivos del PORN y con el artículo 2 de la Directiva de Hábitats.
2.- Sin evaluar.
Estanislao de Luis Calabuig, catedrático de Ecología, recuerda que no se ha realizado ninguna evaluación del impacto que esta estación de esquí y sus infraestructuras urbanísticas asociadas van a tener sobre las especies protegidas por las leyes españolas y por la Directiva de Hábitats. Añade que el cambio climático va a hacer difícil la práctica del esquí en esta zona en el futuro próximo y aventura que las afecciones al oso pardo van a ser irreversibles.
3.- Pérdidas irreparables.
José Ramón Obeso, José Luis Tella, Juan Moreno, Mario Díaz Esteban, Emilio Barba y Xavier Ruiz Gabriel, doctores en biología y científicos del CSIC, subrayan que la estación dependerá de nieve artificial, consumirá má energía y contaminará más. Las infraestructuras afectan a amplias extensiones y conllevan pérdidas irreparables de biodiversdidad.
4.- Grandes pérdidas.
Paola Laiolo, investigadora contratada por la Estación Biológica Doñana, del CSIC, alerta sobre la pérdida de herbáceas, del proceso de polinización, la diversidad de aves y el aumento de la predación.
5.- Incoherencia.
Margarita Costa Tenorio, de la Universidad Complutense de Madrid, enumera hasta once tipos de hábitas protegidos por la UE presentes en esta zona. El grueso de su informe consiste en destacar la incoherencia entre los objetivos del parque y la pretendida infraestructura.
6.- El oso.
Ignacio Doadrio Villarejo, del CSIC, y Francisco Purroy, subrayan que los valles que rodean Tres Provincias son «zonas de máximo valor de reproducción y crianza» de los grupos familiares y de alimentación de abril a octubre y corredor de comunicación de mayor interés.
7.- Zonas de cría.
Fernando Hiraldo, director de la Estación Biológica de Doñana, concluye en su informe que una estación de esquí «afectaría negativamente a las zonas de cría, alimentación y celo de la población oriental y también al corredor que asegura su comunicación».
8.- Perdiz pardilla.
Mario Quevedo, de la Universidad de Oviedo, y Alberto Fernández, investigador contratado del CSIC, concluyen que el mayor núcleo de perdiz pardilla ibérica se vería afectado de lleno por la estación, puesto que no podría ser aliviado por medidas correctoras ni compensatorias e hipotecaría su viabilidad en toda la cordillera.
9.- Excepcional.
Emilio Puente García, profesor titular de botánica de la Universidad de León, asegura que el entorno de Tres Provincias es uno de los mejores paisajes de montaña con valores únicos y excepcionales, tanto florísticos como vegetacionales.
10.- Endémico.
HElios Sainz Ollero, de la Universidad Autónoma de Madrid, informa que el gran número de plantas raras y amenazadas de extinción que se acantonan en estas montañas resulta de extraordinario valor biogeográfico. Se trata de vegetación en una situación ambiental precaria y depende para su subsistencia de aspectos microecológicos (turberas, fuents y nacederos, ventisqueros, enclaves umbrosos y repisas húmedas).
11.- Irreversible.
Emilio Virgós Cantalapiedra, de la Universidad Rey Juan Carlos, confirma que la estación afectará a la zona osera y vulnera la Directiva de Hábitats. La afección, también en su opinión, será irreversible y no se podrá subsanar con medidas correctoras. «Por ello se considera absolutamente incompatible esta estación de esquí con los valores naturales que alberga una de las mejores zonas de montaña del sur de Europa».
12.- Efectos.
César Rodríguez Ruiz, de la asociación Ríos con Vida, indica que la estación contraviene los principios y objetivos del parque natural y alerta sobre las especies de vertebrados e invertebrados ligadas al agua que están protegidas por la Directiva de Hábitats. Recuerda que las cabeceras fluviales están vedadas precisamente por su importancia como recursos de reproducción y alevinaje. La estación produciría «una afección irreversible hacia la flora vinculada al agua y de invertebrados como la trucha común».
Fuente: