Hay que decir que en esta estación se inventaron muchas de las cosas que ayudaron a que el esquí se desarrollara. Donde hoy están las pistas, en 1932 no era mas que una granja con una colina a punto de ser embargada por el banco. Su propietario era Clarence J. Bousquet, al que un buen día unos chicos le pidieron si podían deslizarse esquiando por la colina que había frente a la granja. Como tampoco vio nada raro en aquello, les dejó que hicieran. Y así se pasaron el invierno, e incluso se fue apuntando mas gente. Tanto fue así que al invierno siguiente convirtió su pequeño garaje de dos vehículos en una cocina para servir perritos calientes y un lavabo donde poderse asear los esquiadores.
En verano de 1933 permitió que los chicos de un Club de esquí local limpiaran parte de la ladera para crear una pista, que hoy en día todavía se puede bajar. El hecho de tener una estación de tren cerca hizo el resto. Con el dinero que hizo vendiendo perritos calientes se compró un remolcador, y el 10 de Febrero de 1935 abría por primera vez la pista de esquí al público en general. 10.000 personas se hicieron las tres horas en tren desde Nueva York y Boston para ver como se lanzaban los 447 esquiadores que compraron los tickets aquel día.... y siguió vendiendo muchos perritos calientes. Tantos vendió, que saldó la deuda del banco.
Para la temporada 35-36 sus hijos construyeron dos remolcadores más, y para la de 1936-1937 inventó el esquí nocturno gracias a una colaboración con la General Electric que colocó los postes de luz en las pistas. Y llegó la de 38-39. Terrible. No nevó. Pero sobrevivió, y la siguiente fue espectacular. Entre otras cosas que inventaron los Bousquet, estaba la estopa de cuero para agarrar a los esquiadores en el remolque y mantener las manos libres, de las que se vendieron medio millon en 30 años; y un elemento de seguridad que impedía que los esquiadores se enredaran en la parte superior del remolque. Se dice que ganó mas dinero con sus inventos que con la propia estación de esquí (y con los perritos calientes, por supuesto!).
Y así llegamos a 1956, con una industria en rápido crecimiento, exigente y con una demanda de grandes montañas y muchas hectáreas. Y aquí es donde entra Donald Soviero, un abogado que le compra la estación y que hace algunas mejoras, entre ellas instalar el primer sistema de innivación artificial del mundo aplicado a una pista de esquí.
Nuevamente hemos de volver unos años atrás, al 14 de marzo de 1950. Ese día un joven entraba por la puerta de la Tey Manufacturing Company, una empresa fundada en 1947 por dos socios, que se dedicaba a fabricar unos innovadores esquís de aluminio con un interior hueco y tres capas de metal unidas entre sí, llamado ALU-60. Pero aquel año estaban desesperados. No había nevado y la venta de esquís se había desplomado (podemos ver que esto ha sido un mal a lo largo de toda la historia). "Yo puedo fabricar nieve artificial!". Era Wayne Pierce, que venía con una idea bajo el brazo consistente en un compresor de pulverización de pintura, una tolbera y manguera de jardín. Con aquello afirmó ser capaz de lanzar gotas de agua al aires, y convertirlas en congelados cristales hexagonales, más conocidos como 'copos de nieve'. Podía ser la primera máquina para fabricar copos fuera de un laboratorio.
La empresa le consiguió una patente y lo hizo socio, pero no fue mucho más allá. En 1956 los tres vendían la compañía, patente incluida, a la Emhart Corporation, y esta le vendía la invención a Joe Tropeano, el propietario de Larchmont Irrigation Company, de Boston, y que anteriormente había trabajado en la Tey Manufacturing Company tratando de hacer funcionar aquella invención, con pocos resultados. Pero una vez tuvo la patente en sus manos, pudo desarrollarla hasta que logró resultados efectivos.
Y volvemos de nuevo a la tarde de 1956, y con Donald Soviero, el abogado propietario de Bousquet Ski Area. En aquel momento había un montón de gente que, según comentan los periódicos de la época, no sabían si ponerse cerca para ver bien el proceso, o mantenerse a una distancia prudencial. Y efectivamente. Soviero encendió el compresor diésel y la enorme red de tuberías puestas sobre tierra empezó a dar bandazos hasta que saltó todo por los aires. Pero lo volvieron a montar, mejor, mas fuerte. Y como en la mejor de las películas de Disney, la tensión en las caras de la gente se tornó en alegría cuando vieron los primeros copos de nieve. Se había inventado la nieve artificial (aplicada en pistas de esquí), aunque por el momento solo se podía usar en momentos de bajas temperaturas.
A lo largo de estos años los costes en los procesos de fabricación han ido bajando, sobretodo a partir de los '90, cuando ya no solo se usa menos electricidad, sino menos agua, adquiriendo una calidad seca apreciada por los esquiadores. Además solo se encienden cuando un ordenador certifica que se den la situación exacta para fabricar nieve en condiciones como para que se mantenga.