El sector del esquí no esconde su preocupación por las temerarias conductas de algunos de esos aficionados que se valen de las infraestructuras de las estaciones para acceder a laderas de nieve virgen que se salen de las zonas marcadas, aunque ello suponga poner en peligro su propia vida. Pero ¿alguien puede impedir a estos a aficionados, que pagan su forfait, que busquen nuevas sensaciones en zonas no controladas por la estación?.
Joaquim Alsina, director gerente de la Associació Catalana d´Estacions de Montanya (ACEM), lo tiene muy claro a la hora de responder a esta pregunta. "Con la actual ley nadie puede impedir que esos esquiadores salgan Elde las pistas marcadas para descender por una ladera con nieve virgen que no está controlada por el complejo", afirma Alsina.
Es lo que hizo el pasado domingo el vecino de Azpeitia muerto en Val d´Aran tras despeñarse por un precipicio de 200 metros cuando caminaba por la cresta de una montaña - con su tabla de snowboard bajo el brazo- en busca de una de esas laderas con nieve virgen.
Joaquim Alsina añade que el Senado está trabajando en la elaboración de una ley que otorgaría a las estaciones o autoridades policiales un poder que ahora no tienen. El director de la ACEM no esconde que, sin una normativa explícita en este sentido, intentar convencer a los esquiadores más temerarios de que su conducta es peligrosa es como predicar en un desierto. "Quizás un ochenta por ciento de los aficionados siga las advertencias de las estaciones, pero el resto hace caso omiso", añade Alsina. Éste recuerda un caso concreto en que ni una dotación de la Guardia Civil pudo prohibir el paso a un grupo de esquiadores, en la estación de Cerler, empeñados en descender por una ladera de nieve virgen en una jornada en que el riesgo de aludes en esa zona era extremo.
Para el director de la ACEM, sólo una ley que otorgue autoridad para prohibir el paso a zonas fuera de pista, en caso de peligro, ayudaría a prevenir muchos accidentes. El control de esos puntos de acceso a palas con nieve virgen se apunta como la solución más efectiva, ya que poner puertas a la montaña, como explica Roberto Buil, portavoz de Baqueira, es imposible.
Para Juanjo Garra, alpinista que ha conquistado el Everest, el principal problema es la falta de concienciación de los riesgos de la montaña. Garra deja muy claro que hay que diferenciar entre los amantes de las travesías con esquís de montaña y los esquiadores aficionados al fuera pista. "Los primeros suelen evaluar y valorar, por norma general, mucho más los riesgos que los segundos", indica. Aunque el nivel de esquí suele ser muy alto entre los amantes de las laderas con nieve virgen, Garra cree que entre estos aficionados del esquí que buscan emociones fuertes falta, salvo en contadas excepciones, mucha formación sobre los peligros que esconde la montaña.
Pero responsabilizar únicamente a estos esquiadores no es justo, según este alpinista, que también culpa a las propias estaciones de potenciar con su publicidad estas conductas de riesgo. "¿Cuándo se ha visto una foto de una estación en la que se vean colas o los remontes?". - se pregunta Garra-.
"Lo normal es vender el producto con esquiadores que bajan por laderas de nieve virgen en espacios idílicos, que después no se corresponden con la realidad".
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