Los promotores de esa recogida de firmas son los responsables de la organización Salvemos la Montaña Palentina, creada el pasado mes de marzo por vecinos, empresarios, comerciantes y hosteleros. Frente a estas firmas, se recopilaron otras 10.900 en contra de la estación, siguiendo una iniciativa de la Plataforma en Defensa de San Glorio y de Izquierda Unida.
Independientemente de las cifras, lo cierto es que en el norte de la provincia hay abierto un debate, que tampoco es nuevo, sobre la necesidad de preservar el medio ambiente a costa de limitar las posibilidades de desarrollo económico en la comarca. Los defensores de la estación invernal apelan a los empleos que creará la estación de esquí para potenciar la economía de la zona, y recuerdan la emigración de jóvenes y la consiguiente despoblación y envejecimiento de los habitantes como principal consecuencia de la crisis económica que sufre la Montaña Palentina.
Por su parte, los opositores esgrimen el deterioro del medio ambiente, en una zona osera, que implicaría una instalación como ésta. Dos posturas claramente diferenciadas en una balanza de opiniones en cuyos extremos penden la calidad de vida de los pobladores del territorio y un entorno ambiental de gran valor ecológico y belleza natural.
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