Bien, muy contenta. La verdad es que ha sido un día estupendo de todo: de buen tiempo, de nieve, de trazado... y de resultado.
¿Cuál ha sido su sensación al pasar la línea de meta?
Al terminar la prueba no sabía lo que había hecho. Me he enterado de la victoria por la ovación del público. Entonces he dado un chillido tremendo. Estaba tan contenta que sólo me ha faltado echarme a llorar.
Hace tres semanas ganó su primera prueba de Copa del Mundo y ahora repite. ¿Eso la sitúa en lo más alto del esquí alpino femenino?
Claro. Si no, no estaría entre las mejores del mundo. En este deporte se trata de fallar lo menos posible. Y yo he vuelto a ser la que menos ha fallado.
¿Se siente como una reina?
Reina no, pero este triunfo representa la guinda del pastel a una gran campaña. Siento que me va a dar mucha energía para la temporada que viene.
¿Quién ha sido la primera persona que le ha felicitado?
Los de mi equipo. Luego he hablado por teléfono con mi familia y mi marido Ángel. El pobre no podía ni hablar.
Y vuelve a acabar tercera del mundo del gigante por segundo año consecutivo, aunque este año lo tenía más difícil, ya que tenía que remontar un cuarto puesto...
Yo venía a esta última prueba con mucha confianza y, sobre todo, con mucha tranquilidad después del triunfo en Are. Volver a repetir podio ha sido la mejor forma de sacarme la espina que tenía clavada.
¿La espina se refiere al noveno puesto en el Mundial?
Este deporte tiene estas cosas, pero no porque una carrera te salga mal te tienes que rendir. Esas cosas pasan en el esquí.
Y el año que viene Juegos de Turín. ¿Esa es su siguiente meta?
Mi siguiente meta es seguir siendo primera.
¿Ahora vuelve a España?
No, todavía me queda una semana por Italia, Suiza... compitiendo en el supergigante. Y luego regresaré a España y participaré en los Campeonatos de España. Después, sí, descansaré.
¿Cómo va a celebrar este triunfo y podio final?
Aún no lo sé, pero algo nos inventaremos en el equipo.
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