La estación suiza de Verbier es conocida en el mundo de la nieve tanto por sus pistas (410 kilómetros esquiables) como por sus zonas fuera de pistas.
Descensos por nieve sin tratar por montañas como el Mont-Fort (3.330 metros) la han convertido en el lugar de peregrinación de los amantes del freeride.
El punto de partida se encuentra al final del teleférico Mont-Fort. Antes de abandonar la pista, un cartel anuncia el inicio del descenso apto sólo para esquiadores muy expertos y se debe ir equipado (por ley) con un ARVA, un aparato para detectar a víctimas de aludes.
La transición desde el teleférico (unos 50 metros) hasta la primera canal es algo delicada y habrá que prestar atención. Una vez superado este tramo, el esquiador empezará a descender por unas divertidas canales hacia el glaciar Grand Desert. Poco a poco, la montaña se va abriendo y se esquía por las laderas de La Rosablanche. El descenso fuera pista se acaba al llegar al lago de Cleuson, donde se deberá remar durante más de un kilómetro para llegar a la cabaña Saint Laurent, donde se puede descansar.
Ya sólo quedará regresar a las pistas para descender hasta la zona de Siviez (Nendaz).
Uno de los fuera pistas más espectaculares del mundo
• Canales salvajes, interminables palas de nieve virgen y unas vistas de ensueño es lo que promete el descenso fuera de pistas del Mont-Fort
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