Los giros en cuña suponen el primer recurso técnico que habilitará al debutante a cambiar de dirección, y se pueden realizar de dos maneras. Una se conoce como cuña por extensión y la otra, cuña neutra.
La primera es una cuña más derrapada y más fácil de aprender, mientras que la neutra resulta más conducida.
En la cuña por extensión, los giros se producen por el reparto desigual del peso o de la fuerza en los esquís. La posición que debe adoptar el esquiador es la utilizada en los descensos en cuña directa. La parte de arriba del tronco se mantiene recta, con los brazos adelantados. La cuña se forma mediante la separación de las piernas y una rotación convergente de los pies.
Partiendo de la posición de la cuña se encara la pendiente y se realiza una extensión de las piernas para apoyarse en el esquí exterior. El peso se carga hacia al lado contrario al que se quiere virar. Con esta maniobra uno consigue un mejor apoyo en el canto interior del esquí de fuera, que a la postre es el que se encarga de hacernos girar. Una vez realizado el giro, para cambiar de dirección hacia el otro lado bastará con repetir la operación a la inversa.
Zona de debutantes
Las pistas utilizada para poner en práctica los giros en cuña debes ser de color verde, con una ligera inclinación, y ancha. Ejercicios como realizar los cambios de dirección haciendo el avión con los brazos, con los bastones en bandeja o con las manos en las rodillas ayudarán a mejorar la técnica en caso de que sea necesario.
Con la colaboración de Xènia Viadé, directora técnica de Traça (cerdanyayaventura.com).
Clases de esquí: El giro más elemental
• La cuña por extensión es el primer gesto técnico que permite al esquiador cambiar de dirección