"Imagina que tienes una mina de oro a sólo 23 kilómetros y que, por diferentes motivos, no te dejan explotarla. Es una situación inconcebible, que limita nuestro crecimiento", dice David Tarrado, alcalde socialista de Esterri d'Àneu, la capital del valle. "Y mientras el territorio del Vall d'Aran crece, nuestros pueblos se quedan desiertos cuando llega el invierno", añade Joaquim Llena (PSC), primer edil de Alt Àneu, un municipio con ocho pequeños núcleos agregados, que será el primer beneficiario de la expansión de Vaquèira.
Crecimiento controlado
El proyecto, muy discutido por los ecologistas por su impacto sobre el valle de Àrreu, cuenta en cambio con el apoyo mayoritario de los vecinos, que ratificaron su postura hace tres años en una consulta popular.
Llena y Tarrado afirman, coincidentes: "Llevamos mucho tiempo preparándonos para el desembarco de Vaquèira". Y aseguran ser "muy conscientes de que no hay que confundir el esquí con el urbanismo incontrolado, que es, precisamente, lo que CiU no ha sabido gestionar en el Vall d'Aran".
La llegada de Llena al poder municipal en 1995, y la de Tarrado en 1999, pusieron fin a la hegemonía de la federación nacionalista en la zona y coincidió con un cambio sustancial en el Pallars Sobirà que, hasta entonces, parecía adormecido. Las estadísticas dicen que es una de las comarcas leridanas con mayor crecimiento económico en los últimos años, pero los dos alcaldes socialistas de la zona de Àneu aseguran que la mayoría de las iniciativas "se quedan en el sur, entre Gerri, Sort y Llavorsí".
Por eso, en colaboración con los ayuntamientos de La Guingueta d'Àneu (CiU) y de Espot (PP) y de las organizaciones empresariales y sociales han redactado un plan de ordenación turística que contempla, entre otras cosas, la creación de un vivero de empresas en Esterri y la preservación de los valles, ocupados, en gran parte, por el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici y por el nuevo Parc Natural de l'Alt Pirineu.
"Se trata, dice Llena, de compatibilizar el esquí con los parques naturales y la actividad residencial e industrial con la arquitectura tradicional".
Ni Tarrado ni Llena disimulan sus críticas a la Generalitat por el escaso apoyo recibido y "su modelo del Pirineo, hecho desde un despacho de Barcelona".
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