El esquí de primavera es como la tónica. Cada vez que lo pruebas, te gusta más. Con temperaturas más agradables y los días son mucho más largos, un viaje de esquí permite exprimir mucho más todo lo referente a lo que no es puramente esquí. Y buscando todo eso, este año hemos vuelto a Val d'Isère.
¿Por qué Val d'Isère?
La primavera está muy bien, pero cuando buscamos un destino de nieve, nos gusta que haya nieve. Y a finales de marzo o en abril, a según qué alturas, es muy probable que encontremos más verde que blanco. Esta es una de las razones por la que elegimos Val d'Isère. El pueblo se encuentra a 1850 m y suele estar nevado hasta prácticamente el final de temporada. Y a partir de estos 1850 m, suben remontes que te dejan en la parte media de la estación, que está toda por alrededor de los 2500 m y hasta por encima de los 3000 m, lo que garantiza que, aunque cojamos unos días calurosos, podamos esquiar con unas muy buenas condiciones de nieve.
Si a unas buenas condiciones de nieve, le sumas que estamos ante uno de los dominios más grandes de los Alpes, el que forman Tignes y Val d'Isère, pues tienes otro motivo más para pasarse por aquí.
Pero quedan los otros, los que hacen que este destino se haya convertido en uno de mis favoritos, sino el que más, y es todo lo que ofrece el conjunto del pueblo y la estación. Val d'Isère es un pueblo con una pieza central muy bonita, la que rodea a la iglesia, que invita a pasear. Hay tiendas normales, de ropa deportiva, de comida típica de la zona, cafeterías con productos excepcionales, restaurantes de todo tipo (bueno, pongamos que de medios para arriba) y una oferta de actividades fuera del esquí que no te la puedes acabar. Y teniendo en cuenta que estamos en la estación con el precio del m2 más alto de toda Francia y seguramente en el top 5 mundial, el ambiente es cuidado, con una atmósfera elegante pero muy alejada de las estridencias que se pueden ver en otros destinos top de esquí.
Toda la zona que rodea a la iglesia es muy bonita. Foto: IPD
En general, suele haber muchos ingleses en Val d'Isère, aunque en Semana Santa se da un poco la misma circunstancia que durante el Puente de la Inmaculada con los españoles, es decir, que casi todos son ingleses, hasta el punto que es más fácil que aciertes si te diriges a alguien en inglés.
Para la ocasión nos alojamos en unos apartamentos a pie de pistas, Chalet Izia. Y son verdaderamente a pie de pistas, tanto para salir como para llegar. Están realmente bien. En nuestro caso, dos habitaciones y dos baños completos.
Para esquiar es muy cómodo, pues sales del ski room y estás a escasos metros esquiando del "Front Neige". Para volver, puedes llegar a través de Santons o Épaule de Charvet (son pistas bastante difíciles) y sino, llegando a la base y desde allí, cogiendo las sillas Village o Rogoney (pìstas muy fáciles), que dan suficiente altura para poder llegar hasta la puerta del ski room.
Este año hemos vuelto a tener nieve a raudales. Es más, hemos pillado dos días de powder y podríamos decir que el ambiente ha sido bastante hivernal. De hecho, no es que hayamos visto mucho el sol y ha nevado algo la mitad de los días.
Toda la estación está llena de corazones mirador. Foto: IPD
Bellevarde es muy tentador, pero solemos empezar por la zona de Solaise, con pistas más tranquilas, aunque en la zona de Bellevarde también tenemos Grand Pré, de donde salen unas pistas verdes y azules con poca pendiente que son muy agradables y no suelen tener gente.
Lo que se saliendo de la cabina Solaise. Foto: IPD
Otra zona que nos gusta para calentar es la de Grand Pré. Arriba de esta silla están las famosas letras de Val d'Isère y también de arriba parten unos buenos fuera pistas a los que hay que entrar solo si sabes por dónde vas.
Telesilla Grand Pré. Foto: IPD
Las letras en lo alto de Grand Pré. Foto: IPD
Pista Grand Pré. Foto: IPD
Un buen sitio para parar a comer es el nuevo Maison Louly, unos pocos metros por debajo de la salida del teleférico Olympique. En el piso de arriba encontraremos un restaurante muy cuidado, con una moderna chimenea que domina el centro de la sala y unos platos más elaborados. Por contra, en la parte de abajo se encuentra el Café Bellevarde, donde se puede comer por uno de los precios más contenidos de toda la estación. Aquí podrás degustar la Burger Bellevarde, hecha con quedo de raclette.
En las terrazas de los dos locales se puede disfrutar de unas buenas vistas de la zona de Grand Pré. Uno de los días que los visitamos estaba nevando y la terraza, directamente es como si no existiera.
Interior de Maison Louly. Foto: Maison Louly (Instagram)
Terraza del Café Bellevarde. Foto: IPD
Este es el aspecto cuando no nieve. Foto: Maison Louly
Las vistas que ofrece la estación son espectaculares. Da igual por dónde te muevas, el paisaje es precioso e invita a pararse y contemplar lo que te rodea.
Vistas desde la silla Glacier, en la zona de Solaise. Foto IPD
En lo alto de la zona de Solaise hay un telesilla apartado que, cuando nieva, ofrece grandes momentos. Aquí pillamos a lo grande un par de días. No hace falta más. Desde aquí, por un fuera pista, se puede bajar por detrás hasta la base de la silla Manchet Express.
La silla Cugnaï, a la derecha de la imagen, permite muy buenas bajadas cuando hay nieve recién caída. Foto: IPD
Un par de ejemplos de lo que nos hemos encontrado por debajo de esta silla:
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Una pista cambiada es la de Mangard. Hasta ahora era azul, pero se ha convertido en una roja. Es una pista muy divertida que baja desde lo alto del teleférico Fornet hasta la base del mismo.
Inicio de la pista Mangard. Foto: IPD
Otra de las zonas bajas es Laisinant. No hay más que unas pocas casas, pero tiene una parada de los buses que cicrulan sin parar por Val d'Isère, lo que hace que los desplazamientos entre zonas sea muy eficiente.
Telesilla Laisinant, justo al lado de la parada de la navette que llega a Fornet. Foto: IPD
Uno de los pocos remontes antiguos que hay en Val d'Isère es la cabina Vallon, que parte del final del teleférico Fornet y nos deja en la zona del Glaciar de Pissaillas, en la zona más a la izquierda del mapa de pistas. Pues bien, parece que tiene los días contados, pues ya está expuesto el que será su sustituto, otra cabina completamente negra, al estilo de las de Solaise o La Daille.
Cabina Vallon. Foto: IPD
Mirador que hay a la salida de Vallon y dónde se expone el nuevo telecabina. Foto: IPD
El tiempo ha sido cambiante, con algunos momentos en los que salía el sol y otros con el cielo muy cubierto y nevando. Y también bastantes días ventosos, pero aquí parece que no les afecta demasiado, pues los remontes van funcionando. Solo un día falló la conexión con Tignes. Este tiempo tan cambiante hizo que nos quedáramos más por la zona de Val d'Isère y fueron muy pocas las incursiones por Tignes.
Una bajada que no nos quisimos perder fue la de Fornet. Una pista de baches espectacular que parte de Mangard y que llega hasta la base. No se acaba nunca...
Comienzo de Fornet
A mitad de Fornet, se pasa por debajo del teleférico. Foto: IPD
Y no podemos olvidarnos de la mítica Face de Bellevarde, una negra espectacular que fue pista de descenso de los JJOO del 92 y que hoy en día sigue siendo la pista de las pruebas de la Copa del Mundo del mes de diciembre.
Como algún día las temperaturas subieron, bajarla por la tarde se hizo muy agradable, pues esta pista es mejor bajarla a primera hora, cuando está la nieve recién planchada y todavía no le ha dado el sol. Pero con nieve un poco primavera, los baches que se forman se bajan mucho mejor
La parte final de la Face transcurre por debajo del Teleférico Olympique. Foto: IPD
Un descubrimiento de esta vez ha sido el Village Perdu. No es para mayores, pero me gustó visitarlo. No me extraña que a los niños les encante, pues se trata de un montaje que, además de curioso, da la sensación de que estás completamente apartado, aunque se encuentra entre las pistas Orange y OK.
El Village Perdu es un sitio muy logrado. Foto: IPD
Y aunque fuimos poco, también nos dejamos ver por Tignes. Y, cómo no, su funicular Perce Neige que transcurre por dentro de la montaña.
Si te gusta salir de las pistas, ir con un guía es una actividad que no debes perderte. Y la tienes para todos los precios, desde una jornada completa con un guía para ti solo hasta una sesión colectiva, con hasta 6 personas, que sale muchísimo más económico. En cualquier caso, podrás bajar por sitios que solo sería mejor que no fueras. Val d'Isère es un paraíso para el fuera pista y nada mejor que alguien que te lleve de manera segura por zonas especiales. Nosotros cogimos un día un grupo de actvidad fuera pista y lo pasamos en grande.
El guía en cuestión era Alexandre Bouillot, un excorredor de descenso de Copa del Mundo con un 16 puesto en el descenso de Val Gardena como mejor resultado. Ir de paseo con un tipo que ha bajado en Kitzbühel o Bormio, es un plus.
A punto de bajar La Spatule. Foto: IPD
Llegando a La Daille. Foto: IPD
Una de las cosas que queríamos hacer esta semana era probar el biathlon. Desde la Oficina de Turismo nos recomendaron contactar con Lena Arnaud, ex campeona del mundo junior, que da clases casi todos los días en la zona del circuito del esquí de fondo. Pues bien, poder practicar este deporte tan desconocido por nosotros ha sido otro punto a favor de Val d'Isère.
Hacer esqui de fondo ya de por sí es muy interesante (y agotador), pero si le añadimos lo de disparar, la cosa es mucho mejor. El rifle con el que disparamos es una maravilla, con una recarga que se hace con el mismo esfuerzo que el de disparar, un gatillo adicional. Porque cuestan una fortuna, que sino ya nos habríamos agenciado una....
Lena en primer plano y un servidor disparando
Además de repetir en algún otro, en este viaje hemos podido descubrir otro buen restaurante, Le Grand Ours, que pertenece al grupo Les Airelles. Es el más antiguo de Val d'Isère, con una decoración acorde y ofrece un menú bastante interesante. El que para nosotros sigue siendo imprescindible es Les Etincelles, que abre cada día para comer y se puede ir con las botas puestas, pero es cenando donde sube un punto más. En cualquier caso, como pasa en casi todos los restaurantes de Val d'Isère, los precios son bastante altos.
Detalle de la sala de Le Grand Ours, con los cestos en el techo, y de Les Etincelles. Fotos: IPD
A los que nos gusta el queso, no podíamos dejar de visitar le Ferme de l'Adroit, de camino a Laisenant y la tienda que hay al lado. Y si no quieres moverte, siempre puedes visitar la tienda que tiene en pleno centro de Val d'Isère, la Fermette de Claudine. Es una perdición...
Se acaba una gran semana en uno de los mejores destinos que se me ocurren para ir a esquiar. Y como ya nos ha pasado anteriormente, ya estamos pensando en la próxima, que seguro que será más pronto que tarde.