El primer día de la temporada es el más esperado para cualquier esquiador. Llevamos en el dique seco muchos meses y las ganas de empezar a deslizar por lo blanco casi se transforman en ansias.
Desde que termina la temporada de esquí en Abril o Mayo, la gran mayoría de esquiadores ponemos el contador de marcha atrás en funcionamiento, sí, ya sé que el buen tiempo nos invita a hacer cosas que durante el invierno no hacemos, ya sea salir en bici, excursiones por el monte, cervecitas o refrescos en las terrazas, playa para aquellos que les guste... Se me ocurren muchas cosas, pero ninguna como el esquí, no hay nada que nos haga sentir mejor, estar en la naturaleza y deslizando por el elemento más bonito y especial que hay en el mundo.
Toda esta cuenta atrás, nos va bien también para poder empezar la temporada con la mejor forma física posible, y a la que llega el otoño, las ansias van in cescendo, que no he hecho suficiente deporte, que no tengo el material a punto, todavía me falta comprar algo y el toro me va a pillar...
¿No os sucede los mismo?
Pues bien, el primer día llega, el día más esperado del año está al caer. Ya te has dejado todo el material a punto la noche anterior, lo has comprobado varias veces para no olvidarte nada, el casco, los esquís, la ropa nueva con la que te sientes un súper esquiador, las botas también nuevas con las que llevas con ellas puestas muchos días atrás, incluso cocinando, jajajaja, si sí, soy de esos que se pasea con las botas puestas por casa, cocinando, viendo la televisión...
Te levantas temprano por la mañana, o si te sucede como a mi, ni te despiertas, y no lo haces porque llevas toda la noche sin pegar ojo, los nervios han apoderado tu interior durante varios días, subes al coche y vas dirección al paraíso, en mi caso ese día iría a Font Romeu Pyrénées 2000, a parte de ser de las pocas que había abiertas, parecía que las condiciones eran mucho mejores de las esperadas.
Había quedado con Fernando de los SkiPowderLovers, quién tampoco se quería perder el estreno.
Llegábamos a Font Romeu sobre las 8.30h de la mañana, y directos a comprar el forfait, esa tarjeta mágica con la que puedes subir a los remontes tantas veces como quieras.
Ya veis, un buen manto en las pistas, frío, sol y cañones a tope, ¡¡el día prometía!!
De vuelta al coche y a ponerse las botas.
El momento de sacarlas de la bolsa y ponértelas es mágico, indica que algo maravilloso va a pasar. Terminamos de vestirnos para la ocasión, y para coger el primer telesilla que nos subirá al paraíso.
Como no sabíamos cómo nos íbamos a encontrar la estación, esquís viejos por si acaso.
¡¡Madre mía qué emoción!!
Durante la rápida subida en la silla, con Fernando íbamos hablando de la importancia de las primeras bajadas, de hacerlas con tranquilidad, de volver a tomar conciencia de deslizar, de nuestro cuerpo y nuestros movimientos.
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Las caras de alegría lo dicen todo, además, la estación presentaba un aspecto muchísimo menor de lo esperado.
Después de las fotos de rigor para inmortalizar el momento de inauguración de la nueva temporada, miramos hacia la pendiente, una pista verde para empezar suaves y, de repente, sucede aquello que nunca en la vida crees que te va a pasar...
Vas suave, tranquilo, empiezas el primer giro en cuña sin estar pendiente de nada, sólo de conversar ya que vas muy despacio, se queda enganchado un esquí, vas con los músculos todavía fríos y sin nada de tensión y escuchas dos crujidos muy fuertes, mucho dolor y nada de fuerza. Horror!! Los crujidos han sido en la rodilla, te tiras al suelo por el dolor y, en ese momento te pasa de todo por la cabeza.
Es imposible que me pase esto a mi, estoy en forma, he hecho los deberes durante todo el verano y otoño, llego a ese día en óptimas condiciones, quizás el año que mejor estaba.
Un buen rato en el suelo esperando si el dolor disminuía un poco y si yo también me calmaba, y eso parecía que no cesaba. Habíamos bajado unos 20 metros de pista y le digo a Fernando que me ayude, que con su ayuda y los bastones, subiremos al llano para avisar a los písters, estoy seguro que me he roto, el dolor es muy fuerte y los crujidos no hacían presagiar nada bueno.
Fernando fue rápido a avisarlos a la caseta y vinieron al momento, el trato fue increíble, amables, simpáticos, sabían perfectamente qué hacer y cómo hacerlo, muy buen trato hacia mi para intentar relajarme y que pasara esos momentos de la mejor manera posible, además, se permitían el lujo de hacer broma diciendo que yo era el primer rescate de la temporada, ya veis, tengo el honor de haber sido el primer rescatado en Font Romeu la temporada 2023-24, no todo el mundo lo puede decir, jajajaja.
Como decía, sin prisa pero sin pausa, con la pierna bien inmovilizada, me bajaban hacia abajo, dónde teníamos el coche.
Me dieron la opción de pasar revisión médica en su centro, pero como yo no conducía, preferí ir directo a mi centro de confianza para ver el abasto de la lesión.
Cómo me preguntaba unos minutos antes, seguía dando vueltas a qué era lo que había hecho mal para que me pasara esto, y la verdad es que con la cabeza fría lo tuve muy claro, así que os lo voy a recordar bien para que no os pase a nadie.
Como decía anteriormente estaba en forma, me había preparado muy bien para el inicio de temporada, había empezado muy tranquilo tomando conciencia de todo mi cuerpo y movimientos, pero había dos cosas que había pasado por alto y que creo que nunca más voy a pasarlas:
- No calentar nada antes de empezar.
- No estar pendiente de lo que estaba haciendo en ese momento, relajado y hablando, sin estar en media tensión y atención para algo que la requiere.
Así que por favor, no dudéis nunca "perder" cinco o diez minutitos en calentar un poco y estirar musculatura porque esto nos va a ayudar a prevenir lesiones.
Y si habéis llegado hasta aquí y os pica la curiosidad sobre qué es lo que finalmente me pasó, sólo deciros que en muy pocos días vuelvo al ruedo sobre los esquís, y que tendréis que esperar al próximo artículo para saberlo, jajaja.
Desearos un buen año y una mejor temporada con mucha nieve, salud y sin lesiones, y dar las gracias nuevamente a Fernando por la paciencia y haberle arruinado el día, y a los písters por su gran labor. Me sabe muy mal no acordarme de sus nombres, pero para ellos va dedicado el artículo.
Y como siempre os digo...