A la espera de esa gran nevada que nos permita empezar a disfrutar de nuestro deporte favorito, el pasado 12 de Octubre, aprovechando la festividad, me dispuse a ir a subir la que posiblemente será la última cumbre antes de la ansiada nieve, el Puigmal.
Me decidí por esta montaña para rendirle mi personal homenaje, ya que como muchos sabéis, a sus pies estaba la ya cerrada estación de esquí de Cerdagne Puigmal 2900.
Otro motivo para escoger este monte, es que desde allí, podremos ver las estaciones de esquí de La Molina y Masella, así como Font-Romeu y Les Angles, así alimentaremos un poco más nuestro mono de esquí.
El día amanece fresquito pero soleado, creo que podremos gozar de unas estupendas vistas.
Esta va a ser la meta del día, la cima del Puigmal con sus 2909m.
Mientras subimos, gozaremos también de las vistas del domino Alp2500, compuesto por La Molina y Masella.
Al ir ascendiendo, empiezo a tener un sentimiento de tristeza y nostalgia...
En lo alto de la colina apreciamos las pilonas y la estación de llegada del arrastre abandonado que nos subía al punto más alto de la estación de Puigmal, y allí tenemos que llegar para luego alcanzar la cima.
Parece que el buen tiempo va cambiando y las nubes empiezan a hacer acto de presencia.
Lo de detrás es Alp2500, lo que hace un momento estaba bien despejado, se empieza a nublar muy rápido y toca ponerse la chaqueta. Es un buen momento para recordar que la montaña es un medio hostil, y siempre tenemos que ir bien equipados para no pasarlo mal, suerte que cogí una buena chaqueta...
¿Qué me decís de las vistas al Puigmal desde lo alto de la estación?
Al fondo de la imagen apreciamos algunas pistas de la estación de esquí de Font-Romeu.
Toda la ladera izquierda es la antigua estación cerrada, imaginaros las posibilidades de fuera pistas...
Qué ilusión hace pisar nieve nueva a mediados de Octubre! Con el frío que hacía allí arriba y con nevadas previstas en cotas altas los siguientes días de la excursión, creo que esta nieve ya se va a quedar hasta bien entrada la primavera.
La llegada a la cima no fue la esperada cuando salimos de casa y a causa de las nubes y niebla no pudimos gozar de las estupendas vistas. Suerte de llevar ropa de abrigo, sino hubiéramos tenido que dar la vuelta sin conseguir el objetivo.
Arriba estuvimos solo el rato justo para las fotos de rigor y empezamos rápido el descenso por un valle totalmente virgen, sin caminos ni señalización, atravesando verdes prados llenos de rebecos, vacas y marmotas.
A medida que vamos descendiendo, los árboles empiezan a hacer acto de presencia, el verde se intensifica y el ruido del riachuelo en un paraje sin gente lo hace un lugar mágico.
Y tras varias horas de caminata, unos 17km y 1200m positivos, llegamos al coche satisfechos por la bonita excursión.
Para mi, todas las cimas tienen su parte emotiva, incluso sin hacer cumbre, las caminatas por la montaña tienen su parte mística pero, a pesar que esta era la tercera vez que subía al Puigmal, fue la que más sentimientos agridulces me produjo, ya que por un lado tienes la satisfacción de haber subido a lo más alto y bajado por un valle muy inexplorado, y por la otra, la sensación de pena de ver una estación de esquí fantasma, con su esqueleto puesto en la montaña pero sabiendo que los músculos de momento no lo van a hacer mover.
Como siempre os dejo el enlace de la ruta en Wikiloc y también en Strava.