Esquiar por la mañana, que te sirvan un buen 'trinxat' de Cerdanya al mediodía, y pasear por las calles comerciales de Puigcerdà a partir de las 5 de la tarde. Y todo eso en estas fiestas de Navidad en las que nos encontramos de lleno. Parece un buen plan, ¿verdad?
O si lo preferís: subir al refugio-restaurant Niu (nido) del Águila para disfrutar de una panorámica de 360° de los Pirineos, para después tomar una copa de cava o un aperitivo... Por la tarde, visitar las iglesias románicas de los pueblos de la solana de la Cerdanya. ¿Sería también un buen plan, cierto?
Estos son solamente dos posibles planes para vivir un día de las fiestas de Navidad en la Cerdanya, pero es que si le sumamos la agenda après-ski que nos ofrecen las comarcas del Berguedà o el Ripollès, las posibilidades parecen no tener final.
En cualquier caso, disfrutar de las fiestas navideñas estos días en la montaña, y en concreto en La Molina, es una buena opción. Son días divertidos, para pasarlo bien en pistas, con los amigos, con la familia, con la pareja... Hay nieve, se puede esquiar, y se puede hacer en condiciones óptimas. Y hacerlo en La Molina tiene particularidades especiales que la hacen única. Y no, no es una afirmación de recurso, y las razones para afirmarlo son fáciles de entender.
Vamos al grano. Cuando La Molina vio llegar el tren en 1922, y tres años más tarde, en 1925, se construía el chalet-refugio del CEC, se empezaba a proyectar como uno de los principales epicentros de los deportes de nieve en los Pirineos. Y mientras se seguía consolidando como una de las capitales de los deportes de invierno en nuestro país, con nuevos remontes, nuevas edificaciones y más alojamientos. Y llegó el año 1950.
En el primer día de enero de 1950 se organizaba una carrera infantil por parte de los socios del Club Esquí Supermolina, que pernoctaban en el hotel Cérvol Blanc. Y esta es una historia en la que vale la pena prestar atención, porque supone un antes y un después.
Todo empezó cuando el responsable del Club recién formado, se vio rodeado de los gritos y el jolgorio que hacían los hijos de los socios que se rehacían de la velada "après-ski" de Fin de Año. Para calmar el alboroto de los niños, al responsable del Club se le ocurrió organizar una carrera de esquí para ellos. Y fue un éxito, tanto, que se repitió al año siguiente. Y al siguiente... y así año tras año.
Con esa iniciativa nació una de las carreras infantiles más antiguas de Europa. Se sigue organizando ininterrumpidamente desde ese año, a excepción del 2021, cuando se suspendió por la pandemia. La impronta de esta carrera, en plenas fiestas de Navidad, es hoy día una de las señas de identidad de La Molina (Vídeo de la carrera de 2022).
Con el paso de los años, las actividades propias de Navidad se han ido consolidando en pistas. Hay que añadir la tradicional bajada de antorchas de la noche de Reyes (cada 5 de enero) y la posterior llegada de los Reyes Magos de Oriente acompañados por los pajes y las máquinas pisanieves (se hace desde finales del siglo pasado), y que hacen que las fiestas navideñas en este contexto histórico tengan una significación especial. Diferentes. Con sello y marca propia, y eso es lo que vivir la Navidad en La Molina lo hace único.
Por todo ello, la práctica de una actividad como esquí o cualquiera de los deportes de nieve durante estos días en La Molina es hacerlo en un espacio cargado de emotividad. Se viven con una atmósfera y ambiente especial.
Este año la estación ceretana vuelve a encarar unas fiestas de Navidad que ya están aquí, y lo hace con la "responsabilidad" de seguir siendo un referente en la dualidad de la práctica de los deportes de invierno, y la permanencia de unas tradiciones que forman parte, y razón de ser, de su historia e identidad.
Serán diferentes a las de otros años, porque nunca hay dos iguales. Porque hay más o menos nieve, porque hace más o menos frío, porque la tipología de los clientes cambia de un año a otro, o porque las nuevas generaciones piden paso y establecen nuevas costumbres y maneras de vivir la Navidad.
Y en ese sentido, ni mejores ni peores, sino distintas, porque cada época los adapta y se los hace propios. Es en este saber reconvertirse que La Molina ha sabido hacer de su historia el hilo conductor que la ha llevado a un modelo que combina esquí y tradición hasta nuestros días. Adaptarse o retirarse, y que este año se traduce en esquiar con menos nieve que otros años, pero con la misma esencia y pasión de quienes ya estamos acostumbrados a vivir y deslizarnos de acuerdo a los tiempos que tocan.
Este invierno deberé esquiar en muchos lugares, pero tengo claro que en Navidad esquiaré en La Molina, como he hecho en los últimos años: porque se me hace genuino.
No me hago más pesado. A continuación os dejo con la agenda de estos días en la estación y con un vídeo grabado el día 21, contando con el buen soporte de Miguel Soto, colaborador de EsquiaryViajar, bien conocido por algunos de los lectores de Nevasport por otros reportajes aquí publicados, y con el que uno se puede hacer una idea de cuál es el estado de pistas.
Agenda:
Día 25 de diciembre: esquiada con Papá Noel por las pistas, con regalo de caramelos.
Día 28 de diciembre: Santos Inocentes, Encuentro de La Llufa.
Día 28 de diciembre: DJ en Costa Rasa, de 11:00 a 13:00.
Día 29 de diciembre: Opening Après-Ski Alabau by Estrella Damm de 14:00 a 18:00.
Día 30 de diciembre: Après-Ski Alabau by Estrella Damm de 14:00 a 18:00.
Día 30 de diciembre: Marcha Popular nocturna en esquí de montaña hasta Costa Rasa.
Día 1 de enero: 73a edición del descenso Infantil.
Día 4 de enero: Après-Ski Alabau by Estrella Damm de 14:00 a 18:00.
Día 5 de enero: Bajada de Antorchas y llegada de los Reyes Magos de Oriente.
Todos los eventos aquí.
Vídeo en Youtube, protagonizado por Miguel Soto, de cómo está La Molina. Grabado el día 21 de diciembre de 2023.
Y de regalo, algunas imágenes de este domingo 24 de diciembre de 2023.
Si os ha gustado leer Navidad en La Molina, entre la tradición y los tiempos modernos puede que también os interese la lectura de: