Antes que nada, y para entender mejor la importancia y evolución del esquí en La Cerdanya hay que tener presentes algunos precedentes. Y dos fechas claves. La primera: 1908, cuando llegan los primeros esquiadores a La Molina. La segunda: 1937, cuando Font-Romeu instala el primer remonte.
Se iniciaba la historia de las estaciones de esquí en la Cerdanya. En este contexto, el del incipiente negocio de la nieve y los turistas en las zonas de montaña, era previsible que todos los pueblos de las “dos Cerdanya”, la Alta y la Baja, comenzaran a mirar las montañas de los respectivos términos municipales para proyectar la construcción de nuevas estaciones de esquí. Fue a partir de 1950 cuando comenzarían a crearse las nuevas estaciones de esquí de Les Angles 1964, Masella 1967, Porté-Puymorens 1968, Saint Pierre des Fourcats 1971, Eyne 1972, y Puigmal, en el año 1975.
La estación
La estación de Err, ubicada a poniente y en un cara norte de una estribación del Puigmal, siempre ha sido conocida por ser la más frecuentada por los catalanes del Principado de entre las estaciones de la Alta Cerdaña, pero también por ser una estación más bien destinada a los esquiadores de nivel alto o experto.
También se convirtió en la más alta de la Catalunya del Norte, (Departamento de los Pirineos Orientales en Francia), llegando sus remontes más orientales a la cota 2.660 m., a raíz de una ampliación en el año 2004. Esta ampliación la proyectó muy bien entre la comunidad de los practicantes de la modalidad del esquí fuera pista. Ofrecía unos espacios muy valorados por los practicantes de esta modalidad en crecimiento.
Puigmal en sus inicios
Pero volvamos atrás. Los años 70 y 80 fueron de crecimiento económico, tanto en España como en la República francesa, y el esquí y los deportes de nieve eran una de las pocas actividades de ocio que los ciudadanos podían hacer en invierno. En aquellos años iban naciendo estaciones de esquí en ambas vertientes del Pirineo, llegando a la cifra máxima en el año 1985, con la apertura de Puigbalador (esta en la vecina Comarca del Capcir), pero relativamente próxima a Puigmal.
Comenzaría el año 1987, con la inauguración del Túnel del Cadí, una época de proyección y de crecimiento moderado pero sostenido del negocio de la nieve en la Cerdanya, pero que se detendría en 1992.
Después del intervalo de los años 1993 a 1996, un período relativamente breve de crisis, conocido popularmente como “la crisis post-olímpica”, volverían los años de crecimiento acelerado de construcción de segundas residencias en la Cerdanya. En las “dos Cerdanyes”.
A partir de 1997 la zona volvió a vivir tiempos de alegría económica, parecía que todo el mundo quería y debía tener una vivienda para los fines de semana en la zona y, como todo el mundo ya sabe, los bancos concedieron créditos que se transformaron en pisos, apartamentos y chales o casas adosadas.
Las comarcas del Pirineo vivieron una época de oro, se ganaban habitantes de fin de semana o en los períodos de Navidad y Semana Santa. Ante este panorama las estaciones de esquí, en mayor o menor medida, también se beneficiaron. Por lo tanto: si la economía crecía y las perspectivas de futuro eran buenas, ¿ porque no deberían invertir en nuevos remontes y en instalaciones de nieve producida ? Más aún si tenemos en cuenta que el esquí era, es, un deporte y una actividad social, que entonces estaba bien visto y que estaba de moda.
Una conjuntura de amenazas y oportunidades
Pero no todas las estaciones lo hicieron en el mismo momento ni con la misma medida, y precisamente Puigmal fue una de las que más tardó en empezar a pensar seriamente en renovar remontes o en apostar por la nieve producida. Del cambio climático se hablaba, sí, pero todavía no era una urgencia invertir en ello. Como curiosidad, recordar que Masella no vio un solo cañón de nieve hasta el año 1995. Sólo La Molina, Font-Romeu y Les Angles apostaban, año tras año, por esta tecnología. En paralelo, ya se empezaba a hablar, como un proyecto serio, de la posible fusión de Porté-Puymorens con la vecina Pas de la Casa, una unión que se empezaba a ver como una amenaza para el atractivo de las estaciones de toda la Cerdanya.
La década de los 2000
Al llegar a los años 2000 Puigmal ofrecía 35 kilómetros de pistas pero se fue quedando muy anticuada en remontes. Desde la apertura no se había hecho ninguna inversión para cambiar los antiguos telesillas de dos plazas de Cotzé y Les Planes, dos ejes fundamentales en la vertebración de la estación en dos grandes zonas. Tampoco se había invertido en los edificios de servicios, que comenzaban a ser viejos y anticuados y, seguramente, poco atractivos a nivel estético. El pie de pistas continuaba sin oferta de apartamentos ni ningún hotel. Err Puigmal era una estación que se estaba quedando vieja a marchas forzadas.
Inversiones en remontes y nieve producida
Al llegar el año 2003 la estación ya se encontraba, como mencionábamos arriba, muy desfasada, pero contaba con una clientela fiel, no muy numerosa, pero sí muy fiel. Ante la necesidad de modernizar y dinamizar la estación para ganar clientes, se ideó un plan de inversiones para renovarse o morir. Dicho y hecho. El plan en su primera fase pasaba por renovar algunos de los telesquíes y poner otros nuevos.
La inversión se hizo realidad en 2004. Uno de los nuevos teleesquís instalados permitía subir la cota de la estación a casi 2.700 m. Se le bautizó con el nombre de Montserrat y desde arriba a su llegada se podía ver, en días claros, las montañas de Montserrat. Todo un gesto hacia la comunidad esquiadora del sur, principal cliente de la estación de Err. Con los nuevos y renovados telesquíes se abría el dominio hacia los fuera pista más espectaculares y de fácil acceso del Pirineo oriental. A la vez se instalaba en las principales pistas la red de producción de nieve con su correspondiente lago.
Inversión en un telesilla cuatro plazas
En 2005 se volvía a proyectar una inversión vital, estelar y del todo necesaria, o sea, había que implementar la segunda fase. Era urgente cambiar el viejo telesilla dos plazas del sector Les Planes, que ya no daba más de sí, por un nuevo remonte de 4 plazas, un Poma Alpha nuevo, con tapiz de embarque y pinza fija. El momento era propicio. No parecía una inversión descabellada en ningún caso, pues en aquellos años se vivía una verdadera fiebre en el mundo de la nieve, y en muchos casos fueron los mejores ejercicios en facturación para las marcas del sector, por volumen de ventas y por negocio. Además, casi todas las estaciones hacían inversiones cuantiosas y las que no lo hacían eran criticadas, en voz baja, por no hacerlo.
Pero la inversión del nuevo telesilla hecha realidad en 2006 terminó convirtiéndose muy pronto en inviable. Aunque proyectaba Err Puigmal hacia un futuro con mejores garantías, surgieron dos problemas con los que nadie contaba. El primero, que la inversión se hacía a las puertas de la crisis de 2008, con la que nadie contaba. El segundo: el cambio climático era cada vez más evidente en el Pirineo oriental. Err Puigmal no había hecho bien los deberes en esa cuestión y, ya sería mala suerte, después de invertir en el telesilla, llegaron tres temporadas seguidas muy irregulares en nieve en la montaña de Puigmal. La 2006-07 fue un fracaso en las cuentas de explotación, justo cuando más caja había que hacer para comenzar el pago a crédito de la nueva instalación.
Las deudas se acumulan
Hechas las inversiones más importantes llegó el periodo negro en la explotación de Puigmal. Cinco temporadas seguidas con bajada de la clientela sur-catalana por los efectos de la crisis, hacer frente a las inversiones en nieve producida y el telesilla y, para más inconvenientes, tres temporadas seguidas muy irregulares en nieve. Para revertir la situación se hizo una campaña agresiva de precios a la baja para ganar clientela, pero no fue suficiente. La estación ya no parecía competitiva o bastante atractiva ante la competencia, que no se había quedado quieta para nada.
Y llegó el cierre
Y llegó lo peor. Al llegar la temporada 2012-13 las deudas ya sumaban 9.200.000 euros y ahogaban por completo la estación. Imposible hacer frente a las deudas, ni para dejar algo para intentar abrir a la siguiente temporada. En marzo de 2013 se cerraban pistas e instalaciones definitivamente. Perdieron el trabajo cerca de 50 personas de forma directa e indirecta. El municipio de Err, de 740 habitantes, se hace cargo del 75% de la deuda y el resto se lo reparten los municipios que formaban parte del sindicato de gestión. La deuda ya se ha empezado a pagar y se saldará por completo en el 2040.
Orden de desmantelamiento
El verano de 2014 llegaba la orden de la prefectura de los Pirineos Orientales para el desmantelamiento de la sociedad. En lo que hace referencia a las instalaciones estas siguen en pie y no se han desmantelado, a la espera de alguna solución que evite malvender lo que todavía tiene valor.
Se especuló que un operador catalán de estaciones de esquí se había interesado por la gestión de la estación, y aunque no hay nada confirmado sobre este supuesto interés tampoco se ha desmentido. Altiserveice también se interesó en la gestión, pero sus condiciones ya eran inasumibles para el pequeño ayuntamiento de Err y sus socios en la gestión (otros 5 ayuntaminetos del área de influencia). De los posibles inversores para salvar Puigmal con los que se había especulado hace dos años atrás, incluso en este invierno pasado, de momento no hay señales. Nadie se atreve o ve claro cómo se debe reflotar la estación.
Estación bien conservada, deterioro en los detalles
Llegados a este punto el pasado mes de octubre y a finales de mayo visitamos la estación de esquí para comprobar su estado de conservación. De lejos, y sin prestar demasiada atención, la estación presenta un buen aspecto, pero es cuando uno se fija en los detalles cuando se ven los síntomas evidentes de un deterioro inevitable por falta de uso y cuidado.
Los edificios
El pie de pistas es la parte que peor conservada se encuentra: los edificios de servicios del Pla de Cotzé comienzan a presentar un deterioro evidente en los cierres. Las matojos empiezan a cubrir parcialmente las escaleras de acceso. Un precinto evita el paso de las personas, pero es fácil esquivarlo y rodear el edificio principal, momento en que se puede escuchar como el paso de las personas hacen crujir el suelo de una madera vieja.
Las pistas y la traza de los remontes
El trazado de las pistas presenta un aspecto impecable, bien cubiertas de pastos verdes que hacen las delicias de las vacas y terneros que por allí pastan. Por el contrario, la traza de los remontes es una de las partes que peor conservadas se encuentran, con decenas de pequeños pinos que empiezan a ganar unos centímetros, posiblemente porque las vacas no pastan en esas franjas estrechas libres de bosque.
Los paravientos se conservan en su mayoría en buen estado, sólo con algún pequeño tramo abatido. Lo mismo ocurre con las casetas de control y refugio de los conductores de los remontes y telesillas, que se encuentran en buen estado, aunque en alguna caseta la puerta está abierta. Y el detalle: en la caseta de los pisteros todavía estaba sobre la mesa un informe-borrador de la última semana en que se trabajó, con todas las incidencias de esquiadores en las pistas, con el nombre y tipo de lesión, perfectamente anotadas.
Los remontes y los cañones de nieve
Los cañones de nieve de alta presión continúan instalados, brillan al sol reluciente y sólo se han retirado los tubos de agua y aire de abastecimiento. En los de baja presión también se han retirado los tubos, las hélices que impulsan el aire todavía se mueven, pero en algún caso concreto falta parte de la carcasa o la cubierta exterior de protección.
Los teleesquíes continúan con las perchas puestas, como si mañana mismo se tuvieran que poner en marcha. De lejos presentan un buen aspecto pero de cerca se puede ver cómo los cables ya no están tensados. En algunos casos ya han saltado de la guía de la pilona.
El nuevo telesilla, la paradoja
Y lo más chocante. El nuevo telesilla 4 plazas en el sector de Las Planas, bautizado con el nombre de Combe des Rameaux, es la instalación que mejor aspecto tiene de todo el parque de remontes. Se le ve nuevo, reluciente al sol y con las sillas acolchadas en perfecto estado de conservación. Paradojas de la realidad que vive Puigmal, posiblemente sea esta instalación hoy tan bien conservada la que precisamente ha dejado hundida la que un día fue la estación más alta del Pirineo oriental.
¿Cierre definitivo?
Aún con este panorama, el cierre podría no ser definitivo. Hoy, 12 de junio, hemos entrevistado el alcalde Err, Raymond Pouget. En los próximos días os explicamos lo que nos ha contado y lo que podría ser el futuro imminente de Err Puigmal.
Crónica y visitas de Ivan Sanz Tusell realizadas en octubre de 2016, 27 mayo de 2017 y 12 de junio de 2017.
Pista azul Les Perdrix de Puigmal en una imagen disponible en la web oficial de la estación (Puigmal.fr)
Retorno telesilla Cotzé (IST 27/05/2017)
La oficina de atención al público de Puigmal todavía con archivadores y mobiliario (IST 27/05/2017)