Las espinillas (la parte de las tibias que da contra la lengüeta de la bota) son una de las zonas del cuerpo más recurridas por casi todo el mundo a la hora de dar algún consejo. Siempre se dice "aprieta en las espinillas" y la verdad es que el truco suele funcionar. Sin embargo, apretar en las espinillas no es un fin, no es un gesto técnico, sino un truco que, en mi opinión, no debería de enseñarse sin explicar al alumno el porqué de éste, cual es su propósito verdadero y cuáles son sus consecuencias.
Ya sabemos que cuando esquiamos tenemos que transferir presión al esquí, y la mejor manera de hacerlo es "pisándolo". Como no queremos pisarlo sólo en la cola, sino a todo lo largo de su longitud, tenemos que flexionar los tobillos hacia adelante, con objeto de que esa fuerza que estamos haciendo también se aplique en la espátula de la tabla y el esquí se conduzca mejor. Como consecuencia de flexionar los tobillos notamos presión en las espinillas, pero no al revés (ya que podría notar presión en las espinillas, por ejemplo, yendo excesivamente tieso y adelantado) además de que las espinillas no tienen sensores que nos sirvan para regular nuestro equilibrio ni la fuerza que ejercemos con nuestras piernas, y, sin embargo, precisamente los tobillos sí.
Además de todo ello, donde deberíamos notar la presión no es exactamente en las espinillas, sino en lo que el año pasado bauticé como "espibillos" (o "tobinillas", ja, ja), es decir, en la línea imaginaria que va desde los tobillos hasta las espinillas, pues no hay que perder de vista que no sólo ejercemos presión hacia adelante, sino también angulamos los tobillos y, por consiguiente, también notaremos presión en los laterales de nuestras botas.
En fin, lo de la espinilla es un truco que a veces funciona (de hecho lleva funcionando más de un siglo, ja, ja) pero que nuestro cerebro no entiende muy bien, sobretodo si previamente no estábamos centrados (probemos a presionar en las espinillas mientras estamos retrasados sobre los esquís) y que, además, puede explicarse y aplicarse mucho mejor si añadimos unas nociones sobre cómo y por qué gira un esquí.
¡Buenas huellas!
Carolo (c) 2007