Siempre hablo de pensar en los pies al esquiar y, efectivamente, este truco ha proporcionado extraordinarios beneficios en casi todas las circunstancias a infinidad de esquiadores de todos los niveles. No obstante, también he hablado de los beneficios de flexionar los tobillos y de que el movimiento articular parta de esa porción de los pies que los une con el cuerpo al que sostiene.
Bien, la consecuencia de flexionar el tobillo (para transferir presión a la parte delantera del esqui) es que la espinilla presiona contra la lengüeta de la bota (de ahí que los profesores nos hayamos pasado la vida pidiendo que se apriete en la espinilla pero, desgraciadamente, sin llegar a explicar cómo, por qué y para que). Como hemos visto en artículos anteriores, esta presión transmitida en el plano antero posterior, es decir, hacia delante, y combinada con la intención de girar, provoca que el esquí se arquee y describamos más o menos un viraje.
Para mejorar este gesto de presión-canteo, podemos hablar de lo que vamos a bautizar hoy como el “espibillo”, es decir, espinilla – tobillo o, lo que es lo mismo, la combinación entre flexión y angulación del tobillo y lo que sentiremos como consecuencia en las espinillas. El espibillo.
Y lo llamo espibillo porque donde vamos a sentir la presión no es exactamente en las espinillas, sino más o menos en los laterales internos de cada una de ellas. En el esquí exterior, en el lado interno de la misma y, en el esquí interior, en el lado obviamente externo ¿Mucho lío? Pongámonos de pie con las botas bien ajustadas e intentemos flexionar y a la vez angular los tobillos ¿Dónde sentimos la presión de la bota? Pues en el “espibillo”, je, je.
Observemos como en la foto Richard presiona a la vez hacia adelante y al interior de sus botas, en espinillas y tobillos
Cuando tengamos ocasión probemos esto en la pista y, parados, tratemos de notar la diferencia entre sólo presionar hacia delante, sólo cantear lateralmente y, por último, llevar a cabo el gesto combinado del “espibillo”. Hagámoslo esquiando y comprobemos sus beneficios. La presión se transferirá prontamente a las espátulas y los cantos de los esquís, y el comienzo de la vuelta será mucho más dinámico gracias a esa presión temprana.
Como dije anteriormente, los profesores nos hemos pasado la vida enseñando a apretar en las espinillas y a también a cantear pero, en realidad, ni es la espinilla lo que hay que apretar ni simplemente “hay que meter cantos”. La presión sin canteo sirve de poco y el canteo sin presión no sirve de nada.
Espibillos. Quédense con el nombre, je, je.
¡Buenas huellas!
Carolo© 2005