Una versión "casi" oficial, edulcorada, se puede leer en algún periódico de la ciudad de Mendoza. Para los que gustan de los partes de prensa, o de notas que se le parecen mucho (cuidado, nadie está exento de sucumbir ante los encantos de una comunicación oficial lista "para imprimir"), acá va una muestra:
Artículo publicado en Diario Los Andes, de la ciudad de Mendoza, el 05 de Julio de 2011
De todos modos, me permito humildemente recomendar su lectura, tiene alguna info que vale la pena conocer.
Pero si sos de los que gusta de la información en primera persona, de vivir lo que viven los actores principales del mundo de la nieve, esquiadores, snowboarders y turistas, dedicanos unos minutos. Seguro no te vas a arrepentir:
La decisión:
No es fácil para los que tenemos trabajo y familia "escaparnos" un día Lunes. Una feliz combinación de trabajo independiente y esposas comprensivas nos posibilitó a mi amigo Víctor y a quien esto escribe permitirnos ese lujo.
La tentanción era grande. Día de apertura, día de "Marcha Blanca", acertadísima definición que utilizan los hermanos chilenos para definir ese día en que los centros de esquí permiten a sus usuarios utilizar los medios de elevación sin pagar un "mango".
¿Despertarse a las 04:00, comenzar el viaje en coche a las 05:00, llegar al centro de esquí a las 10:00, esquiar hasta las 17:00, tomar algo calentito y viajar de vuelta a casa para llegar a las 23:00?. Demasiado para dos señores que ya festejaron los 40. Hace poco, pero ya se festejaron.
Mejor, vuelta a la pasión adolescente/jóven del interminable viaje en micro (bus, o autocar, como gusten decirle). Claro, así el que maneja es otro.
El viaje:
La ciudad de Mendoza vive por estos días una ola de frío polar. La cita era para la medianoche del 3 de Julio, para salir ni bien iniciado el 4:
En esas dos cuadras de la avenida Las Heras donde se concentra un gran número de agencias de viaje, el panorama era este:
Las veredas llenos de ansiosos como nosotros
En las calles, decenas de micros esperaban por quienes los abordarían en minutos para emprender el viaje.
Los rentals, en mitad de la noche trabajando a full
Ya abordo de nuestro transporte, las sonrisas y la animación general, daban muestras de que las expectativa era grande.
Butacas algo incómodas no fueron obstáculo para un placentero sueño de casi 5 horas. Sepan disculpar la falta de imágenes. Los motivos son obvios.
La llegada:
Ya en Las Leñas, con un frío que calaba los huesos, asomando tímido el amanecer, el peregrinaje a las pistas comenzaba, sin prisa pero sin pausa. Lo de sin prisa sería un inmenso error.
Unos 400 metros de fila para pagar el seguro del esquiador, valuado en 30 pesos argentinos, más o menos 5 euros.
Y las pistas que llamaban.
Interminables filas para los "privilegiados" residentes de la provincia de Mendoza, únicos posibilitados de emprender la "Marcha Blanca".
LLegando a la plaza del edificio de escuela de esquí y ticket office, nos enteramos que el trámite del pago del seguro y obtención del ticket habilitante para acceder a pistas, es personal: cada persona debía pasar por ventanilla para abonar el importe citado y retirar el pase. Sí, leiste bien, pasar por ventanilla, así, sin "s" al final. Sólo una ventanilla para 400 metros de fila de ansiosos esquiadores. Nuestra espera: 2 horas 45 minutos, con las botas puestas y los cuádriceps en alerta amarillo.
Cuando menos, el día se imaginaba hermoso
Ya se formaban filas para acceder a los medios de elevación.
La base del cerro poco a poco se iba poblando de esquiadores y snowboarders.
A esquiar:
Por fin, llega nuestro turno. Abordamos la telesilla Vesta, hacia la base media del cerro.
En primer plano, la telesilla Minerva. Al fondo, Caris.
Teleskí Minerva y telesilla Caris. Abajo, un panorama del discreto pero funcional snow-park. Algunas rampas, algunos saltos, y algunos valientes. De estos últimos, más bien pocos.
La pista Caris I, pisada, pero no alisada, como alcanza a apreciarse en la imágen. Este fue un caso extremo, no todas las pistas estaban en tan lamentables condiciones. Sí podemos decir que la totalidad tenía un pisado o alisado deficiente. No encontrábamos con innumerables inperfecciones que obligaban a estar muy atento todo el tiempo, corrigiendo trayectoria y equilibrio con fuerza de piernas.
En este sentido, confiemos en Las Leñas. Su tratado de pistas es generalmente excelente. Esperemos que en el futuro cercano esto vuelva a ser así.
La base, desde la pista Caris II
Subiendo por telesilla Caris.
Pista Minerva I.
Ese inconsciente que se hace llamar Dante Argentino, en un pobre intento de fuera de pistas. Hubo una caída. Lamentablemente la imágen se estropeó.
Ya en la base de cota media. ¡Qué tranquilidad!.
Subimos telesilla Vulcano.
Arriba, sobre el filo, se ven algunas columnas de la legendaria aerosilla Marte.
Pista Vulcano I abajo en la imágen. Más arriba, Vulcanito.
¿Padrinos de la mafia sobre esquíes?
Saliendo del teleskí Iris, luego de abandonar la telesilla Marte, el esquiador experimentado puede tomar hacia la derecha y hacer estos muy buenos fuera de pistas que se ven en panorámica, llegando hasta la parte superior de la pista Vulcano.
Bajamos por Vulcano.
Desde la cima de los teleskís Eros, observamos la base. La "movida social" ya había comenzado. Los paradores, colmados de aquellos que habían cambiado las tablas por café o cerveza.
Telesilla Venus y pista Venus I. 1,3 km de paraíso para principiantes. Abajo, su gemela Venus II, servida por el teleskí del mismo nombre.
Algunas (malas) imágenes de la también legendaria Cenidor, bautismo de fuera de pistas para muchos. Sobre el filo, algunos incansables intentando una bajada más, cuando ya el sol cantaba las urras.
Por supuesto, la también apetecible Telesilla Neptuno y sus pistas Neptuno I y Neptuno II cerradas. Desde la parte superior de estas pistas se accede a la joya de la corona, Marte, y sus inmensas posibilidades. Pero la regla es que esté cerrada. La historia oficial dice que siempre por viento, o por alguna ocacional avalancha.
El éxodo:
La jornada se agotaba (nosotros también). El lento y resignado volver a nuestros refugios rodantes.
Nuestros ocacionales compañeros de viaje. Cuando toca viajar con gente joven, y esto siempre sucede en días de "Marcha Blanca", puede llegar a ser un suplicio (lo mismo habrán dicho de nosotros 20 años atrás). En este caso, los chicoos fueron un ejemplo de simpatía, cordialidad, buenos modales y camaradería. ¿Quién dijo que la juventud está perdida?
La tropa "reventada". El actor principal en estos regresos, casi siempre es el silencio. Esta no fue la exepción.
Otra madrugada, 24 horas después:
Rostros adustos, espera interminable para devolver los equipos en los rentals. Custodia policial y clientes ingresando de a 4 o 5 para hacer más ordenada la tarea. Resignación por lo que ya no es, pero una sonrisa al recordar lo que fue. Un día especial, como todos los de Marcha Blanca.
Nosotros, un poco más afortunados, cargamos los equipos propios al coche, estacionado a escasos metros, y a casita, a soñar con la próxima.