Fotos: Javi Alonso-colortriggerphotograpy
Con la colaboración de Ander González Larumbe
Hace años que el concepto SUV llegó al mundo de los esquís. La progresiva segmentación de las categorías, cada vez más especializadas (pista, slalom, race carving, freeride…) propició la aparición de una nueva propuesta en la que, paradójicamente, se buscaba lo contrario: versatilidad. Nacieron los esquís all mountain, con los que podemos desenvolvernos en cualquier tipo de terreno. Son, sin duda, los esquís más completos, capaces de conducir virajes en pista y al mismo tiempo responder con solvencia en nieves sin preparar; la mejor opción como esquí único.
Pero la evolución no se detiene. Los all mountain también se especializaron, desdoblándose en modelos más pisteros y otros más orientados al fuera-pista, tal y como desglosamos en el test que publicamos cada año en el Catálogo Esquí Pro. Y esta evolución ha dado pie, otra vez, a la aparición de una nueva categoría de esquís.
Ensanchando el patín
Allround, Wide Body, Plus, All-Condition… la denominación todavía no está clara, pero la idea se ha extendido por los catálogos de la mayoría de marcas. Partiendo de la arquitectura de un esquí de pista, se le añaden unos milímetros extra de anchura (hablamos de patines de 75-80 mm o más). Este incremento de cotas aporta, sobre el papel, ciertos beneficios: la mayor superficie proporciona una mejor respuesta en terreno irregular y una superior flotación en nieves blandas. Al mismo tiempo, la geometría y la construcción permiten que el esquí conserve las cualidades de un modelo de pista.
¿Inconvenientes? Se supone que perdemos algo de agilidad, pues al ser más más ancho no es tan rápido de maniobrar y su cambio de canto no es igual de inmediato.
Esto es lo que dice la teoría. Vamos a corroborarlo sobre el terreno.
Atomic versus Atomic
Para llevar a la práctica la comparación entre un all mountain y un allround hemos contado con la colaboración de Atomic, que nos ha cedido en primicia dos modelos de la temporada 2025. Por un lado, el Redster Q9.8 Revoshock S y por otro, el Maverick 88 Ti.
El Redster es un deportivo esquí de raíz pistera, con ADN casi de competición: construcción sandwich con núcleo Power Woodcore de fresno y álamo, reforzado con titanal, y el sistema de estabilización Revoshock S, formado por cinco módulos de acero sobre una base de elastómero. En cuanto a la geometría, su patín de 84,5 mm se combina con un perfil 100% clásico, sin rocker.
La marca anuncia un peso de 3,283 kg en talla 173 cm, fijación incluida.
Por su parte, la construcción OMatic del Maverick tiene un planteamiento claramente más off-piste. El núcleo Light Core es de madera de álamo, con una lámina de titanal. La geometría Flow Profile sí que tiene rocker, un 15% en la parte delantera y un 10% en la cola, e incluye el diseño HRZN aligerado en la espátula. El patín es de 88 mm, poco más que el del Redster.
Su peso es de 1,8 kg, a lo que hay que añadir aproximadamente otro kg de la fijación (2,8 kg en total).
Dos personalidades, misma diversión
Compartimos algunas bajadas con Ander González, probador en el test de Esquí Pro, ex corredor y entrenador en el centro de pretecnificación del Valle de Arán y el Copos Ski Club. La dinámica de pruebas sería la habitual: poner los esquís en la nieve… ¡y disfrutar de las buenas condiciones que teníamos a finales de enero en Baqueira Beret!
Nos fuimos intercambiando ambos modelos, con el objetivo de contrastar el comportamiento de uno y otro. Una matinal en la que, sobre todo, nos deleitamos con la excelente respuesta de dos de los buques insignia de Atomic. Realmente, tanto el Redster Q9.8 como el Maverick 88 Ti van muy, pero que muy bien…
La primera impresión es que el Redster es más consistente. Un auténtico esquí de pista, sólido y potente, pero dosificable. El Maverick es claramente más liviano, una sensación que se percibe desde el momento de calzarnos los esquís y que se confirma en los primeros virajes.
El Redster es deportivo y preciso, tiene muy buena estabilidad y su firmeza transmite mucha confianza sobre los cantos. Podemos buscar la conducción sin reservas, pues aguanta con precisión la trayectoria sin ceder bajo apoyos enérgicos.
Respecto a la pérdida de agilidad por la mayor anchura de patín, lo cierto es que no es significativa. No se puede considerar como un punto en contra. Y a cambio conseguimos una mejor gestión de las irregularidades y un comportamiento más fiable cuando la pista no está en perfectas condiciones (al final del día, por ejemplo) o en nieves blandas.
En cuanto al Maverick, se aprecia su mayor ligereza -son casi 500 gr de diferencia- y su superior maniobrabilidad; en ello tiene mucho que ver el perfil con rocker. Esto compensa su mayor anchura. Es un esquí más manejable y versátil que el Redster, con una capacidad muy alta de adaptarse al terreno; pero no tiene la precisión en el guiado que nos aporta el perfil sin rocker del allround.
No obstante, nos ha sorprendido su conducción en pista. Es realmente buena; no tanto como la del Redster -que desliza sobre raíles-, pero es capaz de girar con una gran precisión.
Indicar que ambos modelos tienen un excelente agarre de cantos, algo que cabía esperar del Redster pero no tanto del Maverick.
¿Cuál elegir?
Con Ander coincidimos en que no sabríamos decir cual nos gustó más. Las prestaciones del Redster Q9.8 son muy elevadas y transmite mucha seguridad a alta velocidad y sobre los cantos, con independencia del estado de la nieve. Pero es algo más exigente y específico para pista.
El Maverick 88 Ti es la versatilidad en su máxima expresión. No alcanza el mismo nivel de eficacia sobre los cantos, pero no anda lejos. Y su capacidad de adaptarse tanto a la pista como al fuera-pista es superior. Por otro lado, el rocker y su menor peso se traducen en una alta manejabilidad.
¿All mountain o allround? Como siempre, la decisión dependerá de nuestras preferencias. Si lo tuyo es mayoritariamente la pista, la elección es el allround. Pero si te gusta explorar más allá del terreno pisado, el all mountain te facilitará las cosas.
Las marcas nos lo ponen cada vez más complicado para elegir…
Bendito problema, bendita evolución.